Llamados a alabar a Dios
La maravilla de la fe cristiana es que somos invitados a alabar no sólo en los momentos de alegría y de triunfo, sino a ir aún más allá: ¡alegrarnos de que Dios sea Dios!
Una experiencia muy edificante son las peregrinaciones a santuarios significativos. En nuestra región, al de la Virgen de Lourdes (Alta Gracia), al del Cura Brochero; a nivel nacional, a la Basílica de la Virgen de Luján y del Señor del Milagro (Salta). A nivel internacional, a Tierra Santa y a Santiago de Compostela (España), entre otros.
Son un símbolo de la propia vida: subidas y bajadas, caminos y senderos de pavimento, de tierra, de arena o de piedras, momentos de soledad, de compañía y de reencuentro, el cansancio y el deseo ardiente de llegar, la alegría por el camino realizado.
Las peregrinaciones son un símbolo de nuestra humilde y esperanzada existencia que va en camino hacia la casa del Padre. Al llegar a la meta, luego de varios días y a veces semanas de caminata, el corazón se llena de alabanza y gratitud.
Así es nuestra vida. Por eso estamos llamados, en medio de las vicisitudes cotidianas, a cuidar la esperanza, a cuidar la alegría, ¡porque la gran razón para alabar es que Dios nos ama!
* Sacerdote católico, miembro del Comipaz