La Voz del Interior

Racing, un luchador que no se rinde

- Gustavo Farías El expediente gfarías@lavozdelin­terior.com.ar

El fin de año le cambió el semblante y el pulso de Nueva Italia vive al compás del entusiasmo de un Racing que quiere volver a creer. El 93 aniversari­o del club, celebrado ayer, lo encuentra ante una situación que anhela sea la bisagra de una historia colorida que se “despintó” hace ya más de un cuarto de siglo.

La Academia, esa misma que fue capaz de embanderar a toda la provincia detrás de sus colores en los ’80 y de gritar campeón en la lejana Corea, tiene la ilusión de trepar los numerosos escalones que retrocedió tras aquel doloroso descenso de 1990, cuando un 0-5 ante Chaco For Ever , en cancha de Boca, lo sumergió en las categorías de ascenso.

Nunca tan lejos del círculo superior del fútbol nacional, desde mañana Racing se jugará la última chance de atrapar uno de los cuatro ascensos al Torneo Federal A, el premio por el que pujaron 160 clubes (¡sí, 160!) en un certamen irracional donde las entidades invierten más en la ruta que en los valores que pueden poner en cancha.

Pero el entusiasmo está en marcha para revitaliza­r a un club que vio la luz en 1924, cuando un grupo de adolescent­es edificó, desde la nada misma, el sueño de conformar una entidad que pudiera animarse a competir contra los fantástico­s cuadros porteños o rosarinos y al cual un chico neoyorquin­o de 18 años, José “Pepino” Salomone, propuso el nombre de Racing, por su admiraPero ción hacia el club de Avellaneda. Claro, es que éstos vivían sus años dorados de la mano de Pedro Ochoa, el “Messi” del momento, a quien Carlos Gardel eternizó en el tango “Patadura”, expresando su deseo de ser como “Ochoíta, el crack de la afición”.

La chispa de la pasión estaba encendida. Los primeros pasos no fueron muy felices y el club anduvo en un sube y baja en los torneos locales, hasta que en 1953 festejó su primer título en Primera: el Preparació­n de la Liga Cordobesa. Fue el inicio de un Racing que comenzó a meterse en la discusión de los otros “grandes” del fútbol cordobés: Belgrano, Talleres e Instituto.

el anhelo de entreverar­se entre los mejores del país seguía siendo una utopía que se derrumbó en los ’70, cuando el fútbol cordobés vivió su época dorada. En 1978, de la mano de Alfio Basile, llegó al Nacional y sólo dos años más tarde protagoniz­ó la final del mismo, ante Rosario Central, en un Chateau Carreras repleto que lo aplaudió de pie aun cuando la copa se marchó para Arroyito.

Los años lo llevaron a una histórica gira por Asia y por caminos de gloria y frustracio­nes, pero la llama de la ilusión, prendida hace 93 años (cumplidos ayer), nunca se apagó. Racing sigue de pie y da lucha. Como ayer, como hoy y como siempre.

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