Un comando de acción crítica (o bullying)
Se utiliza la expresión “crítica constructiva” para producir alivio en quien se siente vulnerado por comentarios muy duros. Se da a entender así que lo que se busca no es destruir o impugnar, sino contribuir a que algo evolucione. En el extremo opuesto de esa manera de suavizar, se ubican los ejercicios de crítica de arte que realiza el grupo conocido por la sigla Kirac (Keeping It Real Art Critics). Los miembros de “Críticos de Arte Siendo Realistas” graban videos y filmes en los que ejecutan verdaderos linchamientos. Se escuchan apreciaciones que van desde el eufemismo “simplista” al insulto “imbécil”. Se graba a gente que no da su consentimiento. Hay personas que lloran.
Terrorismo crítico
Esta especie de terrorismo crítico mezclado con acciones lúdicas tiene su sede en un canal de YouTube donde se encuentran ocho episodios. Los Kirac son expertos en el acoso y en estrategias para poner en ridículo a galeristas, art dealers y coleccionistas, y utilizan algunas tácticas que no evitan el humor para delatar los discursos que suelen sostener el vacío, haciendo las veces de prótesis retóricas, de expresiones del arte contemporáneo.
Situaciones de incomodidad se pueden ver en el episodio 7, una visita a la Documenta 14, donde ensayan una explicación compleja e irrelevante de la obra de la artista Synnøve Persen, del pueblo Sami y creadora de la bandera de esa nación, traducida en pinturas que conducen a una contundente indiferencia.
El episodio sobre el artista holandés Renzo Martens es shockeante. Conocido por sus documentales satíricos en escenarios de guerra y el registro de las paupérrimas condiciones de vida en África, Martens es el autor de un polémico proyecto radicado en el Congo, que consiste en utilizar la pobreza como el principal activo de poblaciones hundidas en la miseria. El artista promueve que la venta de imágenes de niños desnutridos, cuerpos enfermos y cadáveres genere ingresos para quienes sufren esos traumas. Su idea es crear una escena artística en una de las regiones más empobrecidas del planeta, y que el mundo occidental consuma escenas de hambre y muerte generadas por los afectados.
Las peores sospechas sobre el arte contemporáneo y su rol en la expansión de un mercado global multimillonario se afianzan en el capítulo dedicado a Stefan Simchowitz, un coleccionista que compra a bajo precio trabajos de artistas emergentes y los vende muy caros. Es un villano casi perfecto. Lo llaman el Lord Sith del arte por su cultivada manera de manejarse en el lado oscuro de los negocios. “Me parece horrible, pero puedo venderlo”, dice Simchowitz en la película, mirando en una pantalla “obras perfectas para gente rica y estúpida”.
La crítica como bullying encriptado y por momentos brutal tiene su expresión en Las lágrimas de Mara McCarty (el episodio con subtítulos en español se encuentra en el sitio lalululatv. com). La galerista es conducida a una situación de estrés mediante un interrogatorio que no ahorra agresividad. La escena transcurre en la feria Freeze de Londres, donde McCarty, especializada en “arte de protesta”, exhibe un conjunto de pinturas negras monocromas que, en su momento (década de 1960), fueron una crítica a la Guerra de Vietnam. Los Kirac se toman en broma todo lo que la galerista intenta explicar, y acaban filmándola mientras rompe en llanto.
“Rebelde, perversamente divertido”, se define en su página web a este proyecto no convencional de crítica. Seguramente, vendrán nuevos y letales episodios.