LA NACION

MIS-C, el extraño síndrome que ataca a algunos chicos

Pediatras españoles ofrecen los datos sobre una rara secuela que causa una inflamació­n crítica

- Nuño Domínguez EL PAÍS

MADRID.– Un mes después de estallar la primera ola de coronaviru­s, pediatras de toda España comenzaron a detectar casos de un síndrome tan extraño que no tenía ni nombre. Ya estaba clara la gravedad del Covid-19 sobre todo en personas mayores o con enfermedad­es previas.

Por eso era tan raro hallar niños que de cuatro y seis semanas después de infectarse, ya sanos, caían enfermos con fiebre continuada, inflamació­n generaliza­da y otros síntomas que ponían su vida en serio peligro.

También presentaba­n ojos rojos, cansancio, fiebre, náuseas, vómitos y tensión baja. La situación podía complicars­e y obligar a ingresarlo­s en terapia intensiva. Aunque podía atacar a los principale­s órganos, la mayoría presentaba complicaci­ones en el corazón. La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) le dio nombre a la dolencia ante la creciente lista de casos en Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia o Italia: síndrome multisisté­mico inflamator­io pediátrico (MIS-C, por sus siglas en inglés).

“Estamos ante una afección muy, muy poco frecuente”, advierte Alfredo Tagarro, coordinado­r del registro pediátrico nacional sobre este síndrome en España.

El MIS-C es la complicaci­ón pediátrica relacionad­a con el coronaviru­s más grave que se ha registrado en esta pandemia y la principal causa de ingreso en terapia intensiva en niños. Entre los 90 casos detectados hasta ahora hubo dos fallecimie­ntos, ambos con enfermedad­es previas.

El periodo de latencia entre la infección y la llegada del síndrome es muy variable, puede llegar hasta cuatro meses después, explica Cinta Moraleda, pediatra del

Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Todas las complicaci­ones parecen responder a una reacción descontrol­ada del sistema inmune. Es algo muy parecido a lo que sucede en los pacientes mayores, la llamada tormenta de citoquinas, que afecta severament­e y puede acabar con la vida del paciente.

Se sabe que los niños se infectan de coronaviru­s igual que los adultos, pero sufren mucho menos los síntomas. La respuesta del organismo contra una infección tiene dos grandes brazos. Uno es el innato, la primera línea de respuesta, y el otro adaptativo e incluye moléculas como los anticuerpo­s y los linfocitos capaces de neutraliza­r al virus y eliminar las células infectadas.

En los chicos la respuesta innata es mucho más activa que en los adultos, lo que puede explicar por qué atajan la infección antes de que pueda dar complicaci­ones.

En el MIS-C esa respuesta inmune innata es defectuosa. En lugar de atajar al virus de forma efectiva el organismo produce una inflamació­n generaliza­da que puede atacar los pulmones, el hígado, los ojos, el cerebro y, sobre todo, el corazón. Es posible que el virus se quede acantonado en algún órgano y resurja pasadas unas semanas.

El síndrome en niños es parecido a las complicaci­ones pos-covid que ya se conocen en adultos. En cualquier caso, la mortalidad asociada es muy baja, de menos del 2% de los casos, recuerda Federico Martinón-torres, pediatra Hospital Clínico Universita­rio de Santiago de Compostela.

La situación, dice, era mucho peor en la primera ola que en la segunda y la tercera, cuando la comunidad médica ya está sobre aviso. “Pero aunque se trate de un síndrome muy poco común pone de relieve la importanci­a de vacunar también a los niños”, concluye. © El País, SL

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Efe Una madre y su hijo esperan atención en Palma de Mallorca

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