Nostalgia olfativa. Revalorizar los sentidos que teníamos olvidados
La pérdida del olfato y del gusto son secuelas del Covid que nos afectan anímicamente e incluso alteran nuestra sociabilidad: por qué la memoria emotiva es clave en la recuperación
“Cambio a toda esta familia por un segundo con vos #gusto #olfato”. Rodrigo G. lanzó por Twitter un pedido de canje desesperado en pleno proceso de infección por coronavirus.
¿Qué se pierde cuando dejamos de distinguir aromas y sabores? ¿Cuánto influye emocional y socialmente esta alteración? Con las narices silenciadas y la boca anestesiada ya nada huele igual y todo tiene el mismo gusto. La incomodidad y el desconcierto se instalan. La ausencia de percepciones puede durar entre 2 semanas hasta seis meses de acuerdo a los últimos informes médicos. Anosmia, parosmia y ageusia empiezan a sonar fuerte: son los términos que refieren a la falta de olfato y gusto, nuevas palabras que se suman al diccionario pandémico.
Con la memoria emotiva en jaque también crece el temor a olvidar sensaciones y recuerdos que nos transportan al pasado o bien, a situaciones familiares, cotidianas y felices. Como un budín casero o el guiso de la abuela. La nariz como localizador de la propia historia, como una Matrix que mapea zonas de la infancia, pero que también asume un rol preventivo: el olfato advierte incendios, pérdidas de gas, alimentos en mal estado. Peligros que se detectan por su olor.
“Cuando lo tenés lo das por obvio, lo valorás cuando se va. Y ahí es clave la contención y el acompañamiento ya que el paciente se siente distinto, inseguro, pierde sociabilidad”, dice el doctor Pablo Kuschner, médico clínico de los hospitales Italiano y Vélez Sarsfield. “Estas secuelas generan aislamiento social, el más preocupante es que el paciente no se huele a sí mismo y percibe que tiene mal olor”, subraya la doctora Carla López Navarrete, especialista en Otorrinolaringología en el Centro Médico Fitz Roy.
Lamemoriaemotivafueclaveenla reconquista de aromas y sabores que inició Juan Medina, director teatral y realizador escenográfico. “Sentía todo muy lejano, casi no percibía las piedritas de los gatos que despiden un olor tremendo. Arranqué por la sopa que es el aroma de mi infancia. Me dio mucha felicidad percibirla, fue como estar en casa otra vez”, comenta. Con los días, Juan ejercitó el olfato con otro reflejo condicionado, el Vick Vapo Rub, un ungüento tradicional para el catarro que contiene alcanfor. Todavía le cuesta más el jabón líquido y el shampoo.
Evocar la infancia para recobrar sentidos es uno de los efectos residuales del Covid, quizás de los más agradables. Pero ¿qué pasa si el gusto y el olfato son herramientas de trabajo? El pastelero Mauricio Asta no sólo suplicaba recobrar su paladar y dejar de sentir sabores metálicos. También necesitaba que sus sentidos funcionaran al cien para cumplir con su labor al frente del jurado de El gran premio de la cocina. “Inicié un tratamiento para desinflamar el sistema nervioso, y estimulé el olfato con ciertas esencias: café, rosas y cítricos”, explica el chef.
Aunmesdelalta,paolariuccitodavía no reconoce su perfume favorito nieloloracueroopegamento,losmateriales con los que está en contacto cotidiano ya que fabrica zapatos. “Todo huele a rancio, a viejo o a cebolla. Y sólo distingo sabores fuertes, como el chocolate amargo al 70% que antes me parecía imposible”, dice Paola, de 39 años, desde su casa de Tigre. Como miles de pacientes, Paola experimenta fantosmia, es decir, siente olores fantasmas, inexistentes.
En recuperación
Mientras que la pandemia potenció el uso de las pantallas y le exigió a la vista un esfuerzo extra, silenció el olfato, un sentido que históricamente fue relegado a un segundo plano y que representa el 80% del sabor. Aliados y complementarios, el gusto y el olfato van de la mano: son los autores de recuerdos y emociones.
Según Federico Kukso, autor de Odorama: Historia cultural del olor (Editorial Taurus) la pandemia invita a redescubrir el olfato y con él, a recuperar el cuerpo. El periodista científico entiende como una buena señal la distorsión olfativa que se presenta en los pacientes: “La parosmia, que provoca alteraciones, habla de neuronas en recuperación”, señala.
Limón, rosas, clavo de olor y eucaliptos son las fragancias que todo kit de entrenamiento debe contemplar. De una fosa nasal a la otra el paciente se sumerge en estas esencias y trata de identificarlas, con el apoyo de imágenes. Así trabaja la doctora Carla López Navarrete, otorrinolaringóloga del Centro Médico Fitz Roy. Estimular los reflejos, ejercitar la memoria emotiva y despertar las células dañadas y los sentidos ausentes forma parte del tratamiento desarrollado por el médico e investigador alemán Thomas Hummel.
“No hay remedios mágicos, el entrenamiento funciona pero depende de la persistencia de cada paciente”, aclaran las doctoras Ana Cofre, de la Red Olfato Argentina (ROA) y Jimena Ricatti, de Sensoritryp, una plataforma de divulgación sobre herramientas multisensoriales. Las profesionales aconsejan sumar texturas, colores y condimentos en las comidas para reconquistar el bienestar que producen los aromas y reconectarse con el mundo a través del olfato. En la web aroast.com.ar, en tanto, compartieron un test de identificación de olores para monitorear paso a paso la función olfatoria.
El interés por fórmulas y métodos se refleja en las búsquedas de los argentinos en Google: “Persona que no tiene olfato” y “Cómo recuperar el gusto y el olfato” registraron en las últimas semanas un crecimiento del 120% y 90% respectivamente.
“Algo crocante, algo cremoso, algo seco y algo jugoso”. Así fue el mensaje que Lucía Bernades, de 20 años, le mandó por Whatsapp a su mamá desde la habitación donde estuvo aislada. “Como tenía totalmente dormido el gusto necesitaba jugar con las texturas, me daba igual el sabor. Lo que más lamenté fue perder el ritual del mate. Soy de disfrutar mucho las comidas, pero no me daba lo mismo tomar agua caliente”, explicó.
Ayudar a que el cerebro reconstruya asociaciones es uno de los desafíos del entrenamiento olfativo. La doctora Jimena Ricatti es contundente: