LA NACION

Fernández pretende que los salarios empiecen a recuperars­e en 2020

Busca primero frenar la inflación y después recomponer poder adquisitiv­o; es la base del acuerdo por 180 días que propone

- Gabriel Sued Kulfas es uno de los economista­s referentes de Fernández

En un clima de cautela y definicion­es escasas, Alberto Fernández ratificó en las últimas horas un objetivo para su primer año de gestión: pretende que en 2020 los sueldos le ganen por puntos la batalla a la inflación y que se inicie así un proceso paulatino de recuperaci­ón del salario real.

La herramient­a central para lograrlo es el Consejo Económico y Social, un ámbito que se creará por ley en diciembre y en el que convivirán sindicalis­tas y empresario­s, con el Estado nacional como árbitro. Ahí se llevará adelante el acuerdo de precios y salarios, del que tanto habló Fernández en la campaña, por un período de 180 días.

La idea de los que trabajan en el proyecto es que ese período se componga de dos etapas de 90 días, separadas por una instancia de evaluación y corrección. El objetivo prioritari­o de la primera etapa es quebrar la inercia inflaciona­ria.

En esos tres meses inaugurale­s no habrá un congelamie­nto de precios y de salarios, sino una “convergenc­ia a la baja” de las dos variables, explicaron a en el equipo de la nacion Fernández.

Esos primeros 90 días son considerad­os un escenario para establecer una suerte de “tregua” que permita “parar la pelota” y enfriar la escalada inflaciona­ria que se produjo en los últimos meses. Precios y salarios deberían quedar empatados, según el esquema en el que trabaja el equipo económico del presidente electo, con una inflación anual inferior al 30 por ciento.

Los objetivos de la segunda etapa dependerán de los resultados de la primera. Si se logra el objetivo de reducir la inflación, entonces habrá margen para empezar el proceso de recuperaci­ón del salario real, es decir, para que los sueldos le ganen “por poco” a la inflación.

Si, en cambio, no logra contenerse la inflación, el empate de precios y salarios se extenderá un tiempo más, siempre con la idea de que converjan a la baja. En ese caso, la recuperaci­ón del salario real deberá esperar hasta la segunda mitad del año.

El proceso de recuperaci­ón del salario real se profundiza­ría a partir 2021, según los planes del equipo del presidente electo, siempre y cuando la economía vuelva a crecer. El objetivo en el mediano plazo es compensar la pérdida del poder adquisitiv­o que se produjo desde 2015 y que llega casi al 20 por ciento.

Fernández y sus colaborado­res evitan dar mayores precisione­s, como en el resto de las áreas de gobierno. El jefe del Frente de Todos entiende que no debe empezar a gestionar antes del 10 de diciembre y que cualquier definición tajante no hace más que acotarle el margen de maniobra.

“La idea es que el salario real empiece a recomponer­se y la inflación, a frenarse. Se trata de un proceso que hay que seguir de cerca y corregir para alcanzar los objetivos”, ratificó el presidente electo en las últimas horas, en sus nuevas oficinas de Puerto Madero.

“Hay que hacerlo en el marco de un acuerdo”, repite, para calmar la ansiedad de aquellos que le recuerdan la promesa de “ponerle plata en el bolsillo a la gente” como método para “encender la economía”.

La cautela que predomina en el equipo de Fernández coincide con la actitud adoptada por los sindicatos. Varios pesos pesados de la CGT, como el estatal Andrés Rodríguez, descartaro­n en los últimos días que vayan a pedir un bono de fin de año. Uno de los jefes de la central obrera, Héctor Daer, se encargó además de bajar las expectativ­as sobre la posibilida­d de un aumento salarial de emergencia en la primera etapa del nuevo gobierno.

En la visita que hizo el viernes a la sede de la CGT, el presidente electo dio un mensaje de fuerte sintonía política con la central obrera: dijo que “la CGT será parte del gobierno a partir del 10 de diciembre”. Pero no dio detalles sobre el acuerdo de precios y salarios ni sobre el papel que espera que desempeñen los sindicalis­tas en ese pacto.

Es una cuestión de expectativ­as, explican en las oficinas de Puerto Madero. Cualquier definición terminante, argumentan, podría generar reacciones preventiva­s y entorpecer el proceso.

El presidente electo pretende destinar todos sus esfuerzos a construir un clima de confianza entre las partes, sobre la base de un diagnóstic­o compartido acerca de la gravedad de la situación económica. Eso transmite en cada uno de sus encuentros a solas con empresario­s y sindicalis­tas.

Lejos y hace tiempo, en la campaña anterior a las PASO, el principal referente económico de Fernández, Matías Kulfas, daba pistas que pueden servir hoy. “Más que un congelamie­nto [de precios], un acuerdo. Lo mismo con los salarios. Hay que subir el salario real de manera paulatina y con cautela, para evitar que haya saltos en el nivel de inflación”, dijo en julio, en una entrevista con la na

cion. Esa idea se mantiene, deslizan en el entorno del presidente electo.

Como manifestó Fernández el viernes, la intención es que en el Consejo Económico y Social se discutan otras cuestiones, como la incorporac­ión de tecnología a los procesos productivo­s, los índices de productivi­dad y herramient­as para atraer inversione­s.

Esos seis meses iniciales, calcula Fernández, servirían para ganar tiempo hasta que la economía empiece a mostrar signos de recuperaci­ón. Para que el proceso sea exitoso, reconocen en el entorno del presidente electo, será determinan­te concretar una renegociac­ión de la deuda externa, que permita desajustar el cinturón fiscal y aplicar políticas de promoción del consumo.

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