El coronavirus empieza a inquietar al circo de las raquetas
Si bien la abrumadora mayoría de casos se da en Asia, los tenistas que juegan en Buenos Aires miran de reojo el fenómeno; algunos evalúan no viajar a torneos de aquel continente en el futuro inmediato
Más de 1300 muertos y mucha más cantidad de infectados, cuarentena en los cruceros, alarma y protocolos de seguridad, monitoreo y científicos trabajando para detectar soluciones, mascarillas y medidas de prevención, cancelaciones de eventos, cierre de fronteras y pánico. El mundo está impactado por el coronavirus, la epidemia que nació en China. Ser tenista profesional equivale a viajar constantemente, a estar en contacto con personas de distintos puntos geográficos, a estar expuesto a cambios de clima y alteraciones. El circuito ATP es una suerte de circo itinerante y, en esta porción de la temporada, no hay estaciones en Asia. Sin embargo, los jugadores, que agotan las hojas de los pasaportes y pasan por aeropuertos con suma frecuencia, empiezan a observar de reojo lo que está sucediendo.
“Estuve un poco aliviado de irme del Abierto de Australia porque sabía que era cuestión de días o semanas que allí llegara el primer caso de coronavirus. Estábamos a pocas horas de avión del foco infeccioso en Asia. Sufrimos el tema de los incendios forestales, que fue terrible para todos, pero después se les acercó el coronavirus. Estamos viviendo un momento difícil y sensible en el mundo”, le comentó Guido Pella, 27° del tour y 2º favorito del ATP de Buenos Aires, a la nacion. Y añadió, contundente: “Si esto se mantiene así y se acerca la gira de Asia, yo la voy a esquivar. Pero no quiero pensar mucho en eso porque creo que vas atrayendo la enfermedad o te predisponés a que te agarre algo. La realidad es que en el mundo hay más de siete mil millones de personas y se infectaron unas miles. Es un montón, pero no una epidemia masiva. Que tiene potencial, seguro. Que los tenistas estamos en cierta desventaja con la gente que no viaja en la Argentina, también. Pero confío mucho en los países y sus gobiernos; si hay algo que no quieren es que haya contagios y que se pierdan vidas. Habrá que tomar precauciones, pero trato de que en este momento no me afecte. Cuando toque ir a Europa veremos qué precauciones hay que tomar. Esto es día a día”.
El español Roberto Carballés Baena (88°), que en la 1ª ronda del Argentina Open eliminó al campeón defensor, Marco Cecchinato, aportó su experiencia, que incluyó un susto al arribar al país: “No he visto mucha gente con barbijos, pero sí estoy pendiente de cómo evoluciona todo. La semana pasada estuve enfermo, con fiebre altísima y ya había gente preocupadísima, temiendo que tuviera algún virus de ese estilo. Venía de Barcelona y al aterrizar en Buenos Aires me enfermé. Pero ya estoy mucho mejor. Sé que han cancelado algunos torneos en China”. El italiano Cecchinato por ahora no se altera: “No me preocupa demasiado porque ahora estoy en Sudamérica y acá no hay gente con el virus”.
Horacio Zeballos, número 4 del ranking de dobles, suele viajar a algunos torneos acompañado por su mujer (Sofía) y sus hijos (Emma y Fausto). Y ya de por sí, la pareja toma precauciones: “Tratamos de tener limpieza extrema y viajar siempre con alcohol en gel. Mi mujer está constantemente lavándoles las manos a los chicos, más que nada en los aeropuertos. Después, tomamos algunas medidas como no poner la valija arriba de la cama para deshacerla o dejar el cochecito, que anda por todas las calles, fuera de la habitación. Con respecto al coronavirus no tomamos ninguna medida aún; escuché lo del barbijo y me dijeron que los comunes no sirven. Tenemos planificado que viajen a Indian Wells y a Miami, porque son lugares en los que conozco los restaurantes, los hoteles y hemos ido mil veces. Pero hay giras que no hacen, como a Río y a San Pablo, por el tema de la fiebre amarilla. O a México, para cuidarse con las comidas. Le damos importancia a la higiene y a la alimentación”.
Al santafesino Facundo Bagnis, que superó la clasificación en el ATP porteño, le “genera incertidumbre y un poco de miedo que no se pueda saber con exactitud dónde uno se puede llegar a contagiar o las precauciones que se debe tener”. El 134° amplió: “La gira en Oriente está lejos, pero uno está con las antenas paradas porque es algo que nos está tocando a todos y nosotros, los tenistas, que viajamos tanto, vamos a tener que tener precaución. Lo hablé un poco con mi familia. Creo que todavía no se tomó la dimensión que el caso merece. Nosotros no tenemos la infraestructura de países de primer mundo que ya están preparados o tienen la economía como para soportar ese tipo de casos”. El uruguayo Pablo Cuevas (48°) tiene una filosofía más distendida, pero, papá de dos nenas, no le quita la atención: “Soy bastante inconsciente, relajado. Un ejemplo chico: para ir a Brasil te recomiendan que te des la vacuna para la fiebre amarilla, pero voy a jugar los dos torneos [Río de Janeiro y San Pablo], me voy de vacaciones, cuando tengo 2 o 3 días libres me voy hasta allá a surfear y vuelvo y jamás me di la vacuna. De mis hijas sí se encarga mi mujer. Soy de los que piensan que nunca me va a pasar nada. Puntualmente con lo del coronavirus, me siento en la otra punta del lugar de mayor contagio, pero así y todo le dije a mi mujer que tomara precauciones, como dónde comprar la comida en los supermercados. No me persigo, pero sí me pregunto qué hacer”.
En cada viaje, los jugadores portan kit con medicamentos. Pella siempre tiene alcohol en gel. “Trato de lavarme las manos e higienizarme lo mejor posible, pero la realidad es que yo estoy todo el día al aire libre, en clubes, en contacto con gente y si me tiene que pasar, me va a pasar, pero dentro de lo que yo pueda hacer para evitarlo, lo haré”. Bagnis también es cauteloso: “Llevamos medicamentos por enfermedades o lo que sea. Pero ahora, con lo del coronavirus, debería repasar lo que llevo para cuando me toque salir de Sudamérica”.
El mundo está alarmado por el coronavirus. El tenis no es la excepción, claro.