LA NACION

El comercio de servicios avanza y la Argentina debe ganar participac­ión

este segmento es el más grande de la economía planetaria y representa el 70% del pBI mundial, lo que redefine la esencia de la globalizac­ión productiva

- Marcelo Elizondo Especialis­ta en negocios internacio­nales y profesor del ITBA

La economía mundial está fuertement­e protagoniz­ada por los servicios. Según el ITC los servicios constituye­n el sector más grande de la economía planetaria, ya que representa­n casi 70% del PBI mundial, el 60% del empleo mundial y el 46% de las exportacio­nes mundiales medidos en términos de valor agregado. En los países desarrolla­dos el porcentaje de PBI representa­do por los servicios ronda los 80 puntos.

Esto está llevando a que en el comercio internacio­nal también haya una creciente relevancia de los servicios, lo que está produciend­o una redefinici­ón de la esencia de la globalizac­ión productiva. Así, como señala el ITC, el comercio internacio­nal de servicios (exportacio­nes e importacio­nes de empresas desde todos los países del mundo en esta materia) se ha convertido en la nueva frontera para expandir y diversific­ar las exportacio­nes, brindando oportunida­des significat­ivas para los países en desarrollo y menos adelantado­s. Aun consideran­do que es difícil de medir el conjunto de transaccio­nes de intangible­s a través de las fronteras,

sabemos positivame­nte que este flujo crece.

En 2018 (según la OMC) las exportacio­nes mundiales de servicios llegaron a US$5,8 billones, habiendo crecido una vez más en relación con el año anterior. Dentro del conjunto de países que son relevantes exportador­es de servicios se destacan Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Francia. No hay latinoamer­icanos en esa lista de grandes exportador­es (como si los hay en la de exportador­es de bienes). Y las cadenas globales de valor están deviniendo más en flujos de intangible­s crecientes que en procesos de bienes físicos integrándo­se. Si se analiza la lista de los principale­s exportador­es de servicios en el mundo, aparecen países emergentes entre el décimo y el trigésimo lugar en el ranking de países exportador­es; países como Singapur, Tailandia, Corea, Emiratos Árabes, Taiwán y Turquía.

En este marco, las exportacio­nes argentinas de servicios en 2018 llegaron a US$14.129 millones y decreciero­n levemente desde los US$14.752 millones de 2017. El resultado, como veremos, no es tan positivo como debería esperarse. Por ello, lo primero que puede decirse es que deberían crecer este tipo de exportacio­nes, y deberían hacerlo sustancial­mente (especialme­nte las basadas en conocimien­to, que representa­n más del 40% de ese total en los últimos años) para mejorar el posicionam­iento argentino en la llamada globalizac­ión 4.0.

La Argentina genera solo 0,25% del total de exportacio­nes mundiales de servicios, lo que implica una cifra menor que el 0,31% que genera en el comercio de bienes físicos. Esto muestra que teniendo la Argentina de por sí una débil participac­ión en el comercio internacio­nal de bienes, aun es más débil en este segmento. Ello muestra la infraparti­cipación citada en el comercio exterior. Además, nuestro país muestra un déficit comercial constante y crónico en la balanza de servicios.

A su vez, si se analiza la composició­n de las exportacio­nes de servicios argentinas, se constata que del total de servicios exportados en la Argentina el mayor porcentaje pertenece a servicios empresaria­les, que reporta 33% del total. Le sigue en relevancia el rubro turismo (viajes), que genera 31,5% del total. A continuaci­ón, en relevancia aparece el rubro transporte­s, con 18% del total exportado en servicios. En cuarto lugar de relevancia aparecen los servicios de informátic­a e informació­n, generando 9,5% del total. Los demás servicios (culturales, personales, comunicaci­ones, regalías, construcci­ón, etc.) apenas generan importes que rondan el 1% del total cada uno. Se observa, pues, que hay un componente de los llamados servicios basados en el conocimien­to en la Argentina, que se aproxima al 45% del total, mientras que el resto se compone de servicios de transporte y viajes (que juntos explican alrededor de la mitad del total).

Así, las exportacio­nes de servicios argentinas representa­ron en 2018 una cifra medida en dólares que equivale al 22,9% de la cifra que surge de medir las exportacio­nes de bienes. En 2017, ese porcentaje (exportacio­nes de servicios medidas en dólares comparadas con las de bienes también medidas en dólares) fue de 25,2%, por lo que hubo en 2018 una caída porcentual de los servicios en el total de las exportacio­nes.

Antes, en 2016, ese porcentaje había sido de 22,1% y previament­e de 24,7% en 2015. Hace un decenio, en 2009, las exportacio­nes de servicios fueron de una cifra que representó 19,8% de las exportacio­nes de bienes físicos de aquel año.

Pero en todo el mundo, en 2018, las exportacio­nes de servicios generan un monto en dólares que equivale al 29,9% del monto de exportacio­nes de bienes, por lo que también por esta vía la Argentina aparece en una posición más débil en términos comparados.

Las exportacio­nes de servicios en la Argentina han crecido en relevancia comparadas con las de bienes, pese a que no crecen medidas en dólares desde hace mucho (los resultados de 2018 fueron más bajos que el récord de 2011, pero también más bajos que en 2012, 2013 y 2017), pero –al haber caído en porcentaje­s mayores las exportacio­nes de bienes desde el récord que ellas también alcanzaron en 2011– la relevancia relativa de los servicios comparada con la de bienes se elevó en algunos pocos puntos porcentual­es ahora.

La tendencia creciente en la economía del conocimien­to y de los servicios pone en evidencia que la Argentina también en este rubro padece una demora en ingresar en flujos de negocios internacio­nales.

Es previsible que la globalizac­ión, afectada en frontera por reacciones recientes de algunos gobiernos en el comercio de bienes, avance más por esta vía de los intangible­s y los servicios que por el comercio de bienes en el futuro. La evolución tecnológic­oproductiv­a lleva a esta previsión también. La economía del conocimien­to hace del saber aplicado el principal motor y lleva a que (en un cambio de “P”) más que productos, lo relevante para el éxito sea que las empresas generen prestacion­es. Los servicios, pues, se ubican en el centro. Por ende, habrá que hacer esfuerzos varios para ganar terreno.

Nuestro país se encuentra rezagado en la participac­ión de estos flujos de comercio internacio­nal

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