Un regalo judicial para la agenda polarizadora de Bolsonaro
AJair Bolsonaro se le dibujó una sonrisa. En Brasilia llovía intensamente y, como pocas veces cuando dialoga con periodistas, cuando caía la tarde el presidente fue al encuentro de un grupo de reporteros que lo esperaba fuera del Palacio de la Alvorada. Bolsonaro sabía que llegaría una pregunta sobre el fallo que anuló las condenas contra Lula.
“Todo el mundo fue sorprendido por esto. Al fin de cuentas, todos los robos que ese gobierno hizo están claros delante de la sociedad. Fue una gestión catastrófica del gobierno del PT”, respondió el presidente brasileño.
La decisión del juez Edson Fachin animó a Bolsonaro a montarse en el fantasma del regreso de la izquierda al poder en Brasil. Aseguró que no cree que el “pueblo brasileño quiera tener un candidato como ése (Lula) en 2022”. Y consciente del impacto del fallo en los mercados, con la baja de la bolsa y la suba del dólar, intentó mostrar lo dañino que sería el retorno de la izquierda al poder. “Todos sufrimos con una decisión como esa”.
La decisión de Fachin barrió el tablero y reordenó las piezas para la elección presidencial de 2022. Si a Lula, uno de los políticos más populares de Brasil, le permite empezar a soñar con competir por la que sería su tercera presidencia al serle restituidos los derechos políticos, a Bolsonaro lo pone frente a su antagonista predilecto para intentar crecer en la polarización.
El mano a mano entre Bolsonaro y Lula puede permitirle reeditar la pelea con la izquierda de 2018, una atmósfera en la que el presidente brasileño se siente cómodo y sobre la que ha trabajado para replicarla.
Deterioro de la imagen
El derechista sufre una caída en su popularidad, que acompaña al deterioro sanitario por la pandemia, que causó casi 270.000 muertes, y a una alicaída economía cuyo rebote puede postergarse más de lo previsto por las medidas restrictivas que recorren la mayoría de los estados. De acuerdo con la consultora IPEC, en una encuesta publicada el jueves pasado por el diario O Globo, el derechista perforó el piso del 30% de popularidad y cayó al 28%. El derrumbe ya había sido medido por otras consultoras, como Datafolha, en enero.
Tras haber menospreciado la vacunación, el gobierno intenta cerrar acuerdos con nuevos laboratorios para acelerar el plan de inmunización y prepara el relanzamiento del Auxilio Emergencial, un subsidio que en 2020 llevó la popularidad de Bolsonaro a un nivel récord. Sin embargo, el impacto de la ayuda, que alcanzará a menos personas y tendrá un valor por debajo de la mitad de los 115 dólares originales, difícilmente vuelva a fortalecer al jefe del Estado como en el primer año de la pandemia.
Frente a la debilidad y a la cada vez más difícil posibilidad de entregar resultados satisfactorios sobre la gestión para 2022, Bolsonaro se permitirá llenar de sentido su candidatura y alimentar su plataforma por la negativa, erigiéndose otra vez como el candidato que puede “liberar” a los brasileños de la izquierda.
En palabras de Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, la decisión significó un “regalo” para el presidente. “Delante de la tragedia de la pandemia y de los problemas económicos crecientes, apenas le resta la carta del rechazo a Lula y el PT para mostrarse como la alternativa al regreso de ambos al poder”.
El izquierdista Ciro Gomes o el gobernador de San Pablo, João Doria, pueden anotarse como los perdedores de ayer. Si ya aparecía con poco espacio, el centro político encontrará nuevas dificultades para abrirse lugar y atraer a fuerzas de otros campos. Para la izquierda representada por Gomes, presentarse como una alternativa competitiva con Lula haciéndole sombra es casi una quimera.
“Todos tienen que repensar sus proyectos para 2022”, dijo Ricardo Ismael, politólogo de la Universidad Católica de Río de Janeiro. “Habrá una intensificación de la polarización política que le interesa a los dos lados, Bolsonaro y el PT. El fallo va a dar mucha visibilidad a Lula y a su discurso de persecución política, y a Bolsonaro le resultará fácil volver al discurso que lo llevó a ganar en 2018”.
La misma encuesta de IPEC del jueves que mostró una caída en su popularidad, reportó que Lula es hoy el político con mayor potencial de votos en el país. No midió ningún escenario en el que los dos se enfrentarían. Embarcado en la alternativa de la polarización, el presidente brasileño comenzó a jugar una apuesta arriesgada. Y bajo la lluvia de Brasilia, pudo haber protagonizado ayer uno de sus primeros actos de campaña.