Novelas del Brexit, entre la sátira y las visiones kafkianas
Del terror al realismo, la literatura británica empieza a preguntarse por el estado de su nación y la crisis por la salida dela Unión Europea, como muestra La cucaracha, flamante nouvelle de Ian Mcewan, y un celebrado fresco de Jonathan Coe
La literatura británica se pregunta por las consecuencias del gran temblor político que sobrevino con la salida de la Unión Europea
Entre los malestares de la democracia contemporánea, el más sensible es la desconfianza general que induce a la gente al desánimo. pero este diagnóstico, en el que coinciden desde el filósofo coreano-alemán Byung-chul Han hasta el politólogo británico David runciman, no explica un caso tan particular como el Brexit en Gran Bretaña. para empezar, ni el populismo representado por el primer ministro conservador Boris Johnson se opone a la democracia –ya que lo que el populismo intenta, en teoría, es recuperar la democracia arrebatando el poder a las élites que la habrían traicionado–, ni la democracia es, al final del día, otra cosa que un régimen en el que quienes pierden unas elecciones aceptan que las perdieron.
El problema es que la carrera británica para abandonar la Unión Europea comenzó en 2016 con un referéndum en el que, al menos en apariencia, una buena proporción de los consultados decidió su voto sobre premisas que no entendía, mientras que otra aseguró haberse “arrepentido” después de votar (una confusión que al trasladarse a la batalla política entre el parlamento y el Ejecutivo le costó el puesto al primer ministro de entonces, James cameron, que había convocado al referéndum, y después a Theresa May, que pretendía aplazarlo).
la verdadera pregunta, por lo tanto, es qué tan democrático resulta que los votantes manifiesten un simple sí o no ante una proposición en cuyos preparativos no tienen participación alguna y que, ya definida, vuelve a los andamios internos de la política legitimada por la apariencia de la más pura democracia. pero mientras la ciencia política debate esto como uno de los puntos más delicados de la “democracia plebiscitaria” del siglo XXI, tan afectada por una tramposa demanda de transparencia como por un contexto de cada vez mayor desigualdad económica, la literatura, en cambio, puede resolverlo en una afirmación terminante: el desánimo es un plan organizado por las cucarachas para tomar el control de la humanidad.
En El corazón de Inglaterra, la novela inaugural sobre el Brexit del escritor Jonathan coe (Bronsgrow, 1961), el Brexit se traducía en un conflicto de identidad entre la facción reaccionaria de la “inglaterra profunda” y la cosmopolita londres. En La cucaracha, en cambio, la nueva y muy breve novela de ian Mcewan (aldershot, 1948), aquello se transforma en un asunto tan profundo como una alcantarilla.
la “premisa kafkiana” de Mcewan es que basta que una cucaracha adquiera la forma del primer ministro de Gran Bretaña para que pueda conducir a la democracia parlamentaria más antigua del mundo al desastre. Y eso es lo que pasa cuando “aquella mañana, al despertar de un intranquilo sueño, Jim Sams, inteligente pero de ningún modo profundo, se vio convertido en una criatura gigantesca con su carne vulnerable ahora fuera de su esqueleto, que en consecuencia le resultaba totalmente invisible”.
Bajo las reglas literarias de la sátira, por supuesto, ni Jim Sams es Boris Johnson (cuyo flequillo rubio apenas se relaciona con el pelo castaño rojizo del mismo color de su querido y antiguo caparazón), ni su aliado estadounidense, el presidente archie Tupper, es Donald Trump (aunque los dos usen Twitter, “una versión primitiva del inconsciente feromónico”), ni el reversionismo económico que se propone desde Downing Street es el Brexit. al subir los decibeles de la realidad hasta la parodia, este reversionismo consiste en la apuesta delirante de invertir el flujo del dinero: cada empleado pagará por las horas de trabajo a su empleador y cada propietario tendrá que comprar productos a sus inquilinos, ya que al prohibirse la acumulación de dinero, la pirámide de la riqueza se va a invertir. En sintonía con las consignas nacionalistas durante el referéndum para el Brexit, en La cucaracha el lema del reversionismo es: “Si amas a tu país y a tus compatriotas, debes derrocar el orden establecido”. El plan real es simple: cuando la economía británica se derrumbe y quede aislada del resto de Europa, la pobreza y la miseria van a inaugurar una nueva era de prosperidad para las cucarachas.
Escrita con humor y eficiencia, dos sellos que Mcewan ha estado combinando durante la última década, La cucaracha, sin embargo, no puede dejar de leerse como si fuera un entretenido artículo de opinión antes que una novela. pero si el libro tiene algún mérito, es que esa opinión no es necesariamente política sino también literaria. para entender esto, tal vez ayude saber que ni coe ni Mcewan son los únicos cuya imaginación fue capturada por el Brexit (aunque tal vez sí estén entre los pocos traducidos al español). De hecho, la lista de autores es tan larga que el crítico y novelista inglés John Self habla sobre “una era dorada de la ficción” dispuesta a entender “el estado de la nación” y su crisis ante el “globalismo”, en un abanico que cubre desde novelas de terror (como las de Sam Byers) hasta el más sentimental realismo (encabezado por ali Smith).
Y es en este punto donde Mcewan hace valer su peso en el mapa literario con un mensaje claro: el Brexit no amerita ninguna profunda discusión sobre los deseos identitarios del reino Unido, porque solo se trata de un error movilizado por la más simple estupidez.
Desde ya, una de las virtudes de la sátira es que nadie la escribe (ni debería leerla) para encontrar algún meditado balance entre las posiciones en disputa. por eso mismo, durante su fugaz uso de un corazón humano, el único instante dubitativo de Jim Sams es cuando se pregunta “cómo era posible sentir tanta alegría y tanto odio al mismo tiempo”. pero eso es todo, porque las cucarachas corren para lograr sus objetivos antes de que cualquier zapato las aplaste. a la misma velocidad, sin embargo, es posible preguntarse si lo que Mcewan, autor de obras tan leídas como Expiación o
Solar, da por asegurado durante toda su novela no es, también, un paso en falso.
¿o acaso creer que el Brexit se votó favorablemente nada más que por error o ignorancia no es, al fin y al cabo, subestimar con demasiada ingenuidad a la democracia?