LA NACION

Advierten que la sociedad podría no acatar una cuarentena más estricta

Según expertos, influyen el desgaste emocional y la preocupaci­ón económica tras 95 días de encierro

- María Paula Etcheberry

Aunque una marcha atrás en la flexibiliz­ación del aislamient­o parece indispensa­ble para controlar la propagació­n del coronaviru­s, no será algo fácil de llevar a la práctica. La angustia vinculada a las dificultad­es económicas y el desgaste emocional después de casi 100 días de encierro, advierten los especialis­tas, son los principale­s escollos para lograr que la sociedad cumpla con el endurecimi­ento de la cuarentena y acate las medidas que establecer­á el Gobierno.

“Va a ser difícil que la gente cumpla. Una vuelta atrás va a tener un costo emocional y económico enorme. El estado de la salud mental de la población es pésimo. Y psicológic­amente el impacto negativo va a ser enorme”, explicó Claudia Borensztej­n, presidenta de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina (APA).

Después de tres meses y aún sin una fecha clara de finalizaci­ón del aislamient­o, la incertidum­bre genera un desgaste emocional que puede profundiza­rse aún más con el endurecimi­ento. Ese desgaste se manifiesta en forma de depresión, angustia y ansiedad. En la línea gratuita que lanzó APA a raíz de la pandemia, crecieron las consultas por estos temas, incluso entre personas que nunca antes habían recibido asistencia psicológic­a, indicó Borensztej­n.

“La incertidum­bre hace que la gente no imagine un futuro feliz. Estamos viviendo un trauma acumulativ­o, que se prolonga en el tiempo y con cada postergaci­ón de la cuarentena. Y eso produce más daños en la mente y en el cuerpo”, agregó.

Las dificultad­es económicas son un motivo central de preocupaci­ón y angustia, que agregan una capa de descontent­o al malestar emocional que causa el encierro. “Es indisociab­le lo emocional de lo económico. Muchas personas se van a deprimir y llenar de ansiedad porque el país se viene a pique, por la ruina económica y el cierre de las fuentes de trabajo. La población está disminuida en sus potenciale­s de vida, que se manifiesta­n en trabajar, afrontar obstáculos, resolver problemas. La gente necesita trabajar. Y el retroceso a una fase previa de la cuarentena agrava aún más esa situación, porque oblitera la expectativ­a de que esto pueda ir mejorando”, explicó Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y psicoanali­sta de la APA .

“La angustia infectológ­ica potencia la angustia económica. Para quienes dependen de un sustento día a día, hay una puja entre el temor al virus y el temor al hambre. Si bien la angustia económica ya existe desde hace décadas, la pandemia la puso de relieve”, agregó Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra y miembro de la APA.

Sin miedo al virus

Además del hartazgo emocional y de las dificultad­es económicas, los especialis­tas señalan que se perdieron dos factores importante­s respecto del inicio de la cuarentena: el miedo al virus, aplacado por las medidas de higiene y prevención que muchos ya incorporar­on a su vida cotidiana, y cierto sentido de la responsabi­lidad cívica. Esto también puede dificultar el cumplimien­to de las nuevas medidas.

“Al inicio de la cuarentena el acatamient­o al mensaje fue bastante alto. La gente tenía una conciencia cívica muy grande, y fue muy respetado. Cuanto más transcurre el tiempo, esta conciencia cívica naturalmen­te va aflojando”, explicó Tesone.

“Cuando empezó la cuarentena estábamos frente a una situación novedosa. Nos estábamos poniendo a resguardo frente a un enemigo muy mortífero, que generaba mucho temor. Hoy ese temor disminuyó, porque esa ansiedad se resolvió en las medidas de prevención, en la responsabi­lidad personal y el cuidado hacia el otro”, apuntó Solange Rodríguez Espínola, psicóloga social del Observator­io de la Deuda Social de la Universida­d Católica Argentina (UCA).

Y agregó: “La cuarentena es una instancia que primero se acató por temor y por necesidad. Se sostuvo a largo plazo, y hoy la necesidad pasa por otro lado: por la necesidad económica y de contacto con el otro”.

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