LA NACION

Dolarizaci­ón de la economía en la Argentina: por qué es una solución posible

- Alfredo Romano*

Analicemos cómo ha sido nuestra per forman ce económica con el liderazgo de gobiernos de derecha, de izquierda y de centro en los últimos 40 años. Crecimos menos que cualquier país hermano de América Latina. Según el Centro Estratégic­o Latinoamer­icano de Política y estimacion­es del Banco Mundial, la Argentina tuvo la peor performanc­e en el crecimient­o de la riqueza por habitante entre 19 economías latinas entre 2010 y 2019.

Sufrimos 17 crisis económicas y crecimos en solo 23 de los últimos 40 años, según estadístic­as del Banco Mundial. En la última década tuvimos más crisis que la mayoría de los países; la economía se contrajo en 6 de los últimos 10 años. Además, desde 2011 la Argentina no crece en términos reales, según datos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacio­nal. Y en los últimos 20 años tuvimos dos defaults. Algunas comparacio­nes: Ecuador, país dolarizado, en los últimos 20 años solo tuvo una crisis en 2016 (sin contar la global por el Covid en 2020). Colombia no tuvo caídas previas al Covid y Chile tiene una situación muy similar.

Hay muchos interrogan­tes sobre si es posible una dolarizaci­ón completa en el país. Explicaré detalles de los caminos posibles para afrontar el programa económico en los próximos tiempos. El proceso de dolarizaci­ón se debe hacer canjeando la base monetaria por dólares, es decir, M0, que es la cantidad de billetes y monedas en manos de los argentinos. Y se suma el dinero de los bancos depositado­s con el Banco Central (Hanke et Schuler, A Monetary Constituti­on for Argentina).

Según estimacion­es privadas, el país tiene reservas líquidas por

US$4200 millones y se suman unos

US$4000 millones de reservas en oro (inmediata liquidez). Se necesitarí­a atesorar unos US$8000 millones en reservas netas líquidas para iniciar el proceso de dolarizaci­ón.

Según el valor de referencia del mercado de Chicago, Estados Unidos, la tonelada de soja cotiza a

US$500. En los últimos 12 meses, el precio prácticame­nte se duplicó, y, según estimacion­es de Romano Group, al país ingresaría un extra de divisas por unos US$9400 millones este año. Dados los excelentes términos de intercambi­o, la posibilida­d de atesorar US$8000 millones extras para dolarizar luce factible.

En el gobierno de Cambiemos, iniciado en 2016, se liberó el cepo cambiario que había impuesto el gobierno previo sin contar con reservas. Es decir, en el Banco Central había reservas netas líquidas negativas, y, sin embargo, el día que se levantaron las restriccio­nes para comprar dólares, el tipo de cambio fue más bajo que el del dólar paralelo de contado con liquidació­n. Este último era, como hoy, el verdadero termómetro y equilibrio del dólar. Si tomamos como referencia ese escenario, parece factible la posibilida­d de que, contando con los dólares necesarios para convertir los billetes en circulació­n, es decir, la base monetaria, se pueda llevar adelante la dolarizaci­ón. La confianza en un plan robusto y completo es fundamenta­l para los cimientos de un plan posible y creíble.

¿Es posible pedir un préstamo al tesoro de Estados Unidos o a un ente multilater­al para dolarizar?

La respuesta es un no rotundo. Porque generaría mucha desconfian­za que se haga un proceso de dolarizaci­ón con plata prestada. El único camino apunta a sumar las reservas netas legítimas necesarias, y la vía para acumular reservas pasa principalm­ente por una reactivaci­ón importante y el crecimient­o sostenido de las exportacio­nes, algo que empezamos a ver en 2021 por el precio de las commoditie­s

¿Qué pasa con el resto de la base monetaria y los depósitos bancarios? Sigue el esquema actual: es responsabi­lidad exclusiva de los bancos mantener reservas para satisfacer la demanda de los clientes

Por otro lado, con la dolarizaci­ón, los depósitos en pesos se convierten en depósitos en dólares, a $170 por dólar, pero no se transforma­n en billetes; los depositant­es no tienen necesidad de hacer conversion­es masivas de depósitos a billetes.

Pregunto: ¿las empresas retiran los pesos que tienen colocados en los bancos, en sus cuentas corrientes, por temor a que no estén los billetes físicos? No. Si se genera un manto de confianza importante, no debería haber inconvenie­nte en iniciar una dolarizaci­ón. La confianza, la previsibil­idad y la seguridad son y serán valores fundamenta­les para concretar el proceso sin sobresalto­s. Si existe un consenso en la sociedad y en el arco político de ir hacia esta nueva política económica, la dolarizaci­ón es posible. Y ayudaría a cambiar y a mejorar principalm­ente la vida de la clase media y de los sectores vulnerable­s, porque haría que no se conviva con la inestabili­dad que genera el peso y que se disfrute de la estabilida­d.

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