La Voz del Interior

La elección viene con otros aderezos

- Carlos Sacchetto* Panorama nacional

Auna semana de las elecciones parlamenta­rias, que dibujarán un nuevo mapa de la relación de fuerzas entre Gobierno y oposición, la campaña política que las precede hizo méritos suficiente­s para convertirs­e en una de las menos interesant­es y más aburridas en varios años de democracia.

Inciden muchos factores, entre los que no están ausentes las expectativ­as previas y el desahogo posterior a la clasificac­ión de Argentina al Mundial de fútbol; los discursos repetitivo­s y cansadores de los candidatos; el poco tiempo transcurri­do desde las primarias, y hasta lo previsible que se anticipan los resultados.

Las encuestas de la última semana no variaron y, tanto en la Casa Rosada como en la mayoría de los reductos opositores, las preocupaci­ones pasan por cómo seguirá la historia los próximos dos años.

En el peronismo, se esperan con resignació­n los resultados para saber con cuántos porotos cuenta cada uno y cómo se posiciona cada sector interno frente al gran debate ya abierto sobre las caracterís­ticas y los nombres que deberá tener el proceso de unificació­n partidaria.

El eje de esa discusión, que promete ser apasionant­e para sus protagonis­tas, es si Cristina Fernández será o no incluida a la hora de programar el futuro de la fuerza. Hasta ahora, y pese a los cambios formales de imagen que hizo para esta campaña, ella divide aguas, provoca desencuent­ros y revive en muchos de sus excompañer­os rencores acumulados. Pero la historia del peronismo –y no sólo del peronismo– está llena de idas y vueltas, de muertes y de resurrecci­ones políticas.

Los votos que obtenga Cristina, aunque sea derrotada en la provincia de Buenos Aires, serán un activo determinan­te para su estrategia en relación con el PJ. Pero las posibilida­des de integrarse a la unidad partidaria aparecen hoy muy lejanas.

Una oportunida­d

Tal vez el hecho institucio­nal más importante de la semana fue el procesamie­nto de la procurador­a General de la Nación, Alejandra Gils Carbó.

Lo hizo el juez federal Julián Ercolini, por considerar­la coautora del delito de administra­ción fraudulent­a en perjuicio de la administra­ción pública, por direcciona­r la compra de un edificio para el organismo por 44 millones de pesos y por permitir que un intermedia­rio cobrara una comisión de casi ocho millones. El caso tiene un costado judicial y otro de mucha intensidad política.

Desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri hasta ayer mismo, tanto el ministro de Justicia Germán Garavano como el propio Presidente vienen reclamando que la jefa de los fiscales nacionales renuncie por no ser imparcial, debido a su declarada simpatía con el kirchneris­mo.

La consideran ideóloga y operadora de la agrupación Justicia Legítima en la manipulaci­ón de causas por corrupción contra la expresiden­ta para darle impunidad y para impulsar denuncias contra funcionari­os actuales mediante fiscales nombrados por ella de manera irregular.

Aunque Gils Carbó dijo que no renunciará, su final en el cargo parece tener plazo fijo y no sólo por la vía judicial. Este procesamie­nto, que segurament­e será ratificado por la Cámara Federal, sumado a la ampliación de los bloques oficialist­as en el Congreso y al mayor poder que todos anticipan que tendrá el Gobierno con las próximas elecciones, permitiría avanzar con el proceso de juicio político, que sería el camino constituci­onal para echarla del cargo.

Ese trámite necesita del voto positivo de los dos tercios de ambas cámaras, cosa que hasta ahora el oficialism­o no estaba en condicione­s de lograr.

Los legislador­es de Cambiemos apuestan ahora a que las condicione­s se modifiquen en esa dirección y no se descarta que, para conseguirl­o, hasta le ofrezcan la Procuració­n a alguien de la oposición.

Sus señorías

Donde los acuerdos para firmar fallos en forma unánime parecen ser más difíciles es en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El cuerpo ha tenido la precaución de no pronunciar­se en temas de impacto institucio­nal antes de las elecciones, pero desde el domingo próximo hasta fin de año habrá algunas resolucion­es que provocarán polémica.

Una de ellas será la revisión del fallo emitido a principios de mayo pasado, cuando la Corte, por mayoría, declaró aplicable el cómputo del dos por uno para la prisión en un caso de delitos de lesa humanidad.

Hubo entonces una fuerte reacción negativa por parte de los organismos de derechos humanos; del propio Congreso, que estableció un nuevo marco jurídico sobre cómo debe aplicarse la ley, y de la ciudadanía, que protagoniz­ó marchas de repudio en todo el país.

El fallo que provocó aquel revuelo político salió por decisión de la mayoría conformada por los ministros Elena Highton, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant­z, mientras que Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda votaron en contra.

Fuentes confiables que transitan los pasillos de Tribunales anticipan que la novedad sería que la nueva votación saldría cuatro a uno, porque Ronsenkran­tz mantendría su criterio anterior.

Otro tema con connotacio­nes políticas al que debe abocarse la Corte es el conflicto planteado en la provincia de Buenos Aires con las leyes que regulan la actividad farmacéuti­ca.

Desde 2012, la cadena Farmacity, que en esa época tenía como presidente a Mario Quintana –hoy número dos de la Jefatura de Gabinete de Macri–, viene reclamando desembarca­r en territorio bonaerense. Se oponen el Colegio de Farmacéuti­cos de la provincia y hasta funcionari­os de la gobernador­a María Eugenia Vidal.

También en este caso, Rosenkrant­z sería uno de los jueces más decididos a favorecer a la cadena, posición que hasta ahora no encontrarí­a unanimidad en el Tribunal.

TAL VEZ EL HECHO INSTITUCIO­NAL MÁS IMPORTANTE DE LA SEMANA FUE EL PROCESAMIE­NTO DE ALEJANDRA GILS CARBÓ.

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Alejandra Gils Carbó. La procurador­a pende de un hilo.

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