La Voz del Interior

Conmovidos

Dijeron estar sorprendid­os y angustiado­s por lo sucedido.

-

Ayer, algunas personas que supieron trabajar con los involucrad­os en la masacre, tanto las víctimas como el victimario, reiteraron que todo les cayó de sorpresa. Agregaron que Suárez y los fallecidos eran “muy buenas” personas y dijeron que nadie esperaba un desenlace como el sucedido. está en un complejo de 24 unidades ubicado en Béccar Varela 638, San Fernando.

El 4A es un rectángulo de escasas dimensione­s, donde la cocinacome­dor, el baño y la pieza hacen las veces de refugio para este vecino al que los otros residentes calificaro­n como una “excelente” persona, aunque poco sociable.

Ayer, en la cuadra y en el mismo complejo, donde la mayoría alquila, todos mostraban la misma reacción: sorpresa ante una reacción inesperada.

Mónica, que vive al frente, dijo ser casi la única que tenía un contacto un poco más afable que el clásico “buenos días” y “buenas noches” de rigor, con el que la mayoría lo trataba.

Suárez se había mudado allí hacía dos años y medio. Antes, estaba en “la pajarera”, un complejo con un largo historial de usurpacion­es y delitos ubicado a unos 200 metros de allí. Se mudó “cansado de los robos”, le dijo a Mónica.

En su nueva residencia, no tuvo mayores problemas. De manera rutinaria, se despertaba para salir a correr a las 5.30, iba a un gimnasio ubicado a dos cuadras y luego, ya bañado, se subía al ómnibus de la línea 600 para ir a su trabajo, el mismo de los últimos 10 años.

Ya de regreso, se recluía en su departamen­to. Siempre solo, ya que había cortado hace tiempo cualquier vínculo familiar, y nadie recuerda haberlo visto recibiendo a alguna visita.

Recién ayer a la tarde, a más de 24 horas de la masacre, los investigad­ores policiales localizaro­n a una tía.

“Estamos viendo quién es, qué hacía, a quiénes veía, porque nadie sabe nada de él”, apuntó una fuente policial de Homicidios.

Suárez era un solitario, pero nadie lo describe como hosco o huraño, sino que aquellos que lo cruzaban en el complejo dicen que siempre era correcto en el trato, amable y respetuoso.

Las sobras de comida se las daba a un perro de un vecino y ayudaba a acomodar la basura cuando los gatos rompían las bolsas de los canastos.

“Nunca dijo que tenía problemas de salud ni de trabajo”, agregó Mónica, quien dijo que sólo sabía que Suárez era hincha de Boca, ya que solían cruzar algún que otro comentario futbolísti­co cuando se encontraba­n en la calle.

El hombre le había dicho, también, que pensaba mudarse más cerca de su trabajo, para evitar viajar tanto en ómnibus.

Los policías que efectuaron el procedimie­nto encontraro­n la carta y algunos efectos que pueden contribuir a la investigac­ión. Se secuestró un papel que indicaba un turno con un urólogo, como único rastro de su posible afección prostática.

Por el momento, sus motivacion­es siguen siendo una incógnita. Más allá de sus dichos a la hora de entregarse, hay poca evidencia que sustente esa versión.

Mientras tanto, los policías que aguardan en el Hospital de Urgencias la mejoría de Herrera saben que su palabra es fundamenta­l para intentar cerrar y entender esta macabra historia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina