Prisión preventiva para el marino que mató al capitán y a su segundo en el puente del barco
“Correte, con vos no es la cosa”, le dijo Carlos Lima al cocinero del buque tanque Ayane, con quien se cruzó tras ejecutar a sus superiores
Después de disparar con un arma automática de calibre pequeño y matar al capitán del buque tanque Ayane, Alejandro Daniel García, de 39 años, y al primer oficial Juan Alfonso Pegasano, de 48, el marinero Carlos Eugenio Lima se cruzó con el cocinero del barco, Carlos Banegas, y le espetó: “Correte, con vos no es la cosa. No tratés de convencerme, andá a tu camarote”.
Pocos minutos después, él mismo se comunicó con el Centro de Control de Tráfico Río de La Plata de la Prefectura Naval y anunció, sin titubeos: “El capitán y el primer oficial están muertos, los maté yo. Y me voy a entregar. Así que quiero que venga un guardacostas y me arreste. Listo, es tan sencillo como eso”.
De ese diálogo se deduce que el marinero, que oficiaba como tercer oficial de cubierta en el buque de transporte petrolero de bandera maltesa, tenía claro quiénes eran sus objetivos y que no le disparó a ciegas a quien se le cruzara por delante.
Lima, de 52 años, expolicía bonaerense que había sido licenciado de la fuerza por problemas psiquiátricos en 2007 y que luego purgó condena por acribillar a un vecino suyo en City Bell, en 2008, fue procesado con prisión preventiva por el juez federal de La Plata Ernesto Kreplak, que además le trabó un embargo por 20.000.000 de pesos.
“A través de diversos testimonios recabados en autos se pudieron reconstruir, con el grado de probabilidad que la etapa impone, los sucesos anteriores y posteriores al hecho delictivo, coincidiendo todos ellos en que fue Lima quien manipuló el arma de fuego y produjo las detonaciones que llevaron a las muertes de Pegasano y de García, y que esa arma habría sido arrojada a las aguas del Río de la Plata por el imputado, motivo por el cual de momento no ha sido hallada”, sostuvo el juez Kreplak en su resolución, a la que tuvo acceso la nacion.
El doble homicidio ocurrió el viernes 22 de octubre poco antes de las 23.30 cuando la embarcación, con 21 tripulantes, estaba fondeada en la Zona de Espera y Fondeo de Buques Rada La Plata, a la altura de Ensenada. Después de matar a sus víctimas, según él mismo les confesó a sus compañeros, Lima arrojó en las aguas marrones de la rada donde estaba anclado el Ayane.
Según los tripulantes que declararon como testigos, el doble homicidio habría ocurrido después de que Lima discutiera con las víctimas en el pasillo del camarote del capitán y en el puente de navegación.
Lucas Discenza, quien cumplía la función de segundo oficial, sostuvo que el día anterior al doble crimen, a las 18, hubo una fuerte discusión entre Pegasano y Lima.
“Esa discusión habría ocurrido a raíz de una inspección de rutina que estaba realizando la Prefectura Naval sobre el buque, en la cual Lima, quien era el encargado de los equipos de seguridad de la embarcación, evadía las respuestas a las preguntas que se le efectuaban. Por ese motivo fue separado de la inspección”, según surge del expediente.
Al día siguiente, Lima se “mostró solitario en el momento del almuerzo y de la cena. Evitó reunirse con sus compañeros en el comedor diario”, explicó Discenza en su declaración testimonial.
La discusión entre Lima y el primer oficial, previa al ataque a balazos, fue a las 23.20 y ocurrió en el puente de navegación del Ayane. “Se respondían ofensivamente”, explicó otro tripulante.
Gritos y disparos
“El testigo Jorge Barrera, por su parte, recordó que escuchó gritos y disparos que lo hicieron salir de su camarote y dirigirse a la escalera que comunica la Cubierta A con los comedores. Al no escuchar nada subió las escaleras rumbo al puente de navegación, donde se encontró a Lima descendiendo con un arma en la mano, quien le manifestó que había matado a Pegasano y a García, y le dijo que se encierre en su camarote, que el problema no era con él”, detalló el juez Kreplak en su auto de procesamiento.
Después de haber ejecutado a sus víctimas, Lima se cruzó con el cocinero. Banegas dijo que cuando iba hacia el lavadero escuchó “ruidos continuos, similares a golpes de metales” y que en el camino de regreso a su camarote se encontró con Lima, “que portaba con la mano derecha un arma de fuego corta”.
El cocinero describió el arma como “aparentemente automática, gris plomo oscuro, de un calibre pequeño”. Otro testigo dijo que el arma homicida era “marrón, tipo bronce” y calibre 22.
Banegas llegó a preguntarle a Lima qué hacía con el arma de fuego. La respuesta del tercer oficial fue: “Correte que con vos no es la cosa. No tratés de convencerme, andá a tu camarote”.
La llamada del confeso doble homicida a la Prefectura Naval, según el expediente judicial, fue a las 23.28. Después, Lima ingresó a la “zona de consola de carga” y, en ese momento, el resto de la tripulación cerró la puerta con cabos, para retenerlo adentro. El marinero asesino llegó a decirles a sus compañeros que había arrojado el arma en el agua.
En ese momento, uno de los 21 tripulantes del Ayane llamó al Control de Puerto solicitando “apoyo urgente por tener inmovilizado al agresor desconociendo si aún posee el arma de fuego”. El personal del guardacostas GC73 Cabo Corrientes abordó el buque tanque a la 1.40 del 23; a esa hora ya encontraron a Lima “tranquilo”, sin el arma, y también vieron los dos cadáveres acribillados.
“Es menester señalar que Lima no solo habría confesado a sus compañeros que habría matado al capitán y al primer oficial, sino que se habría comunicado con el control del puerto a fin de confesar el doble homicidio que cometió”, sostuvo el juez Kreplak en su resolución judicial.
Cuando fue indagado por el doble crimen, el marinero Lima no declaró. Ante el juez, se llamó a silencio. Pero ya lo había dicho todo en presencia de testigos.ß