LA NACION

Volver a rockear

- María Elena Polack

Diecinueve­mesescomo presidente y la dirigencia opositora, y no pocos de sus compañeros de ruta kirchneris­ta, no entienden a Alberto Fernández y lo quieren obligar a amoldarse a los cánones tradiciona­les. ¡Qué error! El hombre está en otra dimensión y acá estamos para develarlo.

“Redujo el castellano a decir: ‘Es culpa de Macri’. Así que habría que mandarlo a Pasapalabr­a para que aprenda el vocabulari­o de la RAE (Real Academia Española), que tenga más amplitud de mente y deje de echarle la culpa de todo a Macri. Están gobernando hace un año y medio, y antes gobernaron

12”, dijo Patricia Bullrich en

LN+, donde anunció su candidatur­a presidenci­al para

2023, mientras María Eugenia Vidal trata de convencer a los porteños de que su salto en garrocha sobre la General Paz merece como condecorac­ión su voto.

Es cierto que el compañero de fórmula de Cristina Kirchner, a cargo de la Presidenci­a, al igual que Santiago Cafiero, viven con el “ay, pero Macri” en la boca como respuesta a todo lo que sucede y lo que vendrá al menos hasta el 10 de diciembre de 2023. Pero Fernández es un hombre del rock nacional. Otro cantar sería mandarlo a La Voz Argentina. ¿Ahí cambiaría todo?

Pensemos por un momento que el canciller Felipe Solá le hubiera recordado la gran frase “con mi balsa yo me iré a naufragar”, en versión de Los Gatos, para explicarle la situación de Cuba. Fernández no hubiera dicho que no sabe lo que allí sucede. Hubiera conectado rápidament­e con el dolor de ese pueblo envuelto en una revolución que hace 60 años va de mal en peor.

Lo mismo hubiera ocurrido si Martín Guzmán hubiera apelado a la versión remasteriz­ada en 2001 de Los Auténticos Decadentes para explicar las negociacio­nes por la deuda externa. “El dinero no es todo, pero cómo ayuda”, meneando un poco la cadera, Guzmán destrataba cualquier recelo sobre los viles acreedores.

Ni hablar de los disgustos que se hubiera ahorrado si, en 2019, en el encuentro con Cristina Kirchner, en el que le ordenó la candidatur­a presidenci­al, hubiera sonado de fondo “Salitral”, de Los Piojos: “Tus promesas son engaños, un espejismo en un salitral”.

No voy a abundar; para muestra basta un botón. Pero mientras los políticos quieren tirarle un diccionari­o por la cabeza a Fernández para que sume algún vocablo más a su hit “ay, pero Macri”, él en Olivos está rasgando los acordes de “La rubia tarada”, de Sumo: “Basta. Me voy rumbo a la puerta y después al boliche de la esquina a tomar una ginebra con gente despierta. Esta sí que es Argentina”.

“Habría que mandarlo a Pasapalabr­a”.

(De Patricia Bullrich)

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