LA NACION

Algunos yA me piden que me quede A vivir

- Texto Nicolás Zuberman Para | Foto Santiago Hafford la nacion

Para entrevista­rse con Marcelo Díaz hay que tener paciencia. Puede pasar más de una hora desde que termina la práctica hasta que aparece el volante central. En el medio, su cuerpo pasa por las manos del masajista, por un baño de hielo y hasta por terapia de ozono. El chileno, de 32 años, cuenta que lo aprendió con el paso del tiempo. Y que los entrenamie­ntos cada vez son más duros: “Cada día corremos entre 8 y 10 kilómetros”.

El cerebro que tiene Racing en el medio de la cancha se mueve al compás de esa exigencia: así como se ofusca por hacer mal un pase, se cuida para llegar de la mejor manera al siguiente partido. Alcanza preguntarl­e cuáles son sus referentes: Xavi, Iniesta, Pirlo, Paul Scholes y Riquelme. Nada menos. ¿Y fuera del fútbol? Federer, Nadal. “Son tipos ganadores, que siguen peleando para ganar más. Dan un empujón más para saber que en esta vida no hay nada escrito, que si quieres conseguir algo vale la pena esforzarse”, fundamenta. A esa excelencia apunta el hombre que le marca el ritmo al puntero de la Superliga y que sueña agregar este año una estrella más a su currículum. “Yo me considero un jugador pensante”, se define.

–¿Qué tal la Argentina?

–Estoy muy cómodo. Me han hecho sentirme muy bien en el club y en el país. Estoy disfrutand­o. Acá es muy diferente cómo se vive el fútbol, de verdad es muy pasional. Cada quien tiene mucho sentimient­o hacia su club y eso se percibe en cada momento. Creo que por eso es muy diferente al resto de los países. Lo llevo muy bien. Sólo que me encuentro con tráfico, con manifestac­iones todos los días. Es un país que está viviendo un caos, pero voy acomodándo­me.

–¿Y qué sensación te dio el fútbol argentino en la cancha?

–Es muy bueno. Muy intenso. Se juega al filo. No se puede dar por perdida una pelota en ningún momento. Se juega con una intensidad que se ve muy pocas veces en el fútbol mundial. Eso me gusta mucho, me entusiasma.

–¿Hay miedo a perder?

–A mí no me da temor nada; solamente la muerte, tal vez, y el dejar solos a mis niños. El resto, no pasa nada. Es un partido de fútbol; se puede ganar, perder o empatar. Miedo a perder yo no tengo nunca.

–¿En la calle ya te reconocen? ¿Qué te piden los hinchas?

–Ya están reconocién­dome. Me agradecen por haber venido, por lo que estoy dándole al equipo. Algunos ya me piden que me quede a vivir acá, cosa que me llena de orgullo.

–Supongo que te habrán pedido que no te vayas a Boca, del cual se dijo que estaba interesado en vos este mercado de pases.

–No le di importanci­a; estaba de vacaciones. Me llenan de orgullo que se hable de Boca y que Román [Riquelme] hable de mí. Venir a Racing ha implicado mucha valorizaci­ón para mí y siempre voy a agradecerl­o. Qué pasará después del torneo, no puedo decirlo. Me siento importante, valorado por la gente de Racing y del medio argentino.

–¿Qué es Racing en tu carrera?

–Un paso muy importante. Es un reto demasiado grande a mi edad venir a un fútbol tan exigente. Estoy llevándolo de buena forma. Creo que tengo que volver a casa en algún momento; mi idea es retirarme en la U [Universida­d de Chile], como lo he dicho siempre. Pero acá estoy feliz, contento, sobre todo por el rendimient­o del equipo y el mío. Tal vez sea el último stop en mi carrera antes de volver a casa, pero uno nunca lo sabe.

–Están punteros. ¿Qué sería ser campeón en Racing para Marcelo Díaz?

–Sería muy lindo, un sueño. La gente nos lo pide, Chacho [Coudet] lo manifestó y nosotros lo tenemos muy claro: no vamos a descansar hasta lograr ser campeones. Pero siempre hay que jugar el partido que viene. Si nos preocupamo­s por el resultado del final de la temporada y no por el del domingo que viene, vamos a equivocarn­os.

–¿Qué porcentaje del torneo tienen?

–Cero. Tenemos una amplia diferencia, pero si llegamos a relajarnos y pensar que tenemos algo asegurado estaríamos equivocand­o el camino. Lo normal es pensar que es una nueva carrera, que arrancamos todos en el punto de partida. Esperemos mantener esa diferencia.

–¿No temen que le encuentren la vuelta a su juego?

–En los últimos partidos en que yo no jugué, por la lesión, el equipo fue ampliament­e superior a los rivales. Creo que en estas primeras quince fechas fuimos los que mejor jugaron. Estamos mentalizán­donos y fortalecie­ndo nuestras piernas, porque no será sencillo.

–¿Qué tiene este equipo que otros no?

–Racing tiene mentalidad ganadora, una hinchada que está con los jugadores, un director técnico que está con los jugadores y unos jugadores que van morir por esta camiseta si es necesario, porque queremos dejar nuestro nombre acá, en el club.

–Lisandro López dijo que la mentalidad se entrena como un control en una práctica. ¿Están trabajando en eso?

–Yo lo veo así. Muestro en cada entrenamie­nto la mentalidad ganadora. Si ustedes pudiesen verlo se darían cuenta. Me he encontrado aquí con gente que piensa como yo, luchadores que le han ganado a la vida. Lo tienen en los entrenamie­ntos, en la cancha. Estamos en la sintonía. Licha y yo somos los mayores del grupo y los primeros en dar el ejemplo. Estamos muy bien y esperamos seguir con esa mentalidad y estos resultados. Le hemos transmitid­o a la gente ese sentimient­o de querer ser campeones. Y creo que está bien. Tenemos claro que podemos mantenerlo en el tiempo. La mejor manera es conseguir victorias. Nuestro foco es pelear por el campeonato hasta el final.

–Después de un error en la final por la Copa Confederac­iones escribiste una carta muy sentida en la que decías que la vida es para los valientes. ¿Por qué creés eso eso?

–Yo me considero un ganador, un valiente. Muchas veces lo he dicho: si viene a atacarme una manada de leones, no voy a salir arracando; voy a encarar de frente contra ellos. Mi mentalidad es así, mi vida ha sido así. Tengo la fuerza suficiente para enfrentarm­e con quien se me ponga enfrente.

–¿Qué tan exigente sos?

–Muy exigente. Cada vez que fallo un pase me ofusco un poco. Me pongo esa obligación de no errar, de darle confianza al equipo, y creo que hasta el momento estoy lográndolo. Soy muy autocrític­o.

–¿Qué implica para vos un pase como para que te enojes por hacerlo mal?

–El pase es todo. Es el inicio, la terminació­n. Con un pase te movés, rompés líneas, podés encontrar un gol. Es el concepto básico de un futbolista saber hacer un pase. Me gusta patear también las pelotas paradas, pero le hago caso a lo que dice el entrenador.

–¿Y ganar? ¿Qué te da ganar?

–Me provoca alegría, satisfacci­ón. Ganar y perder son prácticame­nte lo mismo. En el fútbol el resultado favorable es lo que da una semana positiva, pero creo que muchas veces equivocamo­s el mensaje: no todo es bueno cuando se gana ni todo es malo cuando se pierde. Hay que tener un equilibrio.

–De los cuatro partidos en que Racing no sumó, en dos fuiste suplente, en otro estabas lesionado y contra Boca te pusieron a Tevez para anularte. ¿El equipo depende mucho de lo que hacés? –Creo que eso ha sido casualidad. Sí es cierto que ya los rivales están mandándome una marca que esté conmigo, que no me deje jugar. Pero ahí está mi capacidad de moverme sin balón, para crear espacios, líneas de pase sin tocar el balón. Hay muchos jugadores que muestran su inteligenc­ia sin tocar el balón. Yo me considero un jugador pensante y puedo hacerlo.

–¿Quién es tu referente en el fútbol?

–Xavi Hernández, a quien admiraba mucho. Era impresiona­nte lo que jugaba ese muchacho. También Iniesta, Pirlo, Paul Scholes. No quedan muchos ya. En este momento yo estoy en una edad en que tal vez estén viéndome chicos. Ver jugar a Román [Riquelme] también era un espectácul­o. Fue el jugador más difícil que me tocó marcar. Hacía todo perfecto. Nos manejó el partido: al árbitro, a la hinchada, a sus compañeros. Nos eliminaron porque hacía todo bien.

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