LA NACION

Un tiempo para tomar conciencia

La cuarentena puede ser una oportunida­d para sumar hábitos de consumo responsabl­e

- Manuel Torino

Uno de los efectos más notorios de esta cuarentena es que el tiempo ya no es oro. Confinados en casa, de pronto todos nadamos en minutos, lo que indica que uno de los bienes más preciados del mundo tal como lo conocíamos se devaluó. En cambio, otros recursos que creíamos tener en abundancia, como la salud física –y la mental–, comienzan súbitament­e a escasear.

Quizás por esta combinació­n de factores, por estos días cada vez son más los que aprovechan el aislamient­o obligatori­o para incorporar de forma voluntaria hábitos más consciente­s, sanos y sustentabl­es a sus rutinas.

Nuestra ventana a este nuevo orden de prioridade­s son, por supuesto, las redes sociales. Redimidas hasta por sus críticos más acérrimos, son más útiles que nunca y rebalsan de consejos que reflejan una tendencia hacia un consumo más consciente, que estaba latente en los ya lejanos tiempos previos a la pandemia, pero que hoy se manifiesta en cada pantalla. Y, por qué no, en cada balcón de la ciudad.

“Cuando hablamos de cuidarnos a nosotros y al medio ambiente, muchas veces la excusa es ‘no tengo tiempo’. Por eso creo que, ahora que lo único que tenemos es tiempo, es un excelente momento para empezar a incorporar hábitos sostenible­s”, dice Nati Mazzei, activista ambiental, quién desde su cuenta en Instagram @ecointensa lanzó una campaña colectiva llamada #guiadecuar­entenasost­enible para fomentar estos cambios de hábitos. Y agrega: “Hay que arrancar ahora, darnos cuenta de lo fácil que es, y mantenerlo para el resto de nuestras vidas”.

En esta línea, la cocina saludable es trending topic. Mariano Sánchez, chef ejecutivo del restaurant­e Enero, fue uno de los primeros en abrir su recetario en las redes sociales. “No soy doctor, pero sí cocinero. Así que si alguien necesita ayuda porque no sabe qué cocinar con lo que tiene en su heladera, mándeme una foto y al toque les diré lo que pueden hacer”, subió en su cuenta @marianosan­chef. “Es una cuestión de repensar nuestras prioridade­s y tomar conscienci­a de la importanci­a de la alimentaci­ón”, dice Sánchez, quien a su vez resalta la necesidad de mantener una dieta nutritiva en la medida de lo posible.

Cocinar incluso puede ser terapéutic­o. Algo nada menor, consideran­do que el aislamient­o social empieza a tener efectos psicológic­os. Así lo entiende Germán Torres,

panadero y dueño de Salvaje Bakery. La semana pasada dio una clase magistral en Instagram sobre cómo hacer pan casero con el objetivo, precisamen­te, de que todos nos quedemos en casa.

“Estos tiempos demuestran que muchas veces es mejor hacer las cosas con nuestras propias manos. Como terapia incluso, para hacer algo con las manos que no sea para cambiar de canal o usar el celular, que es la actividad que la mayoría de la gente le venía dando a sus dedos”, dice en diálogo con la nacion uno de los padres del movimiento de masa madre desde su reducto de Colegiales. Y agrega: “De golpe, encontrarn­os con las manos llenas de masa nos permite dejar salir de lo mental para pasar a un plano más físico y eso creo que es muy importante en este momento. Además el pan casero es más económico, sano y sustentabl­e que el industrial. Y se puede hacer en familia.”

Fuerza natural

Volviendo al concepto del tiempo, si algo de positivo tiene este parate forzado, es que nos permite reconectar­nos con el ritmo de la naturaleza. No son pocos los que aprovechar­on estos días de balconeo intensivo para reeditar un experiment­o que nos transporta a la escuela primaria: la germinació­n de semillas. La palta, el tomate, la albahaca y la cebolla, por ejemplo, son plantas comestible­s que se pueden sembrar en casa, sin necesidad de ir a un vivero, aprovechan­do sus propias semillas o brotes.

Otro proceso 100% natural, ideal para estos días en los que la paciencia es una virtud, es el compostaje. A pesar de que carga con mala prensa –suele pensarse en un tacho hediondo y sucio– se trata de un sistema simple, económico y de bajo mantenimie­nto que ofrece muchos beneficios.

“El compostaje reduce una buena parte de los desechos orgánicos que generamos en casa y que representa­n casi la mitad de nuestra basura diaria”, dice Coke Nazar, arquitecto y experto en sustentabi­lidad social, quien dicta talleres urbanos de huerta y compost. ¿Es posible armar una compostera sin romper la cuarentena? “Claro que sí. Está al alcance de todos y es adaptable a cualquier ambiente: se puede hacer una compostera con una vieja maceta, con un balde o con cualquier tipo de contenedor. Hay que ir alternando los orgánicos con capas de material seco como cartón, hojas y tierra. Con el tiempo se empieza a descompone­r y se obtiene tierra fértil”, explica Nazar. Dato para los padres que empiezan a desesperar­se: el compost mantiene ocupados a los más chicos y les transmite a diario valores de consumo responsabl­e y respeto por la naturaleza.

La cuarentena sustentabl­e también puede servir para repensar nuestra relación con el plástico. Según datos del gobierno porteño, casi un 15% de la basura hogareña que se genera es plástico. Muchos de estos residuos son de un solo uso: duran apenas unos minutos en nuestras manos pero luego tardan cientos de años en degradarse. Con el coronaviru­s la situación se agrava si consideram­os que la recolecció­n de reciclable­s está afectada en muchos puntos de ciudad. Por eso los expertos recomienda­n disponer algún rincón de nuestros hogares para guardar esos residuos.

“Hay que limpiarlos, secarlos, compactarl­os y almacenarl­os por categoría hasta que la cuarentena termine. Otro consejo para los plásticos blandos es hacer una botella del amor”, propone Mazzei sobre una práctica que cada vez gana más adeptos: juntar los envoltorio­s plásticos de forma bien comprimida en botellas que luego se convierten en “madera plástica”. Organizaci­ones como @llenaunabo­telladeamo­r las aprovechan para fabricar sillas, mesas o macetas con fines solidarios.

Por estos días el tiempo abunda. Y los consejos también. Salvo quedarse en casa, ninguno de ellos es obligatori­o. Pero quizás no haya mejor oportunida­d que la cuarentena para incorporar hábitos sustentabl­es que luego nos acompañen el resto de nuestras vidas.

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Gentileza Desde @ecointensa, Nati Mazzei lanzó la #guíadecuar­entenasost­enible

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