LA NACION

Comienza el juicio contra el “descuartiz­ador de la amoladora” de la villa 31

Waldo Servian está acusado de haber asesinado y mutilado a su mujer, Mirtha González

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El acusado de haber asesinado en marzo de 2019 a su mujer, Mirtha Liliana González Ayala, en la villa 31 bis, será juzgado desde hoy. Por este macabro femicidio, Waldo Servian Riquelme fue bautizado como “el descuartiz­ador de la amoladora”: con una herramient­a de ese tipo, el cadáver de la víctima fue mutilado, quemado y seccionado en 25 partes.

El acusado estará sentado en el banquillo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°14. Está alojado en el penal de Ezeiza desde el 31 de octubre de aquel año, cuando fue extraditad­o desde Paraguay, donde había permanecid­o como fugitivo durante 50 días, después de haber huido en ómnibus a Misiones y, desde allí, cruzar la frontera a su país natal.

Asistido por el abogado José Vera, Servian Riquelme insistirá con negar el hecho, como dijo al ser indagado. En cambio, el fiscal de juicio Fernando Klappenbac­h intentará sostener la acusación de su colega Andrés Madrea, que al elevar el caso a juicio afirmó que el acusado había mostrado un “odio y total menospreci­o” por la víctima.

“El aquí acusado la mató, la descuartiz­ó, la afeó, la desechó en una cloaca pretendien­do eliminar hasta la más mínima imagen femenina”, recalcó el fiscal en el dictamen, según informó la agencia Télam.

El hecho ocurrió entre el 15 y el 16 de marzo de 2019 en la vivienda que ambos compartían, entre las casas 108 y 112 de la manzana 110 de la villa del barrio de Retiro.

El fiscal Madrea afirmó que Servian Riquelme planificó dejar a sus hijos al cuidado de su familia la tarde previa al crimen para “estar a solas con la víctima antes, durante y después de darle muerte”.

Como posible móvil, el fiscal mencionó que la relación pareja estaba terminada y que mantenían una disputa por la venta de la casa, que el imputado pretendía y a lo que la víctima se negaba.

Según la hipótesis de Madrea, Servian Riquelme atacó a González en el baño, mientras ella se duchaba, y allí descuartiz­ó el cadáver, tarea que le demandó “de dos a tres horas”, según los peritos.

El acusador detalló, en su dictamen,algunos de los macabros hallazgo s del caso, como ser una olla con “restos humanos seccionado­s que habían sido sometidos a un proceso de cocción”, un horno eléctrico y un cuchillo de cocina con rastros de sangre, la “amoladora angular” –herramient­a utilizada para despedazar el cadáver–con sus discos de corte dentro de un balde, en la cocina.

Se encontraro­n restos de la víctima dentro de la bañera y también en la planta alta de la vivienda, que estaba en refacción.ß

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