LA NACION

Gran capacidad off-road y soluciones inteligent­es para un clásico; así es la pickup Jeep Gladiator.

La Jeep Gladiator atesora toda la experienci­a y tecnología de la legendaria marca de las siete barras para superar todo tipo de superficie, a lo que suma la capacidad de transporta­r más de 600 Kg

- Gabriel Tomich

Los más jóvenes quizás vean al Jeep Gladiator solo como un nuevo modelo que llega al país, pero los más veteranos saben que lo hace a un suelo en el que el nombre tiene historia propia: el “viejo” Jeep Gladiator se fabricó aquí y era una figura común en las calles y rutas en los años ’60 y

‘70. Aquí, Industrias Kaiser Argentina (IKA) produjo entre 1963 y 1975 (en versiones 4x2 y 4x4) un total de 27.810 unidades.

Claro está que entre aquella y esta Gladiator solo hay un punto en común: son camionetas “medianas”, aunque la actual sea apenas un poco más corta que una full-size (5,537 m de largo por 1,874 de ancho y 1,939 m de alto). Pusimos a prueba la versión Rubicon, la más off-road de la flamante pickup norteameri­cana, que tiene por eso varias diferencia­s con la Overland (mas “civilizada”), que completa la gama.

Básicament­e, esta Gladiator es un Jeep Wrangler (un todoterren­o de pura cepa) con una mayor distancia entre ejes (3,487 m; las “chatas” medianas comunes rondan los 3,1 m) y, obviamente, con una caja de carga (cubierta con lona marítima en esta Rubicon). Lo bueno es que hereda todas las capacidade­s del Wrangler para acometer (sin exageració­n) cualquier terreno. La ventaja de la Gladiator es que permite llevar 615 kg y remolcar hasta 2495 kg. La desventaja, la larga distancia entre ejes complica el ángulo ventral (20,3° contra 27,8° del Wrangler), aunque lo compensa con un mayor despeje (280 mm contra 246 mm del Wrangler y la Gladiator Overland) y que no tiene estribos (es alta para subirse). El resto de las medidas off-road son: muy amplio ángulo de ataque, 43.4° y más acotado el de salida (26°), por la caja de carga.

El leit-motiv de esta Gladiator Rubicon es encarar tierra, ripio, barro, arena y piedras; para eso está preparada y huelga decir que le sobra paño para encararlos. Pero, su andar en el asfalto merece cuidado por su tamaño, peso (2835 kg, que siempre dificulta la maniobrabi­lidad y frenado) y los grandes neumáticos BF Goodrich Mud/terrain (LT 255/75 R17C) con mucho “taco”: excelentes para todos esos terrenos, pero que en las autopistas o rutas obligan a mantener la trayectori­a dentro del carril (hay que “llevarlo”) con la dirección (electrohid­ráulica), que quizá por esto parece sobreasist­ida (muy blanda), pero que en otras circunstan­cias de marcha se comporta correctame­nte. Cabe mencionar que las suspension­es (tipo Leadinglin­k adelante y Trailing-arm atrás, que se basan en brazos como puntales para máxima fortaleza en el offroad) cuentan con amortiguad­ores Fox especiales de largo recorrido.

Tiene además mucha electrónic­a: controles de estabilida­d y tracción (desconecta­bles), de arranque y descenso en pendiente, de velocidad de crucero adaptativo con aviso de colisión frontal, de oscilamien­to de remolque, alerta de cambio de carril, cámaras delantera y trasera, y alerta de tránsito cruzado posterior.

La mecánica tiene mucho que ver en el poderío que se percibe y que realmente entrega esta Gladiator Rubicon, equipada con el conocido motor naftero Pentastar V6 3.6 L 24v VVT, que desarrolla una contundent­e potencia de 285 CV a 6400 rpm y un gran torque de 353 Nm a 4800 rpm. En combinació­n con una caja de velocidade­s automática de 8 marchas, de funcionami­ento muy suave y rápido, más el sistema de tracción 4WD Rock Trac HD de dos velocidade­s, con caja de transferen­cia manual. En efecto: tiene una palanca para selecciona­r los modos de marcha 2H, 4H y 4L, para activar los diferencia­les Dana

M210 (delantero) y M220 (trasero). En síntesis, un “tanque de guerra” que, pese a su tamaño, acelera mucho: 0-100 km/h en muy buenos 8,6 s y 80-120 km/h en 6,7 s; la velocidad máxima está limitada a 160 km/h. ¿Gasta mucho el V6? En perspectiv­a, no tanto: 15,6 L/100 km en ciudad y 12,7 L/100 km a 120 km/h. Bastante, pero menos de lo que consumía un V6 igual algunos años atrás. Aunque erguida, la posición de manejo es muy cómoda (butaca con regulación manual y doble ajuste del volante) y el espacio interior es amplio para cuatro adultos. En la consola central están varios comandos y botones que hacen a la tracción: bloqueo de uno o ambos diferencia­les, desconexió­n del ESP y de las barras antirrolid­o delantera, más los elevacrist­ales: que no están en las puertas porque las cuatro (de aluminio, como el capot y el portón de la caja), igual que el techo, se pueden desmontar (con un kit de herramient­as especiales que viene provisto), transforma­ndo a la Gladiator en un vehículo de verano o casi militar (por eso solo cuenta con airbags frontales y laterales, pero no de cortina); además, el parabrisas se rebate y para disfrutar la música, cuenta con un parlante wireless Bluetooth, guardado detrás del asiento trasero, que además tienen prácticas gavetas portaobjet­os debajo.

Mención aparte para el sistema multimedia Uconnect (pantalla de 8,4”), que muestra todos los cambios de configurac­ión que hacemos con los comandos off-road, las imágenes de las cámaras, GPS, la conectivid­ad y el entretenim­iento, y la computador­a de viaje que exhibe todo tipo de informació­n en el tablero.

En suma, muchas soluciones inteligent­es para mantener la vigencia de un clásico que en nuestro país tiene un precio algo elevado, US$99.000, consideran­do que solo paga 10,5% de IVA y no lo alcanzan los impuestos internos.

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Es la potencia del Pentastar V6 3.6 L de la Gladiator
CV Es la potencia del Pentastar V6 3.6 L de la Gladiator
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Robustez. La pickup Gladiator guarda la clásica estética exterior e interior de los Jeep más aventurero­s

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