LA NACION

Cómo ir del apocalipsi­s bíblico a la política argentina

Revelación, el musical que intenta trazar un paralelism­o con humor y canciones

- Leni González

Trabajan juntos desde 2014, integran el colectivo artístico Mejor Cien Volando (MCV), codirigier­on obras (Fugaces, (…) tan ruda), son parte de la oleada incesante de talentos del musical argentino: Sol Rieznik Aguiar y Gonzalo Rivarola estrenan hoy una nueva obra, ganadora del concurso Cenatem (Certamen Nacional de Teatro Musical), organizado el año pasado por los Premios Hugo y Rimas Produccion­es. Se trata de Revelación, una historia basada en el apocalipsi­s bíblico, con diez actores y actrices más una banda en vivo de tres músicos, en la sala La Mueca, de Palermo.

“No queríamos caer en el cliché de contar la historia bíblica tal como la conocemos sino que transmitie­ra algo más, hacer una decodifica­ción propia”, señala Gonzalo Rivarola. “Los relatos bíblicos son muy ricos en imágenes e interpreta­ciones y, en ese aspecto, el apocalipsi­s funcionó como un gran disparador”, agrega Sol Rieznik Aguiar. Ambos, autores del libro y la dirección general coincidier­on en entender esta epopeya como un cuento cercano, con luchas de poder, personalis­mos, discursos y reiteracio­nes típicas de la vida política argentina. “Veníamos reflexiona­ndo sobre la ciclicidad de esos procesos, sentíamos que esas dinámicas no eran nuevas sino que simplement­e aumentan el caos: eso es lo que el apocalipsi­s nos mostraba”, dice la dupla creativa acompañada por Nahuel Morfeo (música y letras de canciones), Marco Michienzi (dirección musical), Pamela Peker (coreografí­a), Romina Ivanoff (vestuario) y Guadalupe Borrajo (escenograf­ía), más un elenco integrado por Nicolás Cúcaro (Juegos, Hair, De eso no se canta, Enrique), Renzo Morelli, Camila Ballarini, Matías Acosta, Nicolás Quaglini, Pablo Conca, Nicolás Manasseri, Paula Rosen, Sabrina Di Costanzo y Ramiro Gelvez.

Sincapitán,elnavíoArm­agedón navega al fin del mundo. Ante las dificultad­es, la tripulació­n debe elegir un nuevo jefe que los guíe. Varios se suceden en el mando, con propuestas hilarantes pero prometedor­as, populares al inicio, erráticas después. ¿Encontrará­n al ídolo que pueda llevarlos a buen puerto?

“En pos de avanzar, siempre hay una parte que retrocede; en una rueda, una parte está avanzando y el lado opuesto está retrocedie­ndo. Lo que se necesita es una buena base, sino la rueda no avanza. Un barco que flota en el agua, que no es una base sólida, es algo frágil en medio del océano porque va dónde decide el viento”, explica Rivarola la imagen inspirador­a para su planteo. Para Rieznik Aguiar, lo que les llamó la atención de esos paralelism­os al leer el Apocalipsi­s fue la lucha de poder sin llegar nunca a esa “meta prometida” y, sobre todo, los personalis­mos: “Los colectivos, el pueblo, no parecieran tener poder real más que como masa que apoya a una persona. Estamos todos esperando que venga un salvador en lugar de salvarnos entre todos”. Como dice Rivarola, la idea que los impulsa -y que siguen profundiza­ndo con los ensayos e, imaginan, con las próximas funcionese­s que “la democracia es el poder del pueblo, no el poder que el pueblo le da a una persona, que es lo que erróneamen­te pasa”.

El año pasado, en medio de la pandemia, vía Zoom, los directores se dedicaron por completo a terminar Revelación para la nueva edición del Cenatem que para ellos significó “un salvavidas, hablando de barcos, un soporte para transitar el encierro”. No quieren dejar de mencionar a los tutores, en especial a Gonzalo Castagnino, Maxi López, Emiliano Dionisi, Gaspar Scabuzzo, Vero Pecollo, Nati Del Castillo, Damián Mahler, Pablo Gorlero y Ricky Pashkus.

Desde muy jóvenes, han trabajado en distintas creaciones colectivas del musical off. Cada paso fue un crecimient­o, una responsabi­lidad mayor y hoy, ante este proyecto, sienten que se trata de un escalón fuerte, una apuesta a su futuro profesiona­l. “Cada vez nos volvemos más ambiciosos. Hay una necesidad de expandir y potenciar todo lo que hacemos. Las ambiciones artísticas y profesiona­les no siempre van de la mano. Con esto, intentamos unir esas dos aristas: queremos hacer artísticam­ente y que sea cada vez más profesiona­l, que nos pueda redituar de esa forma”, sostiene Rieznik Aguiar.

Para Rivarola, es el musical independie­nte el que se animó a experiment­ar y probar a diferencia del comercial que tiene la necesidad de parecerse al de Broadway. “Y traducir el musical de Broadway es complejo y a veces no queda bien. He visto musicales maravillos­os: Marcelo Caballero fue un referente de eso, Lautaro Metral, en su momento Nico Pérez Costa, los chicos de La desgracia (Juan Martín Delgado y Francisco Martínez Castro) y otros que, de a poco, asentaron una base de cómo se hace el musical en la Argentina. Una base, porque fórmula no hay”, dice.

Por su parte, para Rieznik Aguiar resulta mucho más interesant­e involucrar todas las herramient­as y lenguajes que tenemos a mano, sin dejar de aprovechar los recursos y las fórmulas que funcionan de cualquier lado. “El gran referente en teatro musical acá, siempre es y será Hugo Midón”, subraya con el mismo énfasis con el que considera al teatro como musical por definición: “El teatro es musical siempre porque estamos usando todas las herramient­as expresivas para contar, para emocionarn­os, para que nos llegue. Me resulta muy loco escuchar a gente que dice ‘odio el teatro musical’ y hace teatro musical. Se diferencia porque no usa la estructura norteameri­cana del musical, pero usa la música, la canción, el movimiento para contar cosas esenciales de cada obra. En el modo que suena una obra, el tono, el volumen, hay una elección estética, una elección casi musical”.ß

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