LA NACION

El gran contraste. La sorpresa de Dortmund y la historia repetida de PSG

Los alemanes ganaron en París 1-0 y, lejos de los pronóstico­s, jugarán la final de la Champions; gris despedida de Mbappé

- Ariel Ruya

El final de fiesta (el final del dolor) tiene esos condimento­s que solo el deporte puede transmitir. Es algo más que alegría y tristeza. Ahí están los hinchas alemanes, en un costado del magnífico Parque de los Princípes, intentando bajar de las gradas para aferrarse a los corazones (que todavía laten excesivame­nte fuerte) de los valientes jugadores, que hicieron un culto a la defensa.

Borussia Dortmund, con un cabezazo espectacul­ar de Mats Hummels, a los 35 años, y con un auténtico desconocid­o mundial en la conducción, Edin Terzic, de apenas 6 años más, se sube a la cúspide europea. “Hemos devuelto a Borussia Dortmund la capacidad de soñar”, cita el DT. Y allí espera: es el primer finalista de la Champions League, el torneo que todos desean ganar. Real Madrid y Bayern, este miércoles a las 16 (ESPN y Fox Sports), juegan por el mismo honor. El 1° de junio, en Wembley, será la reunión definitiva.

Campeón en 1997 (le ganó a Juventus por 3 a 1), finalista en 2013 (perdió contra Bayern, su enemigo íntimo, por 2 a 1), otra vez en el centro de la escena, como actor inesperado, en una de esas sorpresas que regala el fútbol. Quinto en una campaña discreta por la Bundesliga, con Emre Can como patrón de la zona media, Jadon Sancho como inspiració­n y Marco Reus, desde las gateras, en modo jugadorhin­cha, el gigante amarillo está de vuelta en las grandes ligas. No lo esperaba nadie: ni siquiera sus fanáticos más ardientes.

PSG ya no “sufre” con Leo Messi, tampoco está Neymar, ni tantas estrellas que disfrutaro­n y padecieron a un enorme club, matizado de millones cataríes y con una hinchada dolorosame­nte cruel. Esta vez, hubo aplausos. ¿Cómo no haberlos, si dispuso de ¡seis tiros en los palos en la serie que duró 180 minutos!? Perdió por 1-0 allá y acá, pero el bendito (maldito) juego de la pelota no ofrece recompensa­s en el factor merecimien­tos. “Se puede perder un partido, pero lo que no se puede perder es la dignidad por jugar bien al fútbol”, dijo alguna vez César Luis Menotti, símbolo del fútbol argentino. Mientras el mundo lo llora, ni esa recompensa debe de alcanzarle al ultra más liviano. A veces, ganar lo es todo.

Y PSG perdió. Otra vez perdió en la Champions League. Desde la llegada de la espuma catarí, PSG alcanzó una sola final (2020), durante la pandemia. Cinco octavos de final, cuatro cuartos y dos semifinale­s. Verdadero sabor a poco para un equipo, que en este caso, no tenía el brillo de otros años. Con Kylian Mbappé en retirada (una despedida gris, lejos del olimpo que amaga desde hace algunos años), el DT Luis Enrique le dio estilo, agresivida­d y orden. Tampoco alcanzó. Ni antes, con los cracks, ni ahora con un equipo aplomado, más allá de las desventura­s del atacante, con destino de Real Madrid.

“Nosotros en dos partidos hemos hecho seis palos. En el partido de hoy, 31 disparos a portería y no hemos hecho ni un solo gol, cosa prácticame­nte imposible de creer, pero así es el fútbol. Hoy hemos hecho un expected goals de tres, y ellos, de 0,7, y ellos son los que han marcado. Esto es el deporte de alta competició­n, esto es el fútbol. Lo aceptamos e intentarem­os levantarno­s lo antes posible para preparar la siguiente temporada”, lamentó Luis Enrique.

PSG, con un Kylian Mbappé que volvió a no ser decisivo, se despierta del sueño del triplete y deberá seguir intentando la conquista de la tan ansiada Champions la próxima temporada. Presumible­mente fue el último partido en Champions con la camiseta azul del genio con la lámpara averiada.

En un Parque de los Príncipes incandesce­nte y vestido para la ocasión con sus mejores galas, con homenaje previo a Javier Pastore, que dejó un grato recuerdo, con la imagen del trofeo y del plantel parisino al completo rodeados de los laureles de la victoria, los hombres de Luis Enrique no estuvieron a la altura del escenario y mostraron más voluntad que acierto.

Con Bradley Barcola fuera de la alineación titular y un punta neto, el portugués Gonçalo Ramos, que desplazó al costado izquierdo a Mbappé, PSG mandó en la posesión, pero el mejor tiro fue de su rival, de Karim Adeyemi, cuyo disparo con todo a favor se encontró con una mano providenci­al del arquero italiano Gianluigi Donnarumma.

Mbappé, generoso quizá hasta el exceso, se mostró más peligroso en el pase que en el remate. Los locales tenían 45 minutos por delante para marcar dos goles, pero pese a regresar de los vestuarios con una marcha más –remate de Warren Zaire-Emery a un poste– pronto se sorprendie­ron con el tanto de Hummels, demasiado solo en el segundo palo luego de un córner del estilista Julian Brandt.

Nuno Mendes envió otro balón a un poste, como había ocurrido en el primer encuentro con intentos de Mbappé y Marquinhos. El propio goleador y Vitinha también chocaron con el mismo destino. increíble y real. Dortmund vuelve a la final de la Champions League por primera vez desde 2013, cuando, en un partido también jugado en Wembley, el equipo por entonces dirigido por Juergen Klopp cayó ante Bayern Munich. ¿Habrá revancha?

Hummels jugó aquel partido, y once años después, se convirtió en el héroe de la batalla de París.ß

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Afp Ian Maatsen celebra en el Parque de los Príncipes la clasificac­ión de Dortmund, mientras Mbappé sufre

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