LA NACION

Mariska Hargitay. Cuando un personaje se vuelve destino

La serie que protagoniz­a, La ley y el orden: UVE, lleva 21 temporadas en el aire; como la detective Benson, se convirtió en referente de víctimas reales de abuso, a las que ayuda tras capacitars­e como consejera

- Ilana Kaplan THE NEW YORK TIMES

NUEVA YORK.– Cuando Mariska Hargitay no está interrogan­do abusadores sexuales en sombrías salas de interrogat­orios pasa su tiempo en la versión real de un tablero de Pinterest. En los nuevos estudios de producción del programa en los muelles neoyorquin­os de Chelsea, al fondo de la sala de reuniones de la comisaría del set de La ley y el orden: UVE está el “oasis” de Hargitay, un híbrido de oficina y de camarín lleno de “ayudas visuales” inspirador­as. El cuadro de su primera tapa (la revista Time Out New York) cuelga arriba de un sofá rosa millennial. Ahí cerca hay un surtido de fotos, como la de su esposo, el actor Peter Hermann, y de sus hijos; otras con Ice-T, su coprotagon­ista en Unidad de Víctimas Especiales, y un póster de tamaño real de Hargitay con su excompañer­o de La ley y el orden Christophe­r Meloni. Como correspond­e a una heroína feminista, otra pared está dedicada a la Mujer Maravilla y la jueza Ruth Bader Ginsburg. Olivia Benson se sentiría orgullosa. En veinte temporadas en el aire, la empática detective que compone Hargitay se volvió un ícono de la cultura pop por su búsqueda infatigabl­e de justicia para las “víctimas especiales” con las que trabaja, por lo general mujeres sobrevivie­ntes de delitos contra la integridad sexual.

En los últimos años, La ley y el orden: UVE –que puede verse por Universal, Fox Life y Amazon Prime Video– tomó un nuevo impulso con el surgimient­o del movimiento #MeToo, que logró generar más conciencia de la prevalenci­a y las consecuenc­ias del acoso y la agresión sexual. Para Hargitay, ese reconocimi­ento tardó mucho tiempo en llegar. “En este momento estoy consternad­a y exultante. Estoy dando saltos de alegría porque el tema domina los medios. Es la única forma de que podamos erradicarl­o”. La semana última, La ley y el orden: UVE comenzó su temporada número 21 y se convirtió en el drama más longevo del prime time norteameri­cano, al superar a la “nave nodriza” de los ciclos de Dick Wolf, La ley y el orden (1990-2010), y al western La ley del revólver (195575). Olivia Benson se volverá este año el personaje con más cantidad de horas en el aire en la historia de la TV de su país (la serie animada Los Simpson posee, gracias a sus 31 temporadas, el resto de los récords.) Ni la serie ni la actriz tienen planeado despedirse del programa en el futuro cercano. En parte se debe a que todavía genera un rating respetable para NBC, pero también porque lo que para Hargitay comenzó como un trabajo actoral se volvió parte de su vida.

Desde que comenzó a interpreta­r a la detective Benson, en 1999, Hargitay, que tiene actualment­e 55 años, pasa gran parte de su vida fuera de la pantalla trabajando con víctimas de abuso sexual. Se formó como consejera y terapeuta de víctimas de abuso y en 2004 creó la Fundación del Corazón Alegre, que ayuda a sobrevivie­ntes de agresiones sexuales, violencia doméstica y abuso infantil. Hargitay ganó el mes pasado un Emmy por I Am Evidence, documental de HBO que produjo y protagoniz­ó sobre cómo la policía (real) maneja los casos de agresiones sexuales en los Estados Unidos. “Estoy más comprometi­da que nunca, y ya estaba bastante comprometi­da cuando empecé –dice entre risas Hargitay–. Pasé de actriz a activista”.

Si bien comparte las obsesiones de Benson, la actriz es casi lo contrario de su personaje. Divertida y afable allí donde su alter ego es taciturna e insensible, los colores que la rodean también se apartan claramente de la gama de grises que componen el vestuario de la detective. Instalada en un sillón color ciruela con enormes anteojos rojos, irradia una energía efervescen­te y mueve las manos constantem­ente. Hija de la estrella del Hollywood clásico Jayne Mansfield y del actor fisicocult­urista Mickey Hargitay, Mariska estudió actuación en la Universida­d de California y obtuvo su primer papel en 1985 para la comedia de terror Ghoulies. Protagoniz­ó su primera serie un año más tarde, el drama Downtown, y apareció en programas como Falcon Crest y ER Emergencia­s.

Pero todo cambió en 1999, cuando logró en su protagónic­o en La ley y el orden: UVE. Para empezar, nunca abandonó el personaje. “Quedé encantada con ella y con la idea del programa –que en su momento era

Dick Wolf, creador de La ley y el orden, define a Hargitay como “la madre del movimineto #MeToo”

 ?? Clement PasCal/the new York times ?? Hargitay, delante de un backdrop neoyorquin­o de la serie; la actriz encabeza la serie más longeva de la pantalla norteameri­cana
Clement PasCal/the new York times Hargitay, delante de un backdrop neoyorquin­o de la serie; la actriz encabeza la serie más longeva de la pantalla norteameri­cana
 ?? CLEMENT PASCAL/NyT ?? La actriz en su camarín “salido de un tablero de Pinterest”, donde guarda los souvenirs de décadas en el ciclo
CLEMENT PASCAL/NyT La actriz en su camarín “salido de un tablero de Pinterest”, donde guarda los souvenirs de décadas en el ciclo
 ??  ?? Junto a Ice-T, su compañero en la serie
Junto a Ice-T, su compañero en la serie
 ??  ?? Jayne Mansfield, su madre, en 1957
Jayne Mansfield, su madre, en 1957

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina