Del nudo vial de Kammerath al túnel de Mestre
En mayo de 2000, el entonces intendente de la ciudad de Córdoba, Germán Kammerath, enviaba al Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza por el cual se pedía autorización para reubicar lo que había en la superficie de la plaza España para construir allí un nudo vial.
Esa obra venía acompañada de otras intervenciones similares que tampoco se concretaron: en Sabattini y Tránsito Cáceres de Allende; en Monseñor Pablo Cabrera y Castro Barros; en Colón y Sagrada Familia, y sobre la ruta 19. Se ejecutarían con un crédito del BID por 66 millones de dólares.
Eran la continuidad de los nudos viales diseñados antes durante la intendencia de Martí, que incluyeron el Mitre, el de la exseccional 14 y el de Cardeñosa, que sí se materializaron.
Eran parte de un diseño basado en una biblioteca que hoy está en discusión: el de la solución a los problemas de tránsito a través de intervenciones viales que no jerarquizan al transporte público sobre el individual.
El intendente Mestre opta por un túnel en lugar de un nudo vial, pero con esa misma lógica de no discriminar los modos. Y ese es el punto más cuestionado por los urbanistas.
Los críticos ejemplifican con la realidad de dos nudos viales: el Mitre y el 14 –en el Cerro de las Rosas–, que ya son escenarios de demoras y atascos en el tránsito. En el primero, con largas colas hacia Lugones y hacia la Bajada Pucará. En el segundo, dependiendo de la hora del día, en sentido hacia el Centro o viceversa.