Confianza y unión, claves para lograr algo extraordinario
Los pilares de François Pienaar, excapitán de la selección sudafricana de rugby, para ganar la Copa del Mundo en 1995
“Si con los compañeros del equipo no tenés un vínculo fuerte que esté basado en los valores, te va resultar muy difícil alcanzar el éxito. Así que, cuando me eligieron capitán para ir a la Copa Mundial, me lo tomé como un privilegio tremendo, pero también como una responsabilidad. Creían que llevábamos las de perder, no nos daban un buen pronóstico y estaban equivocados”, dice François Pienaar, exjugador y capitán de los Springboks, selección de rugby de Sudáfrica, quien llevó al país a lo más alto del podio consagrándose campeones en 1995 tras disputar su primer mundial.
En una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030, la plataforma con contenidos inspiradores del BBVA, el deportista cuenta cómo hizo para anteponerse a los prejuicios sociales que acechaban en aquel momento a su tierra natal y levantar a un equipo de rugby que estaba en penurias y en el cual nadie confiaba.
Aunque parte de su triunfo, destaca Pienaar, fue gracias a Nelson Mandela: “El protagonista fue un hombre que estuvo en la cárcel durante 27 años, de los cuales 17 los pasó en Robben Island y salió de allí con perdón en su corazón y con la visión de construir una nación”, menciona el excapitán.
Poco después de la abolición del sistema del Apartheid en Sudáfrica, el presidente Mandela puso en manos de Pienaar un logro capaz de unir e inspirar a la nueva nación sudafricana: el triunfo de su selección de rugby en el Mundial.
Mandela dio todo su apoyo al equipo y despertó un fuerte nacionalismo en el país a medida que avanzaba el torneo.
Para Pienaar, las semanas previas a la disputa fueron cruciales: “Acabábamos de salir del Apartheid, en el 92 nos fue mal, en el 93 un poco mejor. Empezábamos a mejorar y jugar contra los mejores equipos del mundo”, comenta. Sin embargo, el escenario mundialista de aquel momento no era el mejor. “El partido inaugural era contra Australia, que eran los favoritos, los campeones y que hasta la fecha llevaban 12 meses invictos”, agrega el exjugador.
Por lo tanto, cuando el plantel fantaseaba con la idea de levantar por primera vez la copa, “ya imaginarán que la gente pensaba que era un sueño, pero yo creía en su sueño y en todo lo que tenía, creía que podíamos ganar este mundial, no que lo haríamos, sino que podíamos”, sostiene Pienaar. Según dice, “si lo hacemos todo bien, si lo hacemos lo mejor que podemos y permanecemos juntos, podemos hacer algo extraordinario”. Y así fue.
Formar vínculos
Para el exrugbier, durante las temporadas de 1992 y 1993, los Springboks no tuvieron buen desempeño porque en Sudáfrica, “si bien todos somos sudafricanos, hay diferencias culturales en el país”. Por ejemplo, “las personas que viven en Durban, en la costa, hacen surf y son más despreocupadas”, explica. Pero, “quienes trabajan en el norte, tienen una cultura diferente”, añade. Entonces, “si juntás a todos estos jugadores en un mismo equipo, se tarda un tiempo en que los vínculos empiecen a formarse. Y esto es algo muy importante en la vida, en la familia, en el deporte o en los negocios”, reflexiona.
En términos de Pienaar, la confianza y la unión son pilares fundamentales del éxito. “Cuatro meses antes de la copa, a mi mujer que trabajaba en una firma de abogados, sus compañeros le preguntaban: ‘¿Qué dice François?’ y ella respondía: ‘Dice que van a ganar la Copa del Mundo’ y la respuesta que obtenía era ‘¿En serio?’”.
Lo cierto es que “los sudafricanos son una nación muy orgullosa y esperaban de corazón que pudiéramos hacerlo bien, pero cuando lo pensaban se preguntaban de qué manera lo haríamos”.
Previo a arrancar el campeonato, “nos enteramos de que Mandela vendría a saludar. Yo tuve la suerte de haberlo conocido en 1994 cuando ya era presidente, pero él no había conocido al resto del equipo”, recuerda Pienaar. Lo que estaba por vivir sería una de las experiencias más asombrosas que jamás se hubiera imaginado: “Cuando aterrizó su helicóptero, lo fui a saludar y a presentarle al equipo, pero antes de decir ‘señor Mandela, le presento...’, dijo ‘Hola Kobus’, conocía a cada uno de los jugadores. Increíble”, revela el ex rugbier.
Pienaar considera que Mandela fue un líder en el que se podía confiar y que tenía una visión y un sueño. “Si le preguntás a la gente, todos te dirán que tenía un aura y que su presencia te hacía sentir seguro e importante, algo muy especial”, rememora el excapitán. Y el momento de la entrega de premios, fue para Pienaar inolvidable: “Tuve que recoger el trofeo de las manos de Madiba, que al entregármelo, me puso la mano en el hombro y me dijo: ‘François, gracias por lo que has hecho por este país’”.ß