Civiles se arman ante el aumento de la violencia en Sudáfrica
La ola de protestas y saqueos ya dejó 212 muertos
JOHANNESBURGO.– El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, advirtió ayer que no permitirá que “la anarquía y el caos” prevalezcan en el país, el más próspero de África, pero inmerso en una ola de violencia que lleva una semana y que dejó hasta ahora 212 muertos.
Ramaphosa, tratando de encarrilar esta suerte de estallido, que al menos al comienzo tuvo motivaciones políticas y luego derivó en una explosiva e indefinida protesta social, sugirió que se trata de una movida provocada deliberadamente.
“Está bastante claro que todos estos episodios de disturbios y saqueos fueron instigados, hubo personas que los planificaron y coordinaron”, dijo el presidente al llegar al epicentro de la ola de violencia, la provincia de Kwazulu-natal.
“Estamos tras sus pistas, identificamos a un buen número y no permitiremos que la anarquía y el caos se desarrollen en nuestro país”, subrayó Ramaphosa, y aseguró que los saqueos y los incendios mermaron gravemente la confianza de los inversores y afectaron la recuperación económica.
La policía dijo que seguían los saqueos en shoppings y comercios, y que se estaban atacando comercios de propiedad extranjera.
Los disturbios estallaron en varias partes del país la semana pasada, después de que el predecesor de Ramaphosa, Jacob Zuma, fue encarcelado por no comparecer en una investigación por corrupción. Las protestas derivaron en saqueos y destrucción, impulsados por la ira generalizada por la pobreza y la desigualdad que persisten casi tres décadas después del fin del gobierno de la minoría blanca.
Policía diezmada
La policía, con pocos efectivos y habituada a apoyarse en empresas privadas de seguridad, se encontró diezmada cuando los pillajes e incendios comenzaron la semana pasada en Kwazulu-natal (este), antes de extenderse a Johannesburgo y otras ciudades.
El presidente autorizó el despliegue de 25.000 miembros de las Fuerzas Armadas, que estarán en las calles hasta el 12 de agosto.
Sin confiar en la capacidad de protección de las fuerzas del orden, claramente sobrepasadas, los sudafricanos tomaron la seguridad en sus manos, en un país donde muchos poseen armas de fuego, lo que transformó la naturaleza de la violencia y previsiblemente aumentó el número de víctimas .
Varios incidentes pusieron en evidencia a estos autoproclamados “justicieros” frente a los supuestos saqueadores. En Phoenix, un poblado al noroeste de Durban, al menos 15 personas murieron desde la semana pasada.
Según el ministro de Policía, Bheki Cele, que acudió al lugar, las “tensiones raciales” originaron los problemas, junto a los grupos que buscan “proteger su barrio de los saqueos”. Testigos e internautas citan los casos de violencia de la comunidad de origen indio contra la población negra. Videos de una gran violencia, viralizados en las redes, mostraron a hombres armados de bastones golpeando a jóvenes negros en el suelo.
”Cuando hay tantas empresas de seguridad privada y armas en la calle, ¿quién los controla cuando el país estalla en llamas?”, dijo el analista político Xobani Dube, que calificó a la policía como una fuerza mal equipada.