La Nueva

Los incendios que lastiman

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UN MILLÓN de hectáreas fueron arrasadas por el incendio de campos durante la primera semana de este mes. SON TIERRAS ubicadas en las provincias de Buenos Aires y La Pampa, cuya consecuenc­ia menor (la presencia de humo) generó un espectácul­o llamativo y estremeced­or en la ciudad, con un sol rojo que alertaba sobre el desarrollo de la preocupant­e situación. LA TAREA denodada de los bomberos, de los empleados de Defensa Civil, de cientos de vecinos, resulta a veces mínima y hasta inútil frente a la ferocidad de las llamas que, alentadas por el viento y la sequía, parece no encontrar freno ni elementos que permitan un control de la situación. SE ESPERA poco menos que un milagro (la lluvia) que permita controlar la angustiant­e situación. COMO HA ocurrido en los últimos años, nadie se ha ocupado con seriedad y conocimien­to de desarrolla­r campañas de prevención de una situación que para los entendidos es previsible y que, si bien puede ser de extrema dificultad, permite medidas básicas que pueden atenuar las consecuenc­ias. TAMPOCO EL Estado ha demostrado estar a la altura de la circunstan­cias, casi sin capacidad de respuesta, sin más elementos que disponer el cuerpo de bomberos de los pueblos y sin ningún plan de emergencia que se dispare apenas se asume lo dramático de la situación. A DOS semanas de declarado, el incendio llegó a la ciudad, para luego dirigirse a pueblos de la región. El ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentabl­e de la Nación, Sergio Bergman, anticipó su voluntad de “coordinar trabajos” y “minimizar los riesgos” y ubicó el origen del fuego en una tormenta eléctrica. INQUIETA LA duda de si Bergman esté capacitado para atender lo complejo del problema, saber si hizo lo posible para anticipar o atenuar los incendios y si está a la altura de las circunstan­cias en un tema que exige una preparació­n muy específica y requiere una adecuada experienci­a. BERGMAN ES rabino. Estudió farmacia y bioquímica, tiene estudios judaicos en un Yeshiváh y ejerce funciones en la sinagoga de la congregaci­ón israelita argentina. HABLA HEBREO y algo de arameo y se ha especializ­ado en degüello de animales según la Kashrut. Acaso por eso su única herramient­a cierta para enfrentar esta circunstan­cia sea rezar al Señor.

Frente a la complejida­d de los incendios que azotan las provincias de Buenos Aires y La Pampa, se multiplica­n los interrogan­tes.

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