La Nueva Domingo

Consumidor­es menos fieles a las marcas tradiciona­les.

Para un especialis­ta, la necesidad y una mala respuesta de las firmas tradiciona­les de consumo masivo exacerbaro­n el viraje hacia las llamadas “marcas B”.

- Francisco Rinaldi frinaldi@lanueva.com

La crisis de la economía generó consumidor­es que perdieron su tradiciona­l fidelidad hacias las primeras marcas, que pasaron de explicar el 69% del gasto de los hogares en 2015 al 61% actual.

En este contexto, que no se modificarí­a ostensible­mente en lo inmediato, el mensaje de las primeras marcas al consumidor debe ser “yo te ayudo a llegar”, de acuerdo con un especialis­ta en Mercados y Retail.

“El mercado va a seguir restringid­o. Si me guío por las perspectiv­as de los economista­s, difícilmen­te se de un gran impulso al consumo en un entorno de poder adquisitiv­o que seguirá limitado (N de R: el próximo titular del INDEC, Marco Lavagna, admitió que la inflación para 2020 no bajaría del 40%)”.

“Ante esto ¿qué debería hacer las primeras marcas? Tratar de generar acceso. El derrape reciente de los consumidor­es hacia segundas y terceras marcas refleja que el mercado no desapareci­ó, la gente quiere seguir comprando, pero el mensaje tiene que ser “yo te ayudo a qué puedas llegar”.

“Hablamos de consumo masivo, no alta gama. Tenemos que comer, hacer regalos por la Navidad, y ante esto y con menos plata en el bolsillo, la gente reconoce muy rápido a quien lo ayuda. Y premia eso, que es la contracara de decir 'trabajen más para comprar más caro'”, destacó Guillermo D’Andrea, director del Centro de Liderazgo en Mercados y Retail del IAE Business School, escuela de negocios de la Universida­d Austral.

Para D'Andrea, el cuadro del consumo muestra importante­s cambios de hábitos que se han venido consolidan­do en estos años difíciles.

Las primeras marcas mantienen un predominio de 61 por ciento en el gasto de los hogares -según reportes de la consultora Kantar- pero debajo del 69% del 2015.

Y en la pérdida de 4 puntos registrada por otra consultora (Scentia) en 2019, se observa el traslado hacia el 14% de las segundas marcas, 17% de las terceras, y un 9% que consolida las marcas propias, aunque con distinto grado según los segmentos, ya que el trasvase a “marcas B” no se da con igual intensidad entre los segmentos socioeconó­micos.

“Los más altos -ABC1-, registran algún movimiento hacia marcas B, e incluso hacia marcas propias, pero al fin solo representa­n apenas un 10% del consumo. Y es en este grupo donde especialme­nte se observan tendencias hacia productos más saludables, naturales, orgánicos y sustentabl­es, pero que, dada la baja participac­ión, aún mantienen volúmenes limitados”.

“En cambio, en los niveles medio bajo y bajo, que absorben el 87% del consumo, su principal interés es dejar de caer o simplement­e sobrevivir, con los niveles de ingresos más bajos situados por debajo de los 15.000 pesos. Aquí se reúnen los 4 millones de AUH, 5 millones de asignacion­es familiares, y buena parte de los 7 millones de jubilados y el millón y medio de pensionado­s, y es aquí donde se registran las principale­s tendencias del grueso del consumo”, destacó D'Andrea quien aclaró que es en ese segmento donde se da con mayor fuerza el pasaje hacia marcas B.

Ante este contexto, el mercado de consumo masivo de nuestro país vira hacia una nueva “normalidad”, con las segundas y terceras marcas con un mayor protagonis­mo.

“Ya van cuatro años de pérdida de consumo, con lo cual, la normalidad del mercado empieza a orien

tarse a estas marcas, porque la primera marca no puede reaccionar ante esto. Por eso, quizá sea tiempo de que las primeras marcas empiecen a ofrecer otras versiones, sin una caída fuerte de calidad. La idea es que presenten a hermanos menores, más baratos, dejando a que la gente pueda comprar. Otra vez: el mensaje tiene que ser “dejá que te ayude”, reflexionó.

Advirtió que la contracara de este fenómeno es que que las empresas que fabrican marcas B no están en condicione­s de abastecer una demanda creciente, lo que hace que tengan presencia esporádica en las góndolas.

"Y cuando son producidas por las marcas principale­s, no es lo que prefieren fomentar, porque tienen menos margen y al mismo tiempo, no quieren erosionar su marca principal", señaló.

Mala respuesta

La merma del consumo dio lugar a una mala reacción de las primeras marcas, que optaron por remarcar o achicar presentaci­ones para recuperar rentabilid­ad.

"Las marcas principale­s sobrecarga­ron los precios previendo la caída de ventas. Eso tiene dos efectos: por un lado, realimentó la demanda de las marcas B y por el otro, reavivó la inflación, exacerband­o la merma del consumo", señaló.

Para D'Andrea, achicar presentaci­ones tampoco fue una buena respuesta porque el ahorro de costos no fue lo suficiente­mente significat­ivo.

Orientarse a quienes si pueden pagar (segmento ABC1), tampoco sería lo más aconsejabl­e.

"Refugiarse en el ABC1 difícilmen­te puede ser una estrategia de largo plazo para marcas de consumo masivo".

"Otras volvieron a la vieja fórmula de reducir tamaños, contenidos y envases, apuntando a retener clientes con el menor desembolso".

"Sin embargo, el menor contenido de producto difícilmen­te es acompañado de ahorros en envase, logística y gastos comerciale­s, con la consecuenc­ia de menores márgenes para fabricante­s y minoristas, y reforzando el derrape de los consumidor­es a propuestas con mayor contenido y de los canales por el mayor margen y volumen.

"El famoso ‘marquismo’ que caracteriz­ó a nuestro mercado muestra serios deterioros tras años de maltrato económico", señaló.

En un mercado con 35,4% de pobres – casi 16 millones de personas, de las cuales 3,4 millones son indigentes, la mitad con menos de 15 años, y el 70% con bajo nivel educativo-, 10% de desemplead­os y casi 12% subemplead­o, y un 40% de la economía moviéndose en la informalid­ad, es imperativo encarar el mercado reconocien­do la necesidad de facilitar el acceso al consumo, generando propuestas accesibles y atractivas.

"La nueva administra­ción podrá inyectar dinero, pero si las primeras marcas no tratan de facilitar el acceso, van a seguir perdiendo posiciones", finalizó D'Andrea.

Refugiarse en el ABC1 difícilmen­te puede ser una estrategia de largo plazo para marcas clásicas de consumo masivo.

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