LA NACION

Lula cambió la cúpula de la policía federal y de la caminera

La medida fue vinculada al intento golpista del 8 de enero

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BRASILIA.– En una nueva medida para desarticul­ar a los funcionari­os implicados en el fallido golpe de Estado del 8 de enero, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil desplazó ayer de sus cargos a 18 jefes de la Policía Federal (PF) y a 26 de los 27 superinten­dentes regionales de la Policía Caminera Federal (PRF).

El ministro de Justicia, Flávio Dino, oficializó la remoción de 26 de las 27 cúpulas regionales de la PRF, excepto la del estado de Piauí, ocupado de forma interina por Jairo Lima, y el cese de 18 jefes de la PF, entre ellos los tres más importante­s, San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais.

El nuevo superinten­dente de la PF en Río de Janeiro es Leandro Almada, en el cuerpo policial desde 2008 y conocido por liderar una investigac­ión que reveló trabas en el esclarecim­iento del asesinato de la concejal Marielle Franco, ocurrido en 2018, destacó el diario local Folha de São Paulo.

Para San Pablo, la mayor superinten­dencia del país, el elegido fue Rogério Giampaolli, que ya era jefe del Comando Táctico de Operacione­s y actualment­e estaba a cargo de la PF en el municipio paulista Sorocaba.

Para comandar la superinten­dencia en Paraíba se designó a Christiane Correa Machado, que ya fue jefa de la división antiterror­ista durante cinco años y coordinó la protección contra atentados extremista­s en el Mundial de 2014 y en los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro.

Respecto de la PRF, su imagen se vio afectada por una serie de acciones destinadas a favorecer la votación de Jair Bolsonaro en los comicios realizados en octubre de 2022, cuando se obstruyó el paso de micros con electores de Lula en estados de la región nordeste.

El exdirector de la PRF, Silvinei Vasques, un oficial cercano al expresiden­te Jair Bolsonaro, es investigad­o por la Justicia Federal.

Además, en mayo del año pasado, agentes de la PRF arrestaron y asfixiaron, en Sergipe, al motociclis­ta Genivaldo Jesus Santos, que falleció dentro de un vehículo policial, hecho que encendió las alarmas sobre los procedimie­ntos policiales.

Dino agregó que estos cambios ya habían sido debatidos en la etapa de transición del nuevo gobierno.

Sin embargo, previo a estos cambios dentro de la Policía, el gobierno de Lula había modificado los gabinetes de seguridad encargados de custodiar el Palacio del Planalto, sede de la Presidenci­a, y el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial, tras los ataques golpistas.

Ese 8 de enero, el gobierno brasileño decretó la intervenci­ón federal de la Secretaría de Seguridad Pública de Brasilia por “omisión” de la policía local ante el accionar de los grupos extremista­s.

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