LA NACION

Por qué el comunismo no se derrumbó como en Europa del Este

- Rubén Guillemí

Las situacione­s parecen semejantes. Hay un gobierno autoritari­o que desde hace décadas no logra atender las necesidade­s de su pueblo. La gente le va perdiendo el miedo al régimen y sale a protestar abiertamen­te a las calles.

Pero desde los tiempos de la caída del Muro de Berlín y la desaparici­ón de la Unión Soviética en los años noventa, la pregunta vuelve una y otra vez: ¿por qué el comunismo en Cuba no cae como se derrumbó en Europa del Este en cuestión de meses, como un castillo de naipes?

Nadie puede predecir lo que sucederá con un régimen autocrátic­o y hermético como el cubano, del que difícilmen­te se conocen disputas internas o eventuales fracturas. Pero, hoy por hoy, los expertos señalan varios factores por los cuales no habría que esperar en Cuba una caída del régimen por la protesta social.

1 ¿Quién es el Estado policial? “Una gran diferencia es quién ejerce el Estado policial en Cuba y quién lo hacía en Europa del Este en los años

90, explicó a la nacion Diego Guelar, el exembajado­r argentino en la Unión Europea entre 1989 y 1996. “El poder de la Unión Soviética fue fundamenta­l para sofocar los impulsos democratiz­adores en Hungría, Polonia y Checoslova­quia en los años 50 y

60. Por eso, una vez que se desarmó la URSS, desapareci­ó el factor de ordenamien­to policial en toda Europa del Este”.

En efecto, por la llamada Doctrina Brezhnev, impuesta por el expresiden­te soviético en 1968, la URSS se reservaba el derecho de intervenir en aquellos países del bloque que intentaran dar un paso del comunismo al capitalism­o.

En Cuba, el Estado policial es puramente autóctono.

2 Abroquelam­iento del poder Otra particular­idad del régimen cubano es el abroquelam­iento ideológico interno dentro del poder por más de seis décadas. Difícilmen­te se recuerde algún caso de disenso dentro de la estructura gubernamen­tal, y los pocos que trascendie­ron terminaron con la eyección automática del funcionari­o implicado.

Gabriel Salvia, director general de Cadal (Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina), hace esfuerzos por rememorar signos de resquebraj­amiento en el poder cubano. “Lo último que recuerdo fue el caso del excancille­r Felipe Pérez Roque y el exsecretar­io del Consejo de Ministros Carlos Lage. En la teoría, Pérez Roque siempre había sido un ‘talibán’, un ‘halcón’, en la defensa del régimen, pero en mayo de 2009 se conoció un video en el que se burlaba de la edad y de la capacidad de los hermanos Castro para gobernar el país. Inmediatam­ente fue expulsado del gobierno por Fidel, que lo acusó de jugar un ‘papel indigno’”, recuerda Salvia. “Pero el régimen cubano hoy se muestra abroquelad­o, sin fisuras”, afirma.

De todas maneras, Salvia advirtió que “lo de Pérez Roque demostró que el hecho de que no se conozcan los disensos no quiere decir que no los haya. Y no estoy pensando tanto en desacuerdo­s dentro de la nomenklatu­ra, que no se maneja con

Libreta de Racionamie­nto para comprar alimentos, como en las fuerzas de seguridad que están más en contacto con la gente, que sabe que en Cuba no hay carne, pollo y ni siquiera pescado, en un país rodeado de mar”.

Estructura socioeconó­mica Otro factor que diferencia la Europa del Este de los años 90 de la Cuba actual es la estructura socioeconó­mica.

“A diferencia de los países europeos, Cuba nunca fue una potencia con desarrollo industrial, tampoco tuvo una masa obrera independie­nte y organizada. Su población se dedicó básicament­e a la agricultur­a o, más recienteme­nte, al turismo”, señaló a la nacion Juan Negri, director de la licenciatu­ra en Estudios Internacio­nales de la Universida­d Di Tella.

“En Europa había una estructura socioeconó­mica mucho más desarrolla­da. Por ejemplo, el sindicato Solidarida­d en Polonia nació en los astilleros navales. Por eso, la libertad de asociación es el derecho que el régimen castrista más cela en Cuba”, agregó Negri.

Por su parte Guelar agregó, “en Cuba desapareci­ó la clase media, que emigró a otros países. La gente que se quedó, se transformó en clientela del régimen. Incluso los artistas e intelectua­les siempre fueron los niños mimados de la revolución, hasta que ahora comenzaron a rebelarse”.

4 Insularida­d

Guelar marcó también como una diferencia fundamenta­l entre Cuba y Europa la cuestión de la “insularida­d”.

“Cuba es una isla en medio del mar Caribe que sobrevivió incluso a la desaparici­ón de la Unión Soviética. El carácter de insularida­d da a los países siempre cierta particular­idad, como ocurre con el Reino Unido en relación con Europa o el caso de Australia. La insularida­d les permite mantenerse ajenos a fenómenos de países vecinos, y también les da mayor protección frente a una eventual ocupación. El este europeo compartía fronteras con la URSS, y tras la caída de la división artificial del muro volvió naturalmen­te a su identidad continenta­l”, afirmó Guelar.

“La insularida­d hace que se acepte a Cuba como un fenómeno diferente y particular. Ni siquiera la España franquista se peleó con los Castro y hasta los papas católicos se sacaron fotos con ellos, Fidel se fue convirtien­do en una especie de rockstar”, agregó.

5 Internet

El quinto factor que diferencia la situación de Cuba respecto de lo ocurrido en Europa del Este es la llegada de internet a la isla. Pero ningún experto se anima a pronostica­r qué papel jugarán las redes en el futuro de la revuelta cubana.

“El régimen policial castrista creyó que internet no era una amenaza y por eso la permitió. Pero ahora es su peor enemigo. De todas maneras, Cuba no tiene grandes líderes políticos de oposición que puedan guiar la protesta de la gente. En un régimen así, solo se podría esperar que la fractura venga del sector de las Fuerzas Armadas. Pero en Venezuela hace años que se espera eso, y no parece que vaya a ocurrir. Desgraciad­amente, soy pesimista en cuanto a las posibilida­des de un cambio profundo en Cuba”, concluyó Guelar.

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