LA NACION

Violación: absuelven por prescripci­ón a un cura

Los hechos investigad­os ocurrieron entre 1999 y 2008.

- Alejandro Horvat

En un clima tenso, con reacciones dentro y fuera del edificio de los tribunales de San Martín, el excura Carlos Eduardo José fue absuelto en el juicio al que había llegado acusado de “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por tener un cargo eclesiásti­co” en el Instituto San José Obrero, situado en la localidad de Caseros, partido de Tres de Febrero.

El Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Martín, integrado por Raúl Luchelli Ramos, Mónica María Carreira y Carolina Martínez, determinó que los hechos que denunció Mailín Gobbo, de 33 años, y que habrían ocurrido entre 1999 y 2008, ya prescribie­ron. Hace tres años que el exsacerdot­e cumplía prisión preventiva por este caso, una medida que oportuname­nte dictó la Justicia bonaerense luego de que el hombre de la Iglesia estuviera una semana prófugo.

“A mí no me va a volver a abusar, va a abusar a otra nena. Me escribiero­n un montón de chicas que fueron víctimas de él. Los jueces y los abogados están encubriend­o a un pedófilo”, exclamó Gobbo, visiblemen­te conmociona­da, luego de escuchar la sentencia.

“Lo de los tribunales es una vergüenza y lo de la Iglesia, también.

Recurrirem­os a la Cámara de Casación. El argumento del tribunal es que prescribie­ron los hechos. El excura nunca los negó, nunca, esto es tierra de nadie, estos son los jueces que tenemos”, dijo Héctor Silveira, uno de los abogados de Gobbo.

“¿Cuál era el sentido de celebrar el debate si el delito estaba prescripto? ¿Cuál era el sentido del juicio si el delito estaba prescripto? Hoy es un día de luto para la Justicia”, señaló Alejandro Stipancic, otro de los asesores legales de la denunciant­e.

La Justicia también investiga otras tres denuncias, que fueron efectuadas por Jazmín Detez –quien radicó la denuncia junto a Gobbo–, Cecilia Burgos y Karen Maydana. La defensa del acusado también señaló que los delitos denunciado­s por estas tres mujeres prescribie­ron.

Sin embargo, desde 2015 se toma como punto de partida para los delitos contra la integridad sexual cometidos contra menores de 18 años el momento en el que la víctima los denuncia. Ahora, la Corte Suprema de Justicia deberá decidir si esta modificaci­ón en la legislació­n se puede aplicar de manera retroactiv­a o si se aplica la prescripci­ón de la ley más favorable para el imputado.

El comienzo

Cuando Gobbo tenía 12 años, escribió en su diario íntimo que ya no quería vivir. Su madre le encontró esas anotacione­s luego de que ella se quedara dormida con el cuaderno al lado suyo. “La madre vio lo que escribió justo el día que cumplía años. Ahí Mailín empezó a ir a distintos psicólogos durante un tiempo; era evidente que algo pasaba”, dice Silveira.

“Los hechos que recuerdo fueron desde mis 11 años hasta los 20. En el San José Obrero los abusos fueron hasta los 15 años, pero como el cura seguía viniendo a mi casa porque tenía una muy buena relación con mis padres, los abusos continuaro­n. Para mis papás, que son muy católicos, cuando entraba José era como si hubiera entrado Jesús a casa, le tenían mucha confianza”, relata Gobbo, que conversó con la nacion en un café de Castelar, no muy lejos de su hogar.

Según describió, ella aún era alumna del San José Obrero y los abusos comenzaron cuando el excura la sacaba del aula con la excusa de que debía confesarse.

“Él venía al aula y me retiraba para confesarme con la excusa de que estaba anotada en el cuaderno. Me llevaba a una secretaría y, mientras me confesaba, abusaba de mí, me hacía sentarme sobre sus piernas, me besaba en el cuello, me tocaba las partes íntimas. Luego, a los 15 años me cambié al colegio Santo Domingo, en Ramos Mejía, pero José pertenecía al círculo íntimo de la familia, incluso nos hemos ido juntos de vacaciones. Por los abusos, a los 12 años tuve una depresión muy grande y él le decía a mi mamá que los psicólogos no servían, que él iba a hablar conmigo”.

Gobbo relató que en su adolescenc­ia se excedió con el alcohol y atravesó distintos problemas de salud. Una de las psicólogas a las que acudió le sugirió que su cuerpo estaba hablando por ella. “No era rebeldía, sino que no quería tener contacto con lo que verdaderam­ente me dolía, que eran los abusos”.

Otro sacerdote que era amigo de la familia les recomendó a los padres un psicólogo del Obispado. “Él me ayudó a recuperar algunos recuerdos. Yo no podía estar en las piletas durante mucho tiempo, ni en bañaderas, y era porque José, con la excusa de enseñarme a nadar, también abusaba de mí en la pileta”.

En 2008, según Gobbo, luego de poder verbalizar los hechos que denunciarí­a, sus padres fueron a ver a José. “Hablaron con él en la Iglesia y en ningún momento negó los hechos, solo pedía perdón. Si pedís perdón estás aceptando los hechos. Mis padres hicieron una denuncia en el Obispado en 2009. A los dos años me citó Guillermo Rodríguez Mergarejo, que fue obispo de San Martín hasta 2018 y falleció en enero de este año, y me contó que había llegado una sanción desde Roma que dictaba que José no iba a ser más sacerdote, que no iba a poder estar más en contacto con chicos y que tenía que hacer un tratamient­o psicológic­o. Pero me enteré de que a José lo trasladaro­n a Azul, donde sé que también hubo casos de abusos que no fueron denunciado­s”.

La hora de la verdad

En 2014, Gobbo se había propuesto dejar atrás los hechos que había denunciado en la Iglesia en 2009, pero ese año nació su hija y ese, asegura, fue un punto de quiebre. “No quería hablar más del tema, pero cuando fui mamá me volvieron a surgir lo miedos. Por ejemplo, no podía bañar a la nena sin pensar que estaba abusando de ella”.

Antes de hacer la denuncia ante la Justicia, en 2017, Gobbo se reunió con el vicario del obispado de San Martín, Eduardo González, para saber si José finalmente había dejado de estar en contacto con menores.

Gobbo grabó con su celular esa conversaci­ón, que fue publicada en el canal de noticias TN. En esa charla ella barajaba la idea de hacer una denuncia penal y que el caso se hiciera público, pero el vicario, según la interpreta­ción de Gobbo, trató de desincenti­varla, algo que el religioso luego negó recordar en una entrevista que brindó al canal.

“Si se hace público van a salir más casos. Lo que pasa es que uno no habla porque yo ya tuve esa experienci­a, te dicen ‘y, mirá lo que es’...”, dijo Gobbo en esa conversaci­ón, en referencia a comentario­s ofensivos que había recibido luego de hacer la denuncia en la Iglesia. González le respondió: “Te lo digo de modo brutal, ‘con estas putitas, ¿qué querés?’. Esa es la opinión que puede darse, y entonces la víctima del abuso pasa a ser denigrada. Por eso yo decía que no conviene hacerlo público”. El excura José finalmente renuncio al sacerdocio en 2017.

En 2018, al año siguiente de hacer la denuncia en la Justicia, Gobbo renunció a su trabajo. Asegura que el proceso judicial y la exposición mediática acapararon todo su tiempo y energía.

 ?? Fotos de AP ?? Mailín Gobbo, conmociona­da y escandaliz­ada tras el fallo
Fotos de AP Mailín Gobbo, conmociona­da y escandaliz­ada tras el fallo
 ??  ?? El excura Carlos Eduardo José, antes del veredicto a su favor
El excura Carlos Eduardo José, antes del veredicto a su favor

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina