Siestarios, el espacio que gana lugar en la vida porteña
Surgieron en el último tiempo en la ciudad como opción para cortar el día y luego retomar las tareas con más energía
◗ Para bajar un cambio.
En 2022 la empresa de venta de colchones Calm inauguró su primer siestario en Palermo. Debido al éxito y a que representó entre un 8% y un 10% de sus ingresos, se encendió la chispa emprendedora en sus dueños para abrir un segundo espacio de descanso diurno.
En Santos Doumont y avenida Córdoba, punto clave de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra este lugar íntimo y tranquilo. Ubicado en el segundo piso de la fábrica de colchones, a menos de un año de su lanzamiento, el sitio casi no tiene cupos de reserva disponibles para ir a descansar.
“Entendimos que para aumentar la compra de colchones no había mejor opción que los interesados tuviesen la experiencia de probarlos. Cuando pensamos cómo hacer surgió el tema de las siestas y la tendencia global de los siestarios”, relata Matías Burstein, dueño de la empresa.
Abre de lunes a viernes, cada día tiene tres turnos para asistir y un intervalo de una hora para la limpieza y organización del lugar.
◗ Entre clase y clase.
Las instituciones académicas no se quedan atrás de la tendencia. Este es el caso de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), en la que existen varios espacios para que alumnos y profesores puedan tomarse un breve descanso. “Tiempo atrás se estaban haciendo obras en el edificio y para cuando se inauguró la facultad con las nuevas instalaciones se fueron poniendo distintos espacios en varios subsuelos donde uno puede ir y acomodarse para descansar”, cuenta Luis Mangini, alumno de la institución. El joven revela que también existe un siestario de uso exclusivo para los docentes.
◗ En los pasillos de la facultad.
“Vamos un ratito al pasto”. Uno pensaría que esa frase hace referencia al verde natural; no obstante, no es el caso de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA en la que los alumnos llaman ‘el verde’ al siestario metálico y de madera que está recubierto por pasto sintético y se ubica en el centro del edificio.
Este espacio es creación de seis alumnos de una cátedra de Arquitectura que ganaron un concurso estudiantil y desarrollaron el proyecto cuyo fin era propiciar un momento de ocio y disfrute en el alumnado.
Según revelan los asistentes, el espacio es ampliamente codiciado y tiene como horas pico entre las 13 y 14, que coinciden con el horario en los que la mayoría termina de cursar y tienen un intervalo de descanso para retomar la siguiente clase.