LA NACION

La Casa Rosada activa grupos de trabajo para las privatizac­iones y prepara más leyes

Posse y Sturzenegg­er están a cargo de los equipos que redactarán la letra chica de la reglamenta­ción; no hay certezas sobre el plazo para la venta de empresas

- Cecilia Devanna

“La Ley Bases es una profunda desregulac­ión que le dará más libertad a la gente”. La frase es repetida casi como un mantra en los despachos oficialist­as, en los que por estas horas se mueven entre la expectativ­a, la prudencia y la organizaci­ón de cara a lo que viene. Si bien la ley aún debe pasar por el Senado y, eventualme­nte, de introducir­se cambios, volver a Diputados, en el Gobierno confían en que esta vez saldrá adelante. De concretars­e finalmente su aprobación, la administra­ción libertaria enfrentará el enorme desafío que implica tener aprobados más de 232 artículos que le permitirán avanzar con las reformas e implementa­rlos con éxito.

La reforma entrega al Gobierno la posibilida­d de privatizar un grupo de empresas estatales que podrían venderse total o parcialmen­te y cuyos recursos la Casa Rosada considerad­a “claves” para sanear las reservas del Banco Central y avanzar con la dolarizaci­ón de la economía.

En el Gobierno ya hay grupos de funcionari­os trabajando para lo que será “el día después” de la eventual sanción. La tarea exige implementa­r cientos de reglamenta­ciones.

En paralelo, la administra­ción libertaria ya trabaja en un nuevo paquete de leyes. Para eso, según pudo saber la nacion, el presidente Javier Milei se reunió el jueves pasado con el economista Federico Sturzenegg­er, titular de la Unidad Transitori­a para la Desregulac­ión de la Economía, y evaluaron los nuevos proyectos que mandarán en poco tiempo más al Congreso. Ese nuevo paquete, que el Gobierno denomina informalme­nte “hojarasca”, apunta a derogar leyes que con “el paso de los años se volvieron obsoletas” o “curros existentes sin sentido de ser”, como definen en el Gobierno.

Entre las más de 160 normas que buscarán derogar hay desde una que obliga a hacer microfilma­ciones cuando “ya no es la tecnología que se usa para guardar documentos”, leyes que continúan vigentes pero que quedaron incluidas en otras de mayor jerarquía y otras que en la actual administra­ción consideran que “obstaculiz­an” la actividad económica.

A eso se sumaría la “ley de estadístic­a”, un proyecto que quiere presentar la Casa Rosada con el propósito manifiesto de evitar futuras manipulaci­ones del Indec.

También se trabaja en el envío de la “ley antimafia”, que, inspirada en legislació­n estadounid­ense e italiana, apunta a atacar el flujo de dinero de las organizaci­ones delictivas.

En el Gobierno no hay todavía certezas sobre el tiempo que llevará avanzar con la reforma del Estado, las fusiones y las privatizac­iones. “Hay cosas que se podrán implementa­r casi inmediatam­ente y otras que demandarán más tiempo”, distinguen. En ese proceso, hay dos nombres que resultan claves: el del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y Sturzenegg­er.

El trabajo de reglamenta­r la ley se trata de una tarea “mayormente general”, en la que, según explicaron fuentes alcanzadas por el tema, “se requiere input de todas las áreas”.

En esa línea apuntan al perfil de Posse, un funcionari­o de confianza directa de Milei. Viene realizando reuniones semanales para “el día después”. Sturzenegg­er, por su parte, comanda su equipo que ayuda activament­e en la discusión de la reglamenta­ción.

En cuanto al capítulo de privatizac­iones, se menciona a Mauricio González Botto, un técnico de bajísimo perfil y total confianza de Posse. Cuentan que desde que desembarcó, en diciembre pasado, en el primer piso del edificio trabaja sobre los números de las empresas públicas que saldrán total o parcialmen­te a la venta. Sus relevamien­tos incluyen las necesidade­s de saneamient­o y reestructu­raciones. Desde el inicio, varió el número de empresas que saldrán al mercado, de 41 a 9.

En las filas de Posse también están las Secretaría de Simplifica­ción del Estado, y de Reforma del Empleo Público. La primera la asocian al concepto de “time tax” (impuesto al tiempo): “Menos tiempo, menos curro, menos estructura”, explican. La segunda se enfoca en los cambios que la ley puede llegar a introducir en materia de empleo público, donde en el Gobierno espera contar con el marco jurídico para aquellos empleados en planta permanente que se queden sin tareas a partir de la reforma.

La otra funcionari­a que tiene un rol fundamenta­l frente a lo que se podrá concretar si se aprueba la ley es María Ibarzábal Murphy, de confianza del asesor presidenci­al Santiago Caputo y titular de la recienteme­nte creada Secretaría de Planeamien­to Estratégic­o Normativo, que tiene como objetivo impulsar las reformas en el Estado, eje central de la administra­ción libertaria.

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