OCHO ESTRENOS
Tras casi un año de silencio, el film del británico, encendido defensor de la experiencia cinematográfica colectiva en detrimento del streaming, es un inmejorable título para abrir los cines tras la pandemia
En EL REGRESO DEL CINE, TENET SE DESTACA ENTRE LAS PELÍCULAS que vuelven A LA PANTALLA GRANDE
Es el primer gran estreno local tras el cierre por la pandemia hace casi un año; el cineasta británico es uno de los grandes defensores de las virtudes de la exhibición tradicional en un Hollywood en crisis
La tan esperada reapertura de la mayoría de los cines de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires será una realidad a partir de hoy, aunque con los matices propios de la “nueva normalidad”. Y este regreso tiene en uno de los estrenos, por lejos el más importante, un enorme efecto simbólico. Tenet, de Christopher Nolan, es la bandera más visible en defensa de la experiencia de ver cine en el cine (y no en otro lado) que se levanta desde el universo cinematográfico desde el estallido de la pandemia.
Que Tenet llegue a la Argentina con una demora considerable respecto de lo que ocurrió en otros lugares (60 países la estrenaron antes que nosotros desde fines de agosto de 2020) es un detalle circunstancial. Lo más importante es lo que significa en términos de valor para quienes creen que no es lo mismo ver una película en pantalla grande y hacerlo a través de algún dispositivo fijo o móvil de menores dimensiones en el hogar, en el lugar de trabajo o inclusive en movimiento.
Todavía resuenan con fuerza las palabras de Nolan en una columna de opinión que escribió para el diario The Washington Post hace casi un año, cuando la aparición del coronavirus provocó de inmediato una parálisis completa en la industria del entretenimiento y forzó, a partir del cierre inmediato de los cines, el riesgo del colapso generalizado en el mundo de una industria que se basa, en términos de exhibición, en la realidad de una experiencia compartida.
“El cine es una parte vital de la vida social, que proporciona trabajo para muchos y entretenimiento para todos”, dijo Nolan. Hablaba específicamente de Estados Unidos y reclamaba con urgencia ayuda del Estado para enfrentar los peligros de una época de “incertidumbre sin precedentes”. Pero sin dudas esa afirmación adquiere el mismo sentido en todas partes, como lo demostró también la realidad argentina desde que el Gobierno hizo efectiva la orden del cierre total de los cines desde el 16 de marzo de 2020. A partir de ese momento las salas estuvieron cerradas, hasta que tímidamente comenzaron a reabrir hace algunas semanas en plazas del interior, y el sábado pasado en los complejos Showcase de Capital Federal y Gran Buenos Aires, avanzada de lo que ocurrirá de manera más extendida a partir de hoy.
¿Qué había ocurrido? Que las reglas del distanciamiento social (eje de todos los protocolos sanitarios que los cines están obligados a aplicar desde que se habilitó su reapertura) se mostraron desde el primer día incompatibles con el hecho mismo de concurrir a un cine. La industria debió bregar muchísimo para mostrarle a las
“A la gente le encanta ir al cine y volverá a hacerlo”, dijo Christopher Nolan, convertido en feroz crítico del estreno simultáneo en plataformas de streaming
autoridades políticas y sanitarias que ir al cine era seguro y no, como se impuso desde el primer día, una fuente inevitable de contagio.
Desde entonces, la industria del cine encontró en Nolan a la figura símbolo de lo que significa hacer cine para que se vea, primero y sobre cualquier otra opción, en una sala de cine. Antes de su estreno todos estaban convencidos de que Tenet iba a ser uno de los grandes acontecimientos de la cartelera de estrenos en cines de 2020, pero el Covid-19 destruyó la normalidad tal como la conocimos y la película de Nolan pasó entonces a convertirse en la primera experiencia pospandemia de regreso a las salas. El momento inaugural de la “nueva normalidad” de la pantalla grande.
Nolan siempre creyó que la experiencia de hacer cine se correspondía a la necesidad intransferible de que fuera vivida por el público en igual proporción. Por eso siempre desdeñó en sus historias la alternativa de los efectos visuales y la “pantalla verde” para darle a sus historias el poder de una experiencia “física” tan grande como la pantalla en la que se exhiben. Así lo propone también en Tenet, un relato de espionaje y ciencia ficción que juega en su trama nuevamente con variaciones de la idea del tiempo, una obsesión de Nolan.
Aquí se mezclan elementos de la física cuántica con temas propios de las películas de James Bond (la necesidad de salvar al mundo frente a la acción de poderosos enajenados) mientras la acción se desarrolla a escala humana y recurre a varias referencias de actualidad, como los atentados terroristas y el tráfico global de armas y sustancias peligrosas. Los protagonistas (entre los cuales se destacan John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Michael Caine y Kenneth Branagh) recorren el mundo: el rodaje se hizo en 2019 en exteriores de Estados Unidos, el Reino Unido, Estonia, Italia, India, Dinamarca y Noruega.
En noviembre pasado, mientras cumplía con actividades promocionales y entrevistas relacionadas al lanzamiento en DVD de Tenet en el hemisferio norte, Nolan llevó su mirada y su postura al extremo. Se puso furioso cuando los estudios Warner, con quienes realizó la mayoría de sus ambiciosos proyectos, decidió enfrentar la nueva situación de cines cerrados y streaming para todos con el anuncio de que todo su plan de estrenos 2021 rompía las ventanas tradicionales. Las películas de Warner se estrenarán al mismo tiempo en los cines y la plataforma de streaming HBO Max (que llega a la Argentina en junio próximo).
“Algunos de los cineastas más importantes de nuestra industria y las estrellas de cine más importantes se fueron a dormir pensando que estaban trabajando para el mejor estudio cinematográfico y se despertaron descubriendo que estaba trabajando para el peor servicio de streaming”, dijo Nolan en un comunicado. Está convencido de que muchos de sus colegas harán de esa manera películas imaginadas para ser vistas en el cine y recibirán en cambio la certeza de un desordenado y confuso, a su juicio, lanzamiento simultáneo en cines y streaming. “No es la forma de tratar a personas que están dando mucho por estos proyectos. Merecían que se les consultara y se les hablara sobre lo que iba a pasar con su trabajo”, agregó.
En lo que pasó hasta ahora con Tenet se vuelve a aplicar la clásica lógica del vaso medio lleno o medio vacío. Acumula hasta ahora ingresos globales en boletería por algo más de 363 millones de dólares, la cifra más alta alcanzada en tiempo de pandemia por un tanque de Hollywood (casi todos los demás estrenos fuertes se postergaron). Pero a la vez esos números marcan un descenso del 32% en relación con la taquilla de la película previa de Nolan (la aplaudida Dunkerque) y una recaudación bastante magra para una película que costó más de 200 millones de dólares.
Nolan cree, a pesar de todo, que la experiencia del cine en el cine encontrará con el tiempo y con la extensión de la vacuna contra el Covid-19 de nuevo su lugar. Lamenta que muchos recurran a la pandemia “como excusa para buscar ventajas y hacer negocios de corto plazo”. En la Argentina, los cines abren para el público la posibilidad de ver Tenet a partir de mañana en las salas convencionales de casi todos los complejos y espacios independientes y sobre todo en el Imax, donde la poderosa experiencia de imagen y sonido concebida por Nolan se puede vivir en su máxima expresión. De paso, el espectador local también podrá comprobar si el argumento del film resulta novedoso o bien, como señalaron no pocos críticos aquí y allá, la trama de Tenet resulta por momentos ininteligible.
Pero en cualquier caso para vivirla habrá que cumplir con algunos protocolos sanitarios. Según ya pudo comprobar LA NACION, una vez obtenida la localidad el espectador tiene asegurada la distancia social ya que las butacas contiguas (adelante, atrás y a los costados) aparecen neutralizadas, a excepción de personas convivientes. Se les toma la temperatura a los asistentes en el momento de su llegada y algunas cadenas (como Showcase) advierten desde su página Web que quienes concurran a sus complejos deberán tener activa la app Cuidar o mostrar una declaración jurada de salud. Eso sí, el candy bar funcionará a pleno y el consumo de comida y bebida será el único momento en que el público podrá quitarse el barbijo, de uso obligatorio durante toda la permanencia en las salas.
“A la gente le encanta ir al cine y volverá a hacerlo”, señala Nolan a quien quiera escucharlo. Su película más reciente es la bandera más explícita de la campaña de regreso a las salas. Por ahora con la acotada impronta de la “nueva normalidad”. Ya llegarán tiempos mejores.