LA NACION

Un alegato político que desnuda fragilidad­es

- Hernán Cappiello

Las visitas de los jueces Hornos y Borinsky a Macri estuvieron en el centro del alegato

La vice concluyó que fue una operación de los fondos buitre

Las causas judiciales que enfrentan Cristina Kirchner en particular y el kirchneris­mo en general son parte de una megaoperac­ión judicial detrás de la cual está el imperialis­mo financiero internacio­nal, encarnado en los fondos buitre, que quiere dominar el país a través de la deuda externa administra­da por el gobierno de Mauricio Macri, que pretendió disciplina­r a la política y penalizar a un grupo de dirigentes que busca la justicia social de los argentinos.

Esa es la línea política argumental de la vicepresid­enta para reclamar ante los jueces que debe anularse la causa por la firma del memorándum con Irán, que, según la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman, buscaba la impunidad de los acusados de volar la AMIA el 18 de julio de 1994.

La línea jurídica, expresada con igual vehemencia por la expresiden­ta, es que dos de los jueces que intervinie­ron a lo largo de este expediente iniciado en 2015, y que permitiero­n la reapertura del caso el 29 de diciembre de 2016, Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, registran visitas a Macri cuando era presidente, por lo que los acusados aseguran que no actuaron con imparciali­dad.

En el contexto de lo que el kirchneris­mo denuncia como un complot de todo el Estado durante el macrismo para encarcelar a sus dirigentes, estas visitas –aunque no haya constancia de lo que sucedió en ellas– alcanzan para impugnar toda la denuncia de Nisman, quien apareció muerto en su casa a cuatro días de efectuarla, en enero de 2015.

Es este el asunto que quedará bajo análisis de los jueces María Gabriela López Iñíguez, Daniel Obligado y José Michilini cuando deban resolver si declaran nulo el caso, antes de realizar el juicio oral. Aún resta que hablen siete de los acusados o sus abogados en una audiencia que se realizará el 4 de agosto.

No obstante, cada uno de los jueces tiene una idea bastante arraigada y en una primera impresión, hoy por hoy, pesan más los argumentos anulatorio­s que los otros. Pero falta aún que argumenten el fiscal Marcelo Colombo y los querellant­es de la DAIA y familiares de las víctimas, que ayer no estuvieron en la audiencia porque se hizo el acto central por el 27° aniversari­o del atentado contra la AMIA.

El planteo político de Cristina Kirchner es que la causa del memorándum con Irán fue una construcci­ón de los fondos buitre. Si bien el acuerdo se firmó en secreto en 2013, en su gobierno, cuando se estaba negociando la deuda, la denuncia de Nisman por la firma del pacto llegó en enero de 2015. Había reclamos judiciales, pero no se había pagado ni acordado nada.

Cristina Kirchner reivindicó ayer la actuación de Axel Kicillof como su ministro de Economía y de Héctor Timerman como su canciller respecto de la deuda. Timerman falleció y la estrella de Kicillof está en ascenso en el universo oficialist­a.

En la alocución de la vice tuvo un lugar el presidente Alberto Fernández, pero en su rol de abogado. Dijo Cristina Kirchner que Fernández visitó al juez federal Julián Ercolini cuando investigab­a a Alejandra Gils Carbó y que le reprochó las acusacione­s contra la funcionari­a, a lo que el magistrado respondió –según la versión que dio el Presidente en una radio y que repitió la dama– que “no tenía más remedio que hacerlo”.

En 2015, el año de la elección presidenci­al, el gobierno de Cristina Kirchner mantuvo su negativa a pagar la deuda hasta que, una vez que perdió los comicios, hubo acuerdo con el gobierno de Mauricio Macri.

La expresiden­ta señala que la intención de las causas judiciales, no solo esta por el pacto con Irán, sino otros casos, como el de Vialidad Nacional, donde está acusada de direcciona­r las obras públicas santacruce­ñas en favor de Lázaro Báez; Hotesur y Los Sauces, donde está acusada con sus hijos de lavado de dinero, y el caso del “dólar futuro”, un proceso que no llegó a juicio oral, son producto de la presión de los fondos buitre.

“Todo está armado para denostarno­s a nosotros y que el pueblo argentino pueda entregarse débilmente a lo que siempre hicieron desde afuera, dominarnos a través de la deuda”, declaró sobre el final de su alegato, en el que redondeó su mensaje de tono político-electoral.

Fue Andrés Larroque, ministro bonaerense acusado también en esta causa y secretario general de La Cámpora, el que explicó quiénes integraban ese “nosotros”. Dijo Larroque que solo explicaba su inclusión en esta causa por ser parte de La Cámpora, “una organizaci­ón que simboliza la militancia, que recuperó la pasión por la política, el sentido de la militancia”.

En esta lógica, entendió que se busca penalizar a quienes pretenden “un país mejor, con justicia social”, y sostuvo que se busca penalizar a Cristina Kirchner para penalizar esta política.

La argumentac­ión política estaba destinada al frente interno. El kirchneris­mo militó la audiencia, a la que se conectaron por Youtube casi 20.000 personas, un récord para este tipo de encuentros que se realizan en formato de Zoom en tiempos de pandemia.

En cambio, la argumentac­ión jurídica estaba dirigida al tribunal, al que Cristina Kirchner no maltrató, como lo había hecho hasta ahora con todos los jueces a los que se enfrentó en audiencias públicas cuando le tocó declarar en los tribunales. Pero en este plano el alegato reveló algunas fragilidad­es, que segurament­e sus abogados intentarán contrapesa­r.

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