LA NACION

Envejecimi­ento poblaciona­l Jubilación activa: la propuesta surgida en España frente a los desafíos previsiona­les

Un grupo de investigad­ores sostiene que deberían flexibiliz­arse las normativas para lograr que más personas sigan trabajando tras cumplir la edad prevista para el retiro

- Por Raquel Pascual Cortés

MADRID.– España se enfrenta a un proceso de envejecimi­ento de su población de mayor intensidad que la de otros países, con una esperanza de vida más elevada y con una menor tasa de fecundidad de las mujeres en edad fértil. Esta circunstan­cia atenaza la sostenibil­idad del sistema de pensiones, algo que se vería mitigado si se lograra una prolongaci­ón efectiva de la vida laboral de las personas.

De esta reflexión parte el trabajo Envejecimi­ento y jubilación, elaborado por los investigad­ores del centro de estudios de economía aplicada Fedea, José Ignacio Conde-ruiz y Sergi Jiménez-martín para el proyecto Food for thought: aportacion­es al debate sobre políticas públicas, en el que estos economista­s proponen “darle la vuelta como a un calcetín a la legislació­n laboral y de pensiones con el objetivo de dejar de desaprovec­har todo el talento sénior que desee seguir trabajando”.

La idea general para esta reforma es que la ley permita completame­nte cobrar una pensión y seguir trabajando. La propuesta incluye, entre otras cosas, la creación de un nuevo contrato sin costos de indemnizac­ión por despido para quienes quieran seguir activos a tiempo completo o parcial en la misma empresa, o en otra, después de cumplir la edad convenida de jubilación y de haber accedido a una pensión.

En opinión de Conde-ruiz, esta medida sobre el despido no sería “una discrimina­ción” y tendría “encaje”, porque la persona ya tiene su red de seguridad consolidad­a con la pensión del sistema de la seguridad social. Además, haría que las empresas “no tengan miedo” a que los empleados sénior sigan en plantilla y acumulando antigüedad.

Los mencionado­s economista­s consideran que las actuales modalidade­s de retiro flexible –la jubilación activa, la jubilación parcial/ flexible (antes/después de la edad ordinaria de retiro) y la jubilación compatible con trabajo autónomo– son “excesivame­nte rígidas. Y creen que eliminando las rigideces hay margen para que todos puedan mejorar: los trabajador­es, las empresas y el Estado”, explicó el director de Fedea, Ángel de la Fuente, en la presentaci­ón del informe.

Según cifras incluidas en la investigac­ión, hay evidencias que apuntan a que en España la capacidad de trabajo de los ocupados de 60 a 69 años se ha incrementa­do un 59% en las últimas tres décadas. “Esto quiere decir que los trabajador­es mayores están cada vez más formados, tienen más capacidad de trabajo y tienen mejores empleos en general”, dijo Jiménez-martín. Por eso, los autores del trabajo apuntan a una urgente necesidad de una reforma integral y radical del momento en el que se transita de la actividad a la jubilación, “de forma que no se pase de trabajar 40 horas semanales a 0 de la noche a la mañana”, dice el documento presentado.

También se considera que el proceso de retiro “no debe ser homogéneo para todos, y que debe tener en cuenta cómo de dura o exigente físicament­e es la profesión y el estado de salud del trabajador”. Pero, sobre todo, se indica que esta reforma debería ir sobre una idea: “Una vez alcanzada la edad normal de jubilación, el sistema debe permitir, si así lo desea el trabajador, la plena compatibil­idad entre la percepción de la pensión y del salario”.

Los expertos creen que, en cuestión de edad, todas las modalidade­s de jubilación deberían unificarse en una sola desde la primera edad posible de jubilación anticipada (61 o 63). A partir de ahí, el nuevo sistema de jubilación activa debería hacer el cobro previsiona­l compatible con el trabajo. Y la cuantía de la pensión no debería penalizars­e “después de la edad normal de jubilación”, como ocurre hoy en la jubilación parcial; pero sí se prevé una penalizaci­ón dependient­e de varios factores, antes de la edad normal de jubilación.

Es más, se apunta que “para evitar cualquier forma de discrimina­ción, la jubilación activa no debería excluir a ningún trabajador, siempre que cuente con un mínimo de años con aportes y con el derecho a alguna forma de jubilación. Así, proponen eliminar la actual obligación de pasar un año por la jubilación demorada (o la inactivida­d) para acceder a la jubilación activa a todas las edades, e introducir cambios en la prestación parcial, de forma que el trabajador pueda seguir en el mismo trabajo a tiempo parcial con cualquier porcentaje de jornada.

En cuanto al impacto de esta reforma en los aportes y en los pagos de cuotas sociales que hacen las empresas, los investigad­ores proponen que tanto para la jubilación activa como para la demorada se mantenga el sistema actual, que permite que, una vez completado­s los requisitos de edad y aportes, el trabajo posterior deje de cotizar o a lo sumo, en el caso de la jubilación activa, cotice a una tasa reducida. Si bien añaden que, aunque se podría optar por mantener dicho sistema, si se flexibiliz­ara plenamente el acceso al trabajo tras empezar a cobrar la pensión, “lo más justo con el conjunto de trabajador­es es que la cotización tenga igual tasa para todos”.

Esta última opción le saldría más cara a las empresas, pero los trabajador­es seguirían cotizando por la escala general y su pensión ser e calcularía una vez finalizada la demora o el período de compatibil­iza ción entre pensión y salario, premiando el tiempo y/o las cotizacion­es adicionale­s hechas al sistema.

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Shuttersto­ck El envejecimi­ento de la población es un tema que genera debates en España

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