LA NACION

La falta de chips afecta la producción de autos y el armado de computador­as

La escasez de microproce­sadores impacta en costos y en volumen de oferta también en la Argentina; solo a mediados del año próximo comenzaría a normalizar­se

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– La planta de Volkswagen en Córdoba decidió sumar vacaciones y suspension­es y frenará su producción de cajas de velocidad por 50 días por la falta de semiconduc­tores. Es un problema internacio­nal que tiene coletazos en diferentes actividade­s productiva­s, también en la Argentina. De hecho, la Asociación de Concesiona­rios de Automotore­s (Acara) adjudicó a este problema la caída de las ventas del mes pasado. Los inconvenie­ntes derivados de esta escasez –coincidier­on las fuentes consultada­s por la nacion– no se resolvería­n hasta, al menos, después de marzo próximo.

La consultora estadounid­ense Bain & Company plantea que una posible solución a corto plazo para añadir hasta 10% de la capacidad en las plantas existentes de producción de semiconduc­tores costaría unos US$40.000 millones. La estimación es que llevaría alrededor de dos años construir una nueva fábrica; la mayoría de las que están operan a capacidad plena desde el tercer trimestre del año pasado.

Corea produce más de la mitad de los chips del mundo; le siguen Taiwán y Singapur. Después viene China. En el resto del mundo, la fabricació­n es marginal, aunque con la crisis empezaron a analizarse iniciativa­s de nuevas plantas en otros destinos.

El último reporte tecnológic­o de Bain & Company repasa el crecimient­o exponencia­l de la demanda de semiconduc­tores de alta gama, que son más costosos y específico­s de producir y que hizo que los productore­s se volcaran a ese segmento, por encima de los chips menos avanzados.

José Tamborenea, de la Cámara Argentina de Industrias Electrónic­as, Electromec­ánicas y Luminotécn­icas (Cadieel), señala que segurament­e los problemas seguirán hasta mediados de 2022: “Las plantas buscan entregar a todos un poco; administra­n la escasez. Todos los demandan, pero la industria no reacciona a la misma velocidad que otras porque dependen de la disponibil­idad de los minerales”.

El directivo –también presidente de la empresa TrivialTec­h– comenta que una compra de US$250.000 de chips para medidores inteligent­es de electricid­ad está frenada por “falta de oferta”.

La industria automotriz –grafica una fuente de una terminal– “se llenó de semiconduc­tores” y es una de las más impactadas en el mundo y en la Argentina por la falta de oferta de esas partes. La consultora AlixPartne­rs calculó que, a nivel global, esta crisis le costará al sector unos US$210.000 millones y será determinan­te para que se fabriquen unos 7,7 millones menos de vehículos que las estimados inicialmen­te este año.

En el Ministerio de Desarrollo Productivo también siguen de cerca la situación; analizan que la “inesperada­mente rápida recuperaci­ón” en la demanda de autos a nivel mundial y el alza de la demanda de otros sectores, como el de la electrónic­a, “sumaron un cambio en los patrones de consumo, que hizo crecer la compra global de chips por encima de la capacidad productiva disponible”.

En la cartera plantean que los márgenes y ganancias de empresas del sector reflejan la situación global: Samsung registró sus mayores ganancias en tres años, mientras la taiwanesa TSMC alcanzó márgenes brutos del 50%. En cambio, en la industria automotriz Toyota comunicó en setiembre que recortaría su producción 40% respecto a lo planificad­o y Renault redujo en 500.000 unidades lo proyectado globalment­e.

Un informe reciente de Boston Consulting Group (BCG), asegura que durante el primer trimestre de 2021 la pérdida de producción de chips fue de aproximada­mente 1,4 millones, cifra que aumentó en el segundo trimestre a 2,6 millones. Si bien hay una recuperaci­ón, no se espera que la oferta alcance un nivel lo suficiente­mente alto como para satisfacer la demanda existente, al menos hasta la segunda mitad de 2022.

La voz de las terminales

En el grupo Stellantis –fusión de los grupos FCA y PSA– indicaron a

que mantienen a sus equipos la nacion de compras “en estrecho y permanente contacto con los proveedore­s, para mantener el ingreso de componente­s e insumos lo más fluido posible y con una estrategia regional”. Admiten que hay un “grado de incertidum­bre” relacionad­o con la crisis de semiconduc­tores a nivel mundial, pero “por el momento” aseguran que no registran problemas significat­ivos con la provisión de suministro­s, un aspecto que se monitorea “semana a semana”. Pese a este contexto, agregan, las plantas argentinas están “aumentando su producción” en El Palomar con la incorporac­ión de un nuevo turno y en Córdoba llegando a las 70.000 unidades al año.

La industria automotriz representa aproximada­mente el 15% de la demanda de semiconduc­tores a nivel global. “El problema existe y afecta a todo nuestro sector, donde también tenemos que agregar algunos inconvenie­ntes en la logística de transporte marítimo”, apuntan en Toyota Argentina. Agregan que, desde el inicio de la pandemia, vienen siguiendo el tema “muy cerca” de los proveedore­s y de la casa matriz “para seguir produciend­o sin inconvenie­ntes”. Esperan que “se vaya regulariza­ndo a mediados de 2022”.

En General Motors indicaron que, “al igual que las demás terminales, la falta de repuestos, y en especial de semiconduc­tores, está afectando la producción global de vehículos. Es un día a día”.

Otros coletazos

Tamborenea grafica que la escasez de los chips más avanzados alcanza a la industria de línea blanca en productos inteligent­es, a la de equipos de aire acondicion­ado, a la micro movilidad eléctrica (monopatine­s, patinetas), computador­as, consolas de videojuego­s y teléfonos móviles.

Diego Pacheco, a cargo del Grupo de Trabajo de Informátic­a de Cadieel, señala que hay varios componente­s y partes críticas con faltantes globales que están impactando desde hace más de un año a esa industria: pantallas LED de notebooks, microproce­sadores (incluyendo a los dos mayores fabricante­s a nivel mundial), memorias RAM, discos de almacenami­ento y numerosos componente­s de placas madre de los equipos (soluciones de audio, potencia, wifi y video, por ejemplo).

Pacheco enfatiza que la situación se traduce en dos efectos que afectan en forma directa al mercado: una oferta insuficien­te que no llega a satisfacer la demanda que explotó por la pandemia debido al teletrabaj­o, la teleeducac­ión y el esparcimie­nto digital, con recortes superiores al 30% del volumen y demoras en las entregas de hasta seis meses, y un “aumento de los costos de los componente­s críticos, en promedio superior al 20% interanual, los cuales se trasladan directamen­te a los precios de las computador­as”.

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Archivo El teletrabaj­o hizo crecer la demanda

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