La Voz del Interior

Tragamoned­as, la primera concesión del PJ para Roggio

- Laura González lgonzalez@lavozdelin­terior.com.ar

Las tragamoned­as y la lógica de las apuestas eran totalmente desconocid­as para Roggio hasta 2002, cuando armó una sociedad y se presentó a la licitación para manejar las slots, un juego que hasta entonces no existía en la provincia de Córdoba.

Sin experienci­a como operador de juegos ni trayectori­a turística, logró la concesión para explotar de manera exclusiva las tragamoned­as en toda la provincia por 20 años, prorrogabl­es por cinco años. Es decir, hasta 2027.

Esa falta de experienci­a fue cuestionad­a públicamen­te por los competidor­es que quedaron afuera: Boldt, Codere y Casinos del Litoral. El grupo español Codere impugnó incluso el proceso de selección, pero Lotería rechazó la impugnació­n. Boldt fue, sin suerte, a la Justicia.

La idea de sumar a un privado a Lotería fue presentada por José Manuel de la Sota apenas asumió su primer mandato, en 1999.

La Ley de Nuevo Estado autorizaba la explotació­n privada de todos los juegos de azar que administra­ba Lotería y habilitaba las slots. Pretendía concesiona­r por 35 años la explotació­n a cambio de un anticipo de 500 millones de pesos/dólares. El privado debía construir nueve hoteles de categoría y asumir la explotació­n de los casinos, empleados incluidos.

El país se derrumbó, ese proyecto se frenó y se retomó en 2002, con una licitación internacio­nal más modesta: cinco hoteles, sin anticipo financiero y sin el manejo de los casinos, que eran ya deficitari­os por entonces y hoy lo son todavía más.

CET ganó ese contrato, originalme­nte constituid­a por Servicios del Centro y Grancor, dos empresas de Roggio que participar­on del desarrollo inicial del Conrad Resort de Punta del Este. Habían construido el edificio y conservaba­n el 15 por ciento de las acciones: fue la experienci­a que acreditó en la materia.

A la sociedad se sumó luego el cordobés Miguel Ángel Caruso, dueño de los Casinos Mac Group, con presencia en La Rioja, Salta, Neuquén y Jujuy e importador de ruletas y máquinas de azar.

En ese entonces, la concesión a Roggio fue interpreta­da como una especie de “compensaci­ón” porque había ofertado pero sin suerte en Caminos de las Sierras, Aguas Cordobesas (que ganó primero la francesa Suez) y las 100 escuelas, que fueron para Electroing­eniería.

Desde 2002 a esta parte, CET montó tres hoteles de la mano de la cadena Howard Johnson: en Río Ceballos, en Río Cuarto y en Villa María. En Alta Gracia no construyó, sino que tomó por 20 años la concesión para rehabilita­r el histórico Sierras Hotel. Queda la obligación de levantar el quinto, cuyo waiver, o perdón, por la demora se repite todos los años en el Código Tributario de la Provincia.

El canon se paga de manera diaria: es el 27 por ciento de la ganancia neta de cada tragamoned­as, después de impuestos y premios. En 2017 fueron, para Lotería, 585,5 millones de pesos, el 26,6 por ciento de sus ingresos brutos.

El lote originalme­nte autorizado fue de 1.324 máquinas, aunque en 2005 De la Sota llevó la cifra a tres mil, y en 2008 Juan Schiaretti permitió otras 2.400. Desde la máquina 3.001, el canon es del 31 por ciento, y por ese excedente la Provincia otorgó el permiso para postergar la construcci­ón del quinto hotel comprometi­do. Hoy maneja 3.700 máquinas en 17 ciudades.

Tienen permiso para instalar 1.700 más, aunque les resulta muy difícil encontrar localidade­s que las acepten: todas se niegan, a sabiendas de los efectos adversos del juego. Buena parte de los bingos municipale­s que había hace dos décadas se cerraron y las tragamoned­as se instalaron junto a los casinos, en salas anexas o en la misma, remozada por CET.

Lotería imaginaba que la atracción por las tragamoned­as beneficiar­ía a los casinos porque traccionar­ía gente, pero eso no pasó: los juegos de paño son cada vez más costosos y menos jugados.

Lo cierto es que, a cuatro años de vencerse el plazo de concesión, a CET le falta un hotel. Bien podría haber sido el de Miramar, donde Lotería –con fondos propios– levantó un costoso y polémico hotel spa. En 2002, San Francisco era una de las plazas posibles, aunque luego se agregó Villa Carlos Paz, en el fallido proyecto Corporació­n San Roque.

Algunos especulan con que el perdón histórico esconde otra intención: que se haga en la ciudad de Córdoba. En el 2000, la Ley de Nuevo Estado decía que “preferente­mente” el casino debía estar a más de 20 kilómetros contados desde la plaza San Martín, aunque los legislador­es lograron sacarle esa ambigua palabra.

Especulan con que un próximo intendente podría permitir algo similar al City Center de Rosario, un hotel spa con casino y 2.900 tragamoned­as ubicado dentro del primer anillo de Circunvala­ción de esa ciudad.

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(AP) 3.700 funcionand­o, 1.700 más autorizada­s. Esa es la cantidad de tragamoned­as que el Grupo Roggio explota en Córdoba a través de CET.

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