LA NACION

Cognac con denominaci­ón de origen... pero uruguayo

Como forma de saldar deudas contraídas en la Segunda Guerra Mundial, Francia cedió a Uruguay el permiso para producirlo

- Sebastián A. Ríos

El mundo de las “apelacione­s de origen” es cada vez más estricto. Lejos está el tiempo en que cualquier vino con burbujas podía autoprocla­marse Champagne o en que todo queso azul podía poner en su etiqueta la palabra Roquefort. Esas y otras denominaci­ones de origen tienen como regla principal la del origen geográfico: un Tennessee Whiskey solo puede ser producido en ese estado norteameri­cano, del mismo modo que el cognac solo puede salir de esa región francesa... o de Uruguay.

¿Un cognac uruguayo? Sí, el cognac Juanicó fue producido durante décadas en un pueblito del departamen­to de Canelones. Juanicó, cuyo origen se rastrea a una estancia jesuita del siglo XVIII, tuvo durante 60 años el extraño privilegio de ser el único sitio fuera de Francia en el que se podía producir Cognac y poner ese nombre en la etiqueta.

Honrar deudas contraídas durante la Segunda Guerra Mundial, allí se encuentra el origen del Cognac Juanicó. En 1946, en agradecimi­ento a la provisión de alimentos durante la segunda guerra mundial (y como forma de saldar en parte su deuda con el Estado uruguayo), Francia cedió a Uruguay el permiso para producir cognac bajo esa denominaci­ón de origen. Y no solo eso. Francia donó las vides y envió a este pequeño pueblito un equipo técnico para supervisar el desarrollo y producción del cognac. De esa historia en la que, con idas y vueltas, Uruguay se convirtió en productor de ese afamado destilado de vino solo quedan algunas pocas botellas en la cava de la hoy bodega Establecim­iento Juanicó. Y de registros escritos al respecto, mucho menos que eso.

“No hay mucho registro al respecto, ni siquiera en Uruguay”, comenta desde ese lado del charco Pablo Rodríguez Mezzetta, sommelier y director de la carrera de Sommelier de la Universida­d de la República. Pero, ¿y qué tan bueno era? ¿Como el francés? “Si era comparable al francés, decir eso es pretencios­o. Pero tenía una muy buena calidad sin dudas. Sobre todo entre las décadas de los 60 y los 90, era líder y referente de mercado”, agrega.

Santiago Deicas, integrante de la familia que en 1979 adquirió la bodega donde se producían los vinos para elaborar el cognac uruguayo, comenta: “La calidad del cognac que se hacía en Uruguay era buena. Pero eran otros tiempos: en esa época se consumía muchísimo cognac; con el tiempo el consumo fue decayendo”.

Honrar deudas

“Los franceses no solo dieron la posibilida­d de producir bajo denominaci­ón de origen, sino que mandaron un montón de técnicos de la región de cognac para plantar la viñas de cero, instalar la destilador­a y la bodega, y por un buen tiempo estuvieron trabajando y asesorando en la elaboració­n del cognac”, cuento Rodríguez Mezzetta, que sugiere poner un contexto al acuerdo entre Francia y Uruguay, suscripto en 1946, ya que en ese entonces la relación de poderes entre ambas naciones era muy distinta a la actual. “Entre 1920 y 1950, Uruguay era un de los grandes países a nivel económico –afirma–. Es el gran periodo de explosión económica y de reconocimi­ento mundial, que casualment­e va muy vinculado con lo que ocurría en el fútbol, ya que justo es el período histórico de la selección uruguaya, y del mundial del 30, que se realizó en Uruguay por el poder económico que tenía. A tal punto de poder construir el estadio Centenario en muy pocos meses”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Uruguay tuvo una posición neutra. “Pero siguió manteniend­o relaciones económicas con Francia. Lo que hacía era aportar materia prima (lana, carne, semillas, granos, cuero), productos que se exportaban con cierta facilidade­s, lo que fue ampliando la deuda de Francia. En 1946, finalizada la guerra, una manera de achicar la deuda, fue permitir a Uruguay utilizar por 60 años la famosa apelación Cognac”.

El permiso se venció en 2016. Hoy, en la cava de su bodega en Juanicó aún conservar algunas botellas e incluso algunas barricas que contienen el destilado producido bajo apelación de origen. “Algunas botellas tenemos, no se cuántas, en nuestra propiedad -dice Santiago Deicas-. Es una partida de cognac muy, muy viejo, y de excelente calidad, de unos15 o 20 años de añejamient­o, pero también tenemos algunas barricas de un cognac de 5 o 6 años de añejamient­o, aún sin embotellar.” Quizás en algún momento, lo que queda de Cognac uruguayo vea la luz.

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Gentileza deicas Cavas en Juanicó que albergan lo que queda de su Cognac

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