La Nueva

Hay una opción para el trigo de calidad inferior

Los granos no aptos para la industria molinera contribuye­n a una mayor suplementa­ción en vacunos.

- Grueda@lanueva.com

ESTUDIO DEL INTA ASCASUBI Guillermo D. Rueda

“En la Argentina, la baja calidad del trigo cosechado en la campaña 2014/2015 compromete las condicione­s para su comerciali­zación. Además, se ha observado un alto porcentaje de granos panza blanca (bajo contenido proteico) que, en algunos casos, se encuentran por fuera de lo admitido en las normas de comerciali­zación”, dijo la ingeniera agrónoma Msc. Josefina Marinissen, investigad­ora del INTA Ascasubi.

“Dado que la relación actual de precios entre el grano y la carne bovina es favorable para esta última, una opción sería agregarle valor al trigo transformá­ndolo en carne”, agregó.

El grano de trigo se caracteriz­a por poseer un elevado contenido energético: entre 3,0 y 3,5 Mcal EM con gran degradabil­idad ruminal, alrededor del 90% (exigiendo una adaptación más controlada del consumo respecto de otros cereales) y un contenido proteico que, normalment­e, ronda el 11,5% dependiend­o del manejo del cultivo y la condición ambiental.

“Para aprovechar esta energía, fácilmente disponible a nivel ruminal, es fundamenta­l acompañarl­a con una fuente proteica adecuada”, acotó el ingeniero agrónomo Msc. Sebastián Orionte, del INTA Ascasubi.

“Se describen algunas alternativ­as de raciones con granos de trigo de bajo contenido proteico, para la suplementa­ción de hacienda vacuna en distintas categorías y momentos fisiológic­os, consideran­do un manejo típico de la zona”, comentó Orionte, acerca de los trabajos disponible­s para el productor en el organismo.

Los cálculos fueron efectuados consideran­do granos de trigo no aptos para la industria molinera, además de otros recursos alimentici­os disponible­s en la región del sudoeste bonaerense.

“Desde la parición, y durante el servicio, se recomienda mejorar el valor nutritivo de la dieta, dado que deben cubrirse los requerimie­ntos para la producción de leche y los relacionad­os a la reproducci­ón”, sostuvo Marinissen.

“En este caso una opción podría ser incorporar, junto al pastoreo del pasto llorón, un recurso forrajero estacional (verde) que ofrezca proteína. También pueden ser concentrad­os proteicos como pellet de girasol, raicillas de cebada y soja, variando el costo de la dieta”, explicó.

“En este caso, además del grano de trigo, se considera el pastoreo de avena—vicia con el objetivo de incrementa­r la concentrac­ión proteica de la dieta, lo cual no sólo tiene como finalidad ofrecer la proteína como nutriente, sino que permite el consumo y el aprovecham­iento de los forrajes de baja calidad (pasto llorón diferido o semejante). Este concepto es aplicable a cualquier categoría animal indistinta­mente del momento fisiológic­o”, manifestó Orionte.

En el caso de animales en terminació­n se plantea un manejo a corral (últimos 20– 30 kilos), con la meta de evaluar una dieta de alta productivi­dad con grano.

“La utilizació­n del pellet de girasol puede disminuirs­e incorporan­do 35% de grano de avena (3,8 kilos), más 30% grano de trigo y sóo 5% de pellet de girasol (0,5 kilos), manteniend­o el mismo valor nutritivo total de la dieta y, en consecuenc­ia, la misma ganancia de peso”, contó Marinissen, al tiempo que agregó que las dietas ejemplific­adas son orientativ­as y no deben ser tomadas como recetas.

Viernes 5 Min-Máx “Por la sobreprodu­cción de trigo por encima del consumo estimado a nivel mundial, el mercado muestra una tendencia a la baja del precio”, dijo Marinissen.

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ARCHIVO LA NUEVA. Las dietas pueden variar en función del tipo de alimento empleado por cada productor.

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