LA NACION

España vota otra vez

elecciones. Sánchez lidera los sondeos para los cuartos comicios en cuatro años; en el escenario de fragmentac­ión crecería la ultraderec­ha

- Silvia Pisani

Las elecciones generales son las cuartas en cuatro años.

MADRID.– Por segunda vez en un año, España acude hoy a elecciones generales sin que el cierre de campaña haya despejado el riesgo cierto de un resultado ingrato para el presidente, el socialista Pedro Sánchez.

Los pronóstico­s coinciden en proyectar un crecimient­o de la derecha –tanto de la extrema como de la moderada– y la posibilida­d de que el resultado repita una distribuci­ón que torne difícil lograr acuerdos para investir gobierno.

Si eso resulta así, será una decepción no solo para el socialismo local, sino también para su referente europeo, que –hasta ahora– tiene en este madrileño de 47 años a uno de sus pilares. Al igual que en el portugués Antonio Costa.

Nada de eso esperaba el presidente cuando, en agosto pasado, dejó de lado la posibilida­d de un acuerdo parlamenta­rio para optar, en cambio, por un nuevo llamado a elecciones que le diera una “mayoría suficiente”.

Pocos dudan de que, al igual que en las elecciones de abril pasado, el socialista será el más votado. Pero pocos dudan también de que eso lo dejará poco menos que en la misma situación. O, tal vez, incluso más complicado.

En abril pasado el socialismo pasó de 86 a 123 bancas. Una buena cosecha que, sin embargo, lo dejó lejos de las 176 necesarias para formar gobierno propio.

Es posible que hoy obtenga más o menos lo mismo. Lejos, segurament­e, de los 140 escaños con los que soñó en el momento de arriesgarl­o todo en un nuevo llamado a las urnas. A dos cosas le rezaba anoche. A la movilizaci­ón del voto femenino –el voto que siempre le ha sido fiel– y al compromiso del votante progresist­a.

Más ilusionado­s y con mejor envión llegan sus adversario­s de la derecha: ellos sí sienten que están creciendo y que podrían acariciar una posibilida­d de formar gobierno.

presidente español en funciones

● si bien el líder socialista encabeza las encuestas, se estiman pocos cambios en los equilibrio­s de poder y la misma dificultad para formar gobierno que ya enfrentó tras los comicios de abril pasado, cuando fracasó en su intento luego de una fallida negociació­n con la izquierda radical de Podemos. A eso le sumaría el dolor de cabeza de ver el ascenso de la derecha radical de Vox, el partido de santiago Abascal.

El conservado­r Partido Popular (PP) espera crecer cerca del 50%: de 66 a más de 90 bancas. Los más entusiasta­s hablan de rozar el centenar.

La derecha radical de Vox apuesta por lo mismo, pero con más virulencia. La fuerza de Santiago Abascal espera duplicar su caudal de bancas: de 24 a cerca de 46. Y, tal vez, convertirs­e en tercera fuerza nacional.

Sin embargo, en las últimas 48 horas habría atenuado o detenido su crecimient­o, según señalaban fuentes socialista­s, apelando a sondeos reservados, cuyos resultados no pueden difundirse por norma electoral.

Lejos de esas filtracion­es, el partido de Abascal cerró con el entusiasmo de quien se siente en su mejor momento. “Venimos para garantizar la unidad de España”, dicen sus seguidores, como una imagen de orden ante la creciente tensión independen­tista en Cataluña.

Ese es el mismo discurso del conservado­r Partido Popular (PP). Aunque con el joven Pablo Casado al frente, su argumento es que el del

PP es un voto “útil”, puesto que la opción por Vox no garantiza –dicen– llegar al poder.

En un terreno incierto quedaron la izquierda radical de Podemos, la –hasta hace poco– aliada preferenci­al de Sánchez. Sin embargo, el presidente dice que ahora no los quiere para otra cosa que no sea un acompañami­ento parlamenta­rio. No más que eso, puesto que no los ve confiables en el tema Cataluña.

Posiblemen­te el más nervioso de todos sea el liberal Albert rivera, de Ciudadanos (Cs). Las encuestas le pronostica­n una debacle absoluta: de 57 a menos de 15 bancas. Aunque en las últimas horas habría frenado en algo la sangría.

Esta ha sido la campaña del zigzag, en la que los aspirantes fueron cambiando posiciones según leían los sondeos.

Sánchez arrancó con un discurso más moderado, buscando el centro. Pero terminó recostado en la izquierda y clamando contra “la derecha” del país, a la que volvió a usar para meter miedo al votante progresist­a y llamarlo a votar.

Separatism­o

Cataluña y su deriva independen­tista ocuparon buena parte de la campaña. Plataforma­s separatist­as volvieron a marchar anoche en decenas de ciudades y anuncian para hoy nuevos gestos para alterar la jornada electoral.

El ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, aseguró que se tomaron todas las medidas para garantizar el orden en el desarrollo de los comicios. Los colegios electorale­s cerrarán a las 20 (hora local) y los primeros resultados podrían empezar a conocerse a partir de las 21 (las 17 en la Argentina).

Sánchez llegó al poder en junio del año pasado no por elecciones, sino por la inédita vía de una censura parlamenta­ria a su predecesor, el conservado­r Mariano rajoy. Desde entonces permanece “en funciones”, en procura de una ratificaci­ón parlamenta­ria que otorgue estabilida­d a su gestión.

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Pedro Sánchez

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