Nicole Kidman se llevó todas las miradas en la fiesta del cine en Venecia
Personajes. La actriz llegó para la presentación de la película Babygirl en la cual se la ve en un protagónico sensualmente arriesgado para estos tiempos; la argentina El jockey tuvo críticas muy dispares
largometraje documental que lleva la firma de Kevin MacDonald (El último rey de Escocia) contiene imágenes y testimonios inéditos hasta ahora.
Los primeros comentarios de la crítica internacional sobre El jockey se conocieron ayer junto al primer anticipo de cómo será la próxima película de Ortega, revelado por el propio director. “Se trata de un cura que conoce a una actriz loca, se enamoran y ella lo lleva a fumar crack por primera vez”, le dijo Ortega a Variety.
Agregó que inmediatamente después, el religioso se muda a Bolivia y se une a los niños que trabajan en las minas. “Creen en Dios cuando están en la superficie y cuando van bajo la tierra tienen una estatua del Diablo, porque allí es donde reina el Diablo. De manera que creen en Dios y en el Diablo y ese es un mundo muy interesante. Y hay mucha dinamita. Como todos saben, en Bolivia se vende dinamita como se compran cigarrillos. Y eso me encanta”, agregó Ortega.
Precisamente en Variety, el crítico Guy Lodge definió a El jockey como “una película que cambia constantemente de carril entre la farsa frenética, las películas de gángsters de mala calidad y la reflexión sobre la identidad de género y sus dudas”.
Y agrega: “Es divertida pero frívola, oscura y estrafalaria. Ortega nos invita a ver lo que queramos, si es que vemos algo”.
Mejor parada salió la película (presentada con su título internacional, Kill the Jockey) en la publicación especializada Screen International. “Al igual que su magnético personaje central, la nueva película de Luis Ortega es entretenida y fascinante. Un viaje lúdico, cambiante y cuestionador que se niega a ser definido con precisión”, dice la crítica del medio británico firmada por Wendy Ide.
Leslie Felperin, de The Hollywood Reporter, definió a El jockey como “visualmente exuberante y llena de misterio lúdico” y dijo que está dirigida a espectadores “predispuestos a disfrutar del surrealismo y el absurdo, aunque algunos otros pueden sentirse decepcionados”.
La crítica de Deadline también se divide entre el elogio y la cautela. “Es una película sobria y extraña a la vez, que comienza como una inexpresiva parodia del cine de Wes Anderson y muta lentamente hacia un film de gángsters de Stanley Kubrick. Aunque tiene garbo y estilo, El jockey necesita de una narrativa más sustancial para llegar a la meta”, escribe el crítico Damon Wise.
En la misma línea puede leerse la crítica de otro portal muy leído en Hollywood, Indiewire, con la firma de Sophie Monks Kaufman: “Película elusiva, a veces frustrante. Coquetea con una grandeza que no terminó de ganarse del todo, pero tiene algunos momentos gloriosos y nunca arroja de la montura al espectador. Como corresponde a una película en la que los personajes dicen con frecuencia que no saben quiénes son, El jockey sufre su propia crisis de identidad”.
Más elogiosa es la mirada del diario londinense The Guardian. “La película es lo suficientemente novedosa, animada y divertida como para llamar la atención de los compradores de cine independiente de todo el mundo, con o sin premio del jurado”, escribe allí el crítico Xan Brooks, para quien Pérez Biscayart interpreta al protagonista “como si fuera el payaso conmovedor de una película muda, Buster Keaton con una fusta”.
Al tiempo en que empezaban a publicarse estos comentarios empezaba en Venecia ayer con el protagonismo casi absoluto entregado a la presencia estelar de Nicole Kidman, que encendió desde muy temprano la atracción entera del festival con su aire inconfundible de estrella y un natural poder de seducción con un personaje que sin duda se convertirá en uno de los más comentados de toda la competencia oficial.
“Esta película me deja muy vulnerable, expuesta, asustada. El rodje fue muy íntimo, pero ahora la entregamos al mundo. Estoy temblando por eso, espero que no se vea”, dijo en la conferencia de prensa matutina Kidman, luciendo en el rostro y la voz una visible timidez que contrastan con la conducta osada y decidida de su personaje en el thriller erótico Babygirl. Allí personifica a la máxima ejecutiva de una poderosa empresa que ejercita sin complejos una poderosa pulsión erótica a través de una relación de alto voltaje con el más destacado de los pasantes (Harris Dickinson).
“Todos tenemos una bestia en nuestro interior, una caja negra llena de fantasías prohibidas que podríamos no confesar nunca a nadie. Pero las mujeres hasta ahora no hemos tenido mucho espacio para descubrirla”, explicóReijn, que expone este vínculo en la pantalla en paralelo con el que mantiene la protagonista con su esposo en la ficción, encarnado por Antonio Banderas.
“Cuando era niño, en este tipo de festivales se programaban películas que no podrían hacerse hoy porque entran en lo políticamente incorrecto. El problema es que quizás hemos llegado con esto a alguna forma de autocensura. Cuando leí
“Esta película me deja muy vulnerable, expuesta, asustada. El rodaje fue muy íntimo, pero ahora la entregamos al mundo. Estoy temblando por eso, espero que no se vea”, dijo la actriz durante la conferencia de prensa de Babygirl.
el guión de Babygirl me dije: todavía hay alguien que piensa distinto y tiene el valor de ponerlo en la pantalla”, dijo el actor nacido en Málaga frente a la prensa internacional.
Con escenas eróticas muy fuertes, algunas casi extremas en la exploración del sadomasoquismo, Babygirl se convirtió de inmediato en la película más comentada de Venecia 2024. En la conferencia de prensa matutina, Dickinson elogió el trabajo de las coordinadoras de intimidad, decisivas en el rodaje de esas secuencias. Por la noche, la función de gala con alfombra roja se cerró con una ovación del público que para el “aplausómetro” del festival duró seis minutos y medio.
Antes de esa proyección, durante su paso por la alfombra roja, Kidman fue directamente al encuentro de Pasquale Esposito, el fan que cruzó toda Italia (viajando desde Nápoles hasta Venecia) para conocer a sus actrices favoritas pese a que está gravemente enfermo de osteogénesis imperfecta, un cuadro conocido como la enfermedad de los huesos de cristal, y obligado por esa razón a permanecer postrado. La actriz se acercó a la camilla para intercambiar saludos, sonrisas y una breve conversación con el fan.
Lo mismo había hecho 24 horas antes Angelina Jolie, que tuvo la misma disposición para detenerse en la alfombra roja y dedicarle a Esposito un momento especial de su presencia en Venecia. De paso, todavía se sigue comentando en el Festival la personificación que Jolie hizo de los últimos años de Maria Callas en la nueva película del chileno Pablo Larraín, que también forma parte de la competencia oficial.
A propósito de Jolie, no se cruzará con su ex Brad Pitt en ningún momento del festival, pese a que los dos forman parte del elenco más selecto de invitados a la muestra con la presentación de sus proyectos más recientes y destacados. De hecho, las autoridades de la Mostra diseñaron una especie de “plan maestro” para que cada uno pueda moverse por su lado y no vivir momentos incómodos.
“Angelina llegó el jueves 29, primer día de la competencia oficial, y dejará la ciudad muy rápido porque tiene que viajar a los Estados Unidos para presentar Maria este mismo fin de semana en el Festival de Telluride. Y Brad llegará este sábado a Venecia para la presentación fuera de concurso al día siguiente de su nueva película, Lobos. No hay manera de que puedan cruzarse en el Lido”, había anticipado el director artístico de la muestra, Alberto Barbera. Quien ya está en Venecia y se hizo ver este viernes por los canales junto a su esposa Amal es George Clooney, protagonista de Lobos junto a su viejo amigo y compinche Pitt.
El tercer día del festival se completó con los primeros ecos de la presentación fuera de competencia de One to One: John & Yoko, largometraje documental que tiene como punto de partida el recordado concierto del 30 de agosto de 1972 en el Madison Square Garden que John Lennon y Yoko Ono llevaron adelante con fines benéficos.
Las imágenes de esa presentación que forman parte del documental fueron restauradas con la supervisión de Sean Ono Lennon, que también aportó material inédito del archivo familiar, entre ellas algunas conversaciones telefónicas que Lennon decidió grabar por cuestiones de seguridad. A la vez, se hizo para la película una reconstrucción exacta, detalle por detalle, del departamento neoyorquino al que se mudaron John y Yoko en 1971 y en el que desarrollaron toda esa etapa artística.ß