¿Desaceleración o recesión?
Ala fecha, el PBI de la economía mundial es del orden de los 80 billones de dólares, fuertemente concentrados. En efecto, los primeros cinco países medidos por su PBI (EE.UU., China, Japón, Alemania e Inglaterra) generan el 50% de ese producto. otro dato relevante es que en el mundo existen nada menos que 2000 millones de pobres que viven con menos de 4 dólares diarios, de los cuales 800 millones son considerados indigentes, ya que subsisten con un máximo de 2 dólares. Como se puede apreciar, el escenario es extremadamente complejo. Para ir mejorando esta situación, resultaría imprescindible que en el futuro la actividad mundial creciera sostenidamente a una tasa no inferior al 4% anual.
Ahora bien, ¿están dadas las condiciones para lograr tal cometido? ¿Estamos en presencia de un ciclo sustentable de crecimiento a largo plazo o, por el contrario, está comenzando una desaceleración? A este respecto, resulta conveniente analizar no solo los fundamentos macroeconómicos, sino también los riesgos geopolíticos actuales. Comencemos por los primeros.
En el período 2016/2018 se dio un ciclo de expansión global con aceleración de tasas anuales (3,4%, 3,6% y 3,8%, respectivamente); se advierte, sin embargo, una disminución del ritmo de crecimiento a partir del cuarto trimestre del año anterior. En lo que hace a la inflación, ha dejado de ser un problema global, con un promedio anual para los países desarrollados del 2%.
En cuanto a los déficits fiscales, la tendencia es auspiciosa: tomando las primeras 20 economías, ocho de ellas ya presentan cuentas positivas. Las tasas de interés se hallan en niveles históricamente bajos, acompañadas de una elevada liquidez mundial. Por último,
la mayoría de los indicadores microeconómicos son también alentadores.
Estos fundamentos económicos positivos han generado el ya mencionado ciclo de crecimiento sostenido del período 2016/2018. Sin embargo, y a pesar de la persistencia aún de indicadores favorables, la expansión global –como ya se ha dicho– ha comenzado a debilitarse. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué factores han comenzado a revertir la situación? La respuesta debe buscarse en la actual presencia de un conjunto de riesgos geopolíticos que impactan negativamente en el crecimiento, entre otros: el Brexit, el conflicto comercial entre EE.UU. y China, el resurgimiento del unilateralismo político y el proteccionismo comercial, los serios problemas de migración sumados a niveles extremos de pobreza e indigencia en los países de emigrantes; el surgimiento de partidos nacionalistas, populistas, arbitrarios, antisistema y xenófobos. A eso se suman los numerosos conflictos a nivel global, entre ellos: Corea del Norte /EE.UU., guerra civil en Siria y Yemen, israelitas/palestinos, la expansión de Rusia; revoluciones en Libia, Argelia y Sudán; EE.UU. versus la oPEC y Rusia por el precio del petróleo; terrorismo étnico y/o religioso (Sri Lanka).
La actividad global se encuentra, entonces, frente a dos vectores que se oponen entre sí; esto es: fundamentos económicos positivos versus riesgos geopolíticos crecientes que, claramente, juegan en contra. Esta combinación de factores enfrentados permite explicar la finalización del ciclo de crecimiento sostenido 2016/2018 y el principio de la desaceleración ya mencionada. En efecto, a partir de fines de 2018, los fundamentos económicos permanecieron estables, mientras que los riesgos geopolíticos se han ido profundizando. De esta manera, pareciera que, a partir de ese trimestre, se han invertido los pesos relativos de ambos factores, y adquirieron mayor preponderancia los factores geopolíticos por sobre los económicos, lo que da lugar a un claro inicio de desaceleración en el crecimiento global.
Dicho esto, la pregunta es: ¿hasta cuándo durará el presente ciclo de desaceleración? ¿Será leve, profundo o podría incluso convertirse en una recesión con caída del PBI global? Por ahora, todo indica que si a lo largo del año los conflictos geopolíticos (especialmente el Brexit y el choque comercial de China y EE.UU.) se atemperaran y los fundamentos económicos continuaran positivos, entonces sería esperable que la desaceleración fuera suave, con un crecimiento –según estimación del FMl– del 3,3% en 2019. Si este fuera el caso, la recuperación comenzaría en algún momento de 2020, debiendo descartarse al menos por ahora la posibilidad de caer en una recesión en el mediano plazo.
Economista y especialista en mercados internacionales