LA NACION

La variable de ajuste del Gobierno

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Si se analiza el comportami­ento del consumo en los años que lleva el gobierno de Mauricio Macri se puede ver que nunca fue una prioridad: si se cumplen los pronóstico­s de la mayoría de las consultora­s privadas, tres de los cuatro años de esta gestión habrán arrojado signo negativo en este indicador. Pero puede que eso no sea casual y que, tal como opinan algunos analistas, se deba a que en el actual modelo económico el consumo sea la variable de ajuste.

Rodrigo Álvarez, director de la consultora Analytica, es uno de los que sostienen esta visión. “El consumo está siendo la variable de ajuste de este modelo. El mercado interno está sintiendo el impacto de un salario que pierde contra la inflación (que en 2018 fue de 50% en alimentos) y esto restringe la capacidad de gasto de las familias”, afirma el economista.

Por su parte, Juan Manuel Primbas, director general de la consultora Kantar Worldpanel, también pinta un escenario similar y dice que hay que olvidarse de la fiesta del consumo. “Ya no hay forma de que el consumo vuelva a ser el motor de la economía, porque no está planteado así desde el modelo actual”, opina.

De cara a lo que está por venir, tampoco queda mucho margen para imaginar una gran recuperaci­ón del poder adquisitiv­o, porque en un contexto de demanda en retracción, lo que está en juego más que la mejora del salario es conservar el empleo. “Lo que está en riesgo son los puestos de trabajo, más con una recesión que se extiende como ocurre ahora, más allá de la magra recuperaci­ón que pueda haber a partir del segundo trimestre del año”, analiza Álvarez.

A todo esto hay que sumarle un escenario en el que el Gobierno quiere mantener la estabilida­d nominal sin sustos en el tipo de cambio, porque estos terminan afectando la dinámica de la inflación y la actividad económica. “Por eso, se van a mantener las tasas altas, que cortan la posibilida­d de crédito, que es otro factor que puede impulsar el consumo”, explica Álvarez.

Además, según analistas consultado­s, se instaló la austeridad como una necesidad de estos tiempos, y eso significa que el ánimo del consumidor va a seguir deprimido. “El Gobierno no tiene muchas herramient­as para fogonear el consumo y darle la dinámica que tenía en 2017, con crédito, salarios recuperado­s y mejores expectativ­as”, dice Álvarez.

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