Messi, elecciones y ‘Luz de Gas’
“luz de gas”, su discoteca favorita de festejo y en la que alguna vez fue fotografiado bailando con habano y bañado en champagne, fue tendencia en Twitter apenas se supo que Joan Laporta había ganado el último domingo las elecciones en Barcelona. “Vuelve el mejor presidente de la historia. El de las Champions. El del buen juego. El de La Masía. El del Sextete. El del podio del Balón de Oro. ¡Esta noche todos a Luz de gas!”, tuiteó un aficionado. Otro subió la apuesta: con “Jan” otra vez presidente, ¿por qué no pensar en remontar hoy el durísimo 1-4 de la ida ante PSG y hacer que París sea una fiesta? Ya una vez, en 2005, el presidente se sacó los pantalones largos. Fue en el aeropuerto de El Prat. Laporta se hartó de que el detector de metales volviera a sonarle una y otra vez, hizo un bollo con el pantalón y desafió a pasar en calzoncillos. Recibió el reproche de un periodista del diario monárquico ABC, azorado por la escena. Lejos de disculparse, Laporta le respondió: “¿Qué pasa? ¿Te has excitado?”.
Laporta siempre presumió de tener “huevos”. El año pasado le preguntaron por TV cuánto dinero tenía. “Si la pasta se mide con esperanzas, ilusión y huevos, respondió ‘Jan’, tengo más dinero que Bill Gates”. La segunda pregunta fue cuánto sexo había tenido en lo que iba del mes (que estaba recién comenzado). “Cachis la mar si acabamos de empezar. Aún así, anoche metí un carquiñol”, contestó Laporta, que es abogado. El domingo, tentados por tanto antecedente, algunos portales de peso contaron incompleto el intercambio en broma que Laporta tuvo con una joven que le pidió una fotografía en plena jornada electoral. El video se viralizó. Pero los bots no votan. Sí lo hizo Leo Messi. Fue un gesto de apoyo silencioso, pero influyente. Como Messi, miles más votaron por el hombre que ya en 2003 salvó a Barcelona de la semiquiebra y, con altas y bajas, lo convirtió en campeón de todo y modelo mundial. Aquel, claro, era un Barcelona de un Messi mucho más joven. Y además estaba Pep Guardiola. Y Xavi, Iniesta y Busquets joven. Eran años de La Masía dorada.
Justamente La Masía graficó la debacle que facilitó ahora el retorno del abogado. Josep Bartomeu, serio y austero, la antítesis de “Jan”, usó al semillero histórico del club catalán para disimular pagos a I3 Ventures. Es la agencia del Grupo Nicestream que Bartomeu contrató para atacar en las redes a todos sus potenciales enemigos, Messi incluído. Acusado de “malversación de fondos”, Bartomeu sufrió arresto fugaz cinco días antes de la elección. El llamado “Barcagate” puso a Barcelona, otrora club modelo, en portadas de vergüenza universal. Apenas unos días antes, Football Leaks había informado que Real Madrid ingresó, en 2016, 200 millones de euros de dos compañías radicadas en Islas Caimán. Fraude eventual al fisco. Pero, claro, es Real Madrid. Es la Casa Blanca.
En rigor, los dos clubes más grandes de España, potencias mundiales, tienen deudas similares que rondan los mil millones de euros para cada uno (aunque Barcelona apremiado por el corto plazo). El modelo idealizado de fútbol de Primer Mundo también sufre de cuentas en rojo y de fondos de inversión radicados en paraísos fiscales. Y también hay política. Imposible que no la haya en un Barca que sigue siendo “más que un club”, un símbolo demasiado poderoso en la vida social y política de una Cataluña siempre caliente. Hay informes que aseguran que la contratación de I3 Ventures, la agencia del “Señor de los Trolls”, fue en realidad una idea del anterior gobierno del Partido Popular (PP) para proteger a Bartomeu y mantener a Barcelona distanciado del debate independentista. Y quienes afirman también que el operativo contra Bartomeu fue entonces una venganza del gobierno catalán. Un Barcelona siempre bajo control. En 2003, el establishment recibió sorprendido el triunfo de Laporta, independentista histórico. Lo catalogaron como “un fallo del sistema”.
¿Alcanzarán su seducción y carisma para lograr que Messi no solo se quede, sino que además se rebaje su salario anual de 120 millones de euros? Confiado acaso en la aparición de jóvenes como Ansu Fati y Pedri, entre otros, el único fichaje anunciado el lunes por Laporta fue el de un CEO de nota. A diferencia de sus rivales de campaña, “Jan”, moderado en su versión 2021, no presentó organigramas de laboratorio. Su gol de media cancha fue la gigantografía que puso a metros del estadio Santiago Bernabeu, de Real Madrid, su rostro en primer plano y la frase “Ganas de volver a veros”. Nostalgia, ilusión y el rival eterno. Fútbol puro. Y votación de los socios, una rareza de ejercicio democrático en clubes de Primer Mundo dominados por empresas, magnates y fondos de inversión. Para asumir el viernes, eso sí, Laporta precisa un aval de 125 millones de euros. La noche del triunfo electoral no hubo discoteca sino procesión al rincón de su amado Johan Cruyff en el museo del club. Con su equipo, Laporta sí había celebrado ya con champagne y, antes de París, todos a puro canto. Decían que “Messi es del Barca y del Barca no se va”.