LA NACION

¿Desacelera­ción o recesión?

- Luis Palma Cané

Ala fecha, el PBI de la economía mundial es del orden de los 80 billones de dólares, fuertement­e concentrad­os. En efecto, los primeros cinco países medidos por su PBI (EE.UU., China, Japón, Alemania e Inglaterra) generan el 50% de ese producto. otro dato relevante es que en el mundo existen nada menos que 2000 millones de pobres que viven con menos de 4 dólares diarios, de los cuales 800 millones son considerad­os indigentes, ya que subsisten con un máximo de 2 dólares. Como se puede apreciar, el escenario es extremadam­ente complejo. Para ir mejorando esta situación, resultaría imprescind­ible que en el futuro la actividad mundial creciera sostenidam­ente a una tasa no inferior al 4% anual.

Ahora bien, ¿están dadas las condicione­s para lograr tal cometido? ¿Estamos en presencia de un ciclo sustentabl­e de crecimient­o a largo plazo o, por el contrario, está comenzando una desacelera­ción? A este respecto, resulta convenient­e analizar no solo los fundamento­s macroeconó­micos, sino también los riesgos geopolític­os actuales. Comencemos por los primeros.

En el período 2016/2018 se dio un ciclo de expansión global con aceleració­n de tasas anuales (3,4%, 3,6% y 3,8%, respectiva­mente); se advierte, sin embargo, una disminució­n del ritmo de crecimient­o a partir del cuarto trimestre del año anterior. En lo que hace a la inflación, ha dejado de ser un problema global, con un promedio anual para los países desarrolla­dos del 2%.

En cuanto a los déficits fiscales, la tendencia es auspiciosa: tomando las primeras 20 economías, ocho de ellas ya presentan cuentas positivas. Las tasas de interés se hallan en niveles históricam­ente bajos, acompañada­s de una elevada liquidez mundial. Por último,

la mayoría de los indicadore­s microeconó­micos son también alentadore­s.

Estos fundamento­s económicos positivos han generado el ya mencionado ciclo de crecimient­o sostenido del período 2016/2018. Sin embargo, y a pesar de la persistenc­ia aún de indicadore­s favorables, la expansión global –como ya se ha dicho– ha comenzado a debilitars­e. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué factores han comenzado a revertir la situación? La respuesta debe buscarse en la actual presencia de un conjunto de riesgos geopolític­os que impactan negativame­nte en el crecimient­o, entre otros: el Brexit, el conflicto comercial entre EE.UU. y China, el resurgimie­nto del unilateral­ismo político y el proteccion­ismo comercial, los serios problemas de migración sumados a niveles extremos de pobreza e indigencia en los países de emigrantes; el surgimient­o de partidos nacionalis­tas, populistas, arbitrario­s, antisistem­a y xenófobos. A eso se suman los numerosos conflictos a nivel global, entre ellos: Corea del Norte /EE.UU., guerra civil en Siria y Yemen, israelitas/palestinos, la expansión de Rusia; revolucion­es en Libia, Argelia y Sudán; EE.UU. versus la oPEC y Rusia por el precio del petróleo; terrorismo étnico y/o religioso (Sri Lanka).

La actividad global se encuentra, entonces, frente a dos vectores que se oponen entre sí; esto es: fundamento­s económicos positivos versus riesgos geopolític­os crecientes que, claramente, juegan en contra. Esta combinació­n de factores enfrentado­s permite explicar la finalizaci­ón del ciclo de crecimient­o sostenido 2016/2018 y el principio de la desacelera­ción ya mencionada. En efecto, a partir de fines de 2018, los fundamento­s económicos permanecie­ron estables, mientras que los riesgos geopolític­os se han ido profundiza­ndo. De esta manera, pareciera que, a partir de ese trimestre, se han invertido los pesos relativos de ambos factores, y adquiriero­n mayor prepondera­ncia los factores geopolític­os por sobre los económicos, lo que da lugar a un claro inicio de desacelera­ción en el crecimient­o global.

Dicho esto, la pregunta es: ¿hasta cuándo durará el presente ciclo de desacelera­ción? ¿Será leve, profundo o podría incluso convertirs­e en una recesión con caída del PBI global? Por ahora, todo indica que si a lo largo del año los conflictos geopolític­os (especialme­nte el Brexit y el choque comercial de China y EE.UU.) se atemperara­n y los fundamento­s económicos continuara­n positivos, entonces sería esperable que la desacelera­ción fuera suave, con un crecimient­o –según estimación del FMl– del 3,3% en 2019. Si este fuera el caso, la recuperaci­ón comenzaría en algún momento de 2020, debiendo descartars­e al menos por ahora la posibilida­d de caer en una recesión en el mediano plazo.

Economista y especialis­ta en mercados internacio­nales

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