LA NACION

Ya rigen los cambios para agilizar el juego y se intensific­a la controvers­ia

En dominicana, el puntero discutió con un marshal por haberse avenido a una de las novedades reglamenta­rias; apoyo y críticas

- Alejo Miranda

LA ROMANA, República Dominicana.– La imagen desconcert­ó a todos. Después del hoyo 8 y hasta el 15, el mexicano Álvaro Ortiz empezó a jugar rápido y a despegarse de sus compañeros de vuelta, el peruano Luis Fernando Barco y el dominicano Juan Cayro Delgado. Esta conducta le valió una advertenci­a de un marshal, con quien discutió agriamente, agregando extrañeza a una situación que llegó a millones de hogares por televisión.

Un mes atrás, esto no habría ocurrido. La posibilida­d de jugar cuando uno está listo sin ser el golfista más alejado del hoyo es uno de los cambios reglamenta­rios que entraron en vigencia en el primer día del año, informalme­nte denominado “ready golf”. Una serie de medidas tendientes a agilizar el juego que resultan revolucion­arias menos por la forma en que cambian el juego que por producirse en un deporte muy arraigado a sus tradicione­s, lo cual generó mucho revuelo.

“El marshal nos había dado una advertenci­a porque estábamos demorándon­os un poco. Empezaron a cronometra­rnos. Lo hicieron durante siete hoyos y yo no quería que me penalizara­n, así que empecé a jugar más rápido”, se justificó Ortiz. El mexicano es el líder del Latin America Amateur Championsh­ip y hoy saldrá en el último turno con un golpe de ventaja sobre Barco y el chileno Agustín Errázuriz. Cinco jugadores, entre ellos dos brasileños, Herik Machado y Fred Biond, están entre dos y cuatro golpes atrás, todavía con chances ciertas.

“No es el escenario ideal”, dijo algo molesto el peruano Barco. Al margen de la legalidad del accionar del mexicano, la actitud de Ortiz no dejó una buena imagen.

El ready golf es uno de varios cambios, entre los cuales se destacan: ▪ la posibilida­d de ejecutar el putt en el green con la bandera puesta; ▪ se dropea a la altura de la rodilla, no a la de los hombros; ▪ reducción del tiempo límite de búsqueda de una pelota perdida, de 5 a 3 minutos;

▪ el doble golpe sin intención no tiene penalidad;

▪ tocar la arena en el búnker sin intención no tiene penalidad;

▪ se puede hacer swing de práctica en el hazard;

▪ posiblidad de dropear fuera del búnker con dos golpes de penalidad; ▪ posibilida­d de reparar todo daño en el green.

Los cambios fueron instrument­ados en conjunto por la R&A (que rige el golf en todo el mundo excepto América del Norte) y la USGA para dinamizar el juego. La mayoría de ellos afecta al golf de aficionado­s, y muy pocos, al alto rendimient­o, ambiente en el que lo que más resistenci­a ha despertado es usar el putter con la bandera puesta.

“Siento que es una ventaja. No me gusta”, dijo Barco. “No la uso, es cero profesiona­l”, opinó el venezolano Konrad Brauckmeye­r, que agregó. “Poder arreglar los spikes en el green, en cambio, está muy bien. Si no, era una ventaja para los que salen temprano.” Del otro lado, el local Juan José Guerra admitió que deja la bandera en un putt largo o en bajada en greens rápidos, como los de esta cancha, Teeth of the Dog.

Mark Lawrie, director de la R&A para América Latina, se refirió al tema: “El reglamento siempre tuvo una suerte de halo bíblico. Uno pensaba que las reglas salían del Vaticano, no de Saint Andrews. Creo que esta modernizac­ión es un paso en el sentido correcto. Queremos acercar jóvenes, que viven a otra velocidad que la nuestra, y estos cambios apuntan a que el juego se aligere y hacen más amigable el golf”.

Para algunos, alteran la esencia del juego. Para otros, se trata de una evolución. Como sea, el cambio está en marcha.

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E. Berardi / laac putt del mexicano aaron terrazas con la bandera puesta

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