Los policías también son víctimas de robos frecuentes
Se reiteran asaltos a uniformados, tanto hombres como mujeres, que andan solos de noche o de madrugada en Córdoba. El arma, el botín más buscado. Otros efectivos han terminado patoteados en la vía pública.
Caía la tarde del sábado y la policía acababa de terminar su jornada laboral.
Tras bajarse de un patrullero, la oficial comenzó a caminar sola rumbo a casa. A poco de andar, aparecieron motochoros en contramano. Pese a que iba uniformada, los delincuentes no se amedrentaron y uno de ellos, armado, la asaltó y le sustrajo la mochila. En el bolso estaban, entre otras pertenencias, su pistola reglamentaria y la credencial.
Sucedió en avenida Mosconi, cerca del cruce con Juan B. Justo, al norte de la ciudad de Córdoba.
Lejos estuvo de ser un caso aislado. El episodio se agrega a una preocupante ola de ataques y robos contra efectivos policiales, que se viene registrando en los últimos tiempos, en calles de Capital y ahora también en el interior.
Si bien muchos de estos casos tuvieron por blanco a efectivos que iban uniformados, hubo otros robos contra policías que, a pesar de que iban de civil y que se identificaron como tales, terminaron siendo víctimas igual.
Las autoridades policiales están preocupadas, aunque los episodios no se admiten del todo en público. El hermetismo es regla en estas situaciones. Sin embargo, fuentes oficiales reconocen que se vienen dando robos contra policías y añaden que también se ven ataques a uniformados cuando intentaban interceder en peleas a la salida de locales nocturnos.
El pasado fin de semana, por caso, un efectivo fue atacado por una barra de jóvenes que lo emboscó, de noche, en una estación de servicio de la ciudad de Río Cuarto. El oficial terminó con algunas lesiones y no está confirmado si sufrió el robo de su arma.
Esa misma noche, en otro episodio, un grupo de personas baleó el auto de un policía en Río Cuarto. Sucedió que el agente, franco de servicio, había salido a la calle para intentar controlar a unas personas que atacaban otro domicilio. Fue entonces que uno de los agresores, como represalia, le disparó directo a su auto.
Noches atrás, por otro lado, otra joven policía fue patoteada a la salida de un boliche en Alta Gracia. Fuentes oficiales señalaron que la oficial quiso detener un disturbio. Terminó siendo golpeada y sufrió la sustracción de su pistola. El arma fue luego recuperada tras un impresionante operativo.
Inquietud
No hay cifras sobre estos casos y nadie habla oficialmente. Sin embargo, desde la fuerza admiten que hay una realidad “inquietante”. “En algunos barrios, y zonas, no hay respeto para quien anda solo de uniforme”, admitió un oficial de alto rango.
Varios casos tienen un patrón común: los policías –mujeres y hombres– son atacados cuando andan solos de noche ya sea cuando van o vuelven de trabajar.
Si bien algunos jefes policiales califican estos golpes como hechos “comunes” de inseguridad (“los delincuentes asaltan al voleo en las calles y se topan, de pronto, con que la víctima es uno de los nuestros”), otros voceros reconocen que hay delincuentes que directamente “ya no temen en encañonar” a un uniformado.
Otro comisario insistió en que se ve más violencia en muchos ladrones y lo relacionó a las drogas.
El ataque más dramático de este año sucedió en febrero, cuando la policía Gabriela Michael (31) terminó asesinada de un golpe en la cabeza, en una salvaje emboscada ocurrida en El Tropezón, por ladrones que le terminaron robando la moto y el arma.
No fue el único asalto a un policía que concluyó mal. En paralelo, varios ladrones terminaron muertos por disparos.
A comienzos de este 2017, Raúl Ledesma (30) murió baleado al enfrentarse a tiros con una policía a la que, según la causa, quiso asaltar cuando ella llegaba a una fábrica en barrio Los Boulevares.
También en enero, José Juncos (26) cayó ultimado a disparos por un policía al que había querido asaltar cuando estaba en su auto, frente al aeropuerto de Córdoba. Se cree que el ladrón desconocía que el conductor era uniformado.
En marzo, por otro lado, un subcomisario que volvía a su casa (uniformado) fue asaltado por ladrones que querían sacarle el auto, cerca de villa La Tela. Se resistió y terminó matando a uno de los atacantes. Patoteados Lo que genera mucha inquietud en filas policiales, además de los hechos de robo, son los ataques durante operativos, más allá de las pedradas que a menudo reciben en distintos procedimientos.
Inquietan los ataques en patota. En mayo último, dos uniformados terminaron atacados y robados por una horda cuando quisieron controlar a jóvenes que iban en moto en villa Monja Sierra, de madrugada. Les robaron una pistola y un chaleco antibalas.
Otro policía que la pasó mal fue un agente que, en marzo, fue baleado y asaltado por un delincuente al que trataba de detener solo y de noche en Argüello. El ladrón huyó con la pistola 9 milímetros.