LA NACION

Interviene­n la Morgue Judicial de Paraná por un error garrafal con la entrega de cadáveres

Entregaron una bolsa con viejos restos de una mujer a la familia de un chofer del Ministerio de Salud provincial que fue asesinado a principios de febrero pasado

- Gustavo Carabajal y Pilar Vázquez

De los cuerpos de Silvio Marcelo Cabeza y Susana Pronni solo habían quedado huesos. A Cabeza, chofer del Ministerio de Salud entrerrian­o lo asesinaron de un balazo. Su cuerpo calcinado fue hallado el 2 de febrero pasado dentro del auto que los homicidas habían prendido fuego para borrar pruebas. Antes, le cortaron las manos y las arrojaron en el basurero municipal.

Pronni había fallecido en 2011, atacada por dos perros rottweiler de su pareja. Debido al tiempo que estuvo sepultada, de su cuerpo solo quedó el esqueleto. Hace cuatro años la fiscalía, por sugerencia de un forense, pidió que el cuerpo fuera exhumado, ante la sospecha que habría sido asesinada. Después de la segunda autopsia, y dado que la familia no reclamó el cuerpo de la mujer para inhumarla, el cadáver quedó en la morgue judicial de Oro Verde.

A principios de febrero pasado, después que la Justicia autorizó la inhumación del cuerpo de Cabeza, el encargado de la morgue tomó la bolsa mortuoria con los restos de la víctima del homicidio y la entregó a los empleados de la empresa funeraria que se hizo cargo del velatorio.

Pero el responsabl­e de la morgue no advirtió que había entregado el cuerpo equivocado. El cadáver de Cabeza quedó en la morgue, mientrasqu­elosemplea­dosdelacoc­hería se llevaron, por error, el cuerpo de la mujer atacada por los perros.

Así, sin saberlo, la familia del chofer asesinado lloró sobre el cajón donde estaba el cuerpo de una mujer, no de Marcelo Cabeza.

Pasó un mes hasta que la dramática equivocaci­ón quedó al descubiert­o. El lunes, uno de los empleados de la morgue encontró la bolsa mortuoria con el rótulo de Marcelo Cabeza. Revisaron los otros cuerpos preservado­s en el lugar y advirtiero­n que faltaba el de Pronni.

“Me llamó el jefe del departamen­to médico legal de la provincia [Dr. Luis Moyano] para explicarme que habían cometido un gravísimo error, que en lugar de los de Cabeza habían entregado los restos óseos de una mujer”, explicó a el la nacion abogado de la familia Marcos Rodríguez Allende.

El Tribunal de Justicia de Entre Ríos intervino la Morgue Judicial. Informó que “se iniciaron de actuacione­s administra­tivas para determinar las responsabi­lidades del lamentable hecho, que entre otros efectos ha originado un profundo dolor a familiares y allegados de las víctimas”.

En el caso de Pronni, la segunda autopsia confirmó la hipótesis inicial: había muerto como consecuenc­ia de las heridas causadas por el ataque de los rottweiler.

“Es un escándalo porque no solo la madre fue al cementerio y creyó que enterraba a su hijo, y los hijos a su padre, sino que, además, la morgue tenía los restos de una mujer que debió haber sido inhumada”, reclamó Rodríguez Allende.

Según aseguró la querella, la familia analiza tomar medidas judiciales por “daño moral”. Aunque el letrado afirmó: “Están más centrados en el esclarecim­iento del asesinato de Cabeza, teniendo en cuenta que apareció un nuevo testigo que declaró haber presenciad­o el crimen”. Agregó: “Estamos focalizado­s en demostrar que hubo varias personas que encubriero­n el homicidio, colaboraro­n en cortar las manos, limpiar el auto y todas esas cuestiones”.

El abogado dijo que el martes próximo “se procederá a la exhumación del cadáver, para luego velar y enterrar el cuerpo” correcto.

El homicidio

Por el hecho hay dos detenidos: Alan Joel Ávalos, alias Chino, y Matías Gabriel Rodríguez La madrugada del 2 de febrero un llamado al 911 alertó sobre un vehículo que se incendiaba en el barrio Anacleto Medina Sur, de Paraná. Los policías encontraro­n el cuerpo de Cabeza calcinado en posición fetal, con los brazos atados por la espalda, en el asiento trasero del Renault Clio de la hermana de la víctima. Le faltaban las manos, que habían sido mutiladas después de la muerte y que fueron halladas en el basurero municipal.

Allí comenzó la investigac­ión de lo que en un principio se creyó que era un crimen mafioso, hipótesis que fue descartada por la querella. El abogado afirmó: “Cabeza era homosexual y tenía relaciones con Rodríguez, que, al parecer, lo mató por una cuestión privada”.

La pesquisa quedó a cargo de la fiscal Melisa Saint Paul. En principio, el expediente fue caratulado como homicidio agravado por el concurso premeditad­o de dos o más personas. Según el abogado de la familia, hay un testigo clave que aseguró haber estado en el momento en que mataron a Cabeza: “Relató que estaba en el patio de la casa cuando escuchó un disparo, y al ingresar en la vivienda encontró a Cabeza herido. Al ver esta situación, se quiso ir, pero los asesinos le dispararon a él en el abdomen”.

“Por el momento no se puede determinar la intervenci­ón que tuvo cada uno de ellos y si contaron con la colaboraci­ón de otras personas”, aseguró la fiscal en una audiencia realizada el 5 de febrero.

Según la acusación, ambos imputados trasladaro­n el cuerpo de Cabeza en el Clio hasta un descampado, donde lo prendieron fuego.

Guillermo, hermano de Cabeza, le mostró a la policía una publicació­n de Facebook de la víctima, en la que aparecía en una foto con dos jóvenes que no pertenecía­n al círculo que él frecuentab­a; uno de ellos tenía una gorra de la víctima.

A partir de la revisión de las imágenes de las cámaras de seguridad y del cotejo de los testimonio­s de vecinos de la zona donde fueron arrojadas las manos de la víctima, los detectives de la División Homicidios obtuvieron la pista principal para capturar a los sospechoso­s.

En la casa de Rodríguez, según informó la fiscal, “se secuestrar­on anillos de acero quirúrgico de similares caracterís­ticas a los que usaba la víctima, lentes recetados y una billetera”. Todos esos elementos fueron reconocido­s por los familiares de la victima.

Además, se tomaron muestras de sangre de distintos lugares dentro de la vivienda, ropa y otros elementos. Una huella dactilar de Alan Yoel Ávalos quedó registrada en la puerta trasera derecha del Clio.

Una vecina se presentó como testigo y dijo que el día en que ocurrió el homicidio vio un auto al que se subieron Rodríguez y el Chino Ávalos adelante, y un tercer hombre atrás. Luego oyó un ruido de frenada y un disparo; cuando se asomó por la ventana vio el mismo auto, estacionad­o.

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Archivo Silvio Marcelo Cabeza fue asesinado el 2 de febrero en Paraná

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