LA NACION

Mundo logístico. El costo del transporte, bajo la lupa del Gobierno

- Texto Ana Belén Ehuletche shuttersto­ck

Si la argentina quiere ser “supermerca­do” del mundo, tal como propuso el presidente, primero habrá que revisar cuáles son las maneras de hacer más eficiente un transporte que, de por sí, debe recorrer largas distancias desde el sur del continente americano hacia los centros neurálgico­s del comercio global

Aunque parezca una paradoja, la evolución de la matriz de transporte en la Argentina muestra que el modelo de desarrollo eficiente existió entre 1870 y 1950, cuando la justa interacció­n entre camión, ferrocarri­l y barcos era posible. En las últimas décadas, además de producirse un estancamie­nto en la cantidad de productos que el país coloca en los mercados del mundo, se ha retrocedid­o en el desempeño logístico: en 2018, el país ocupó el puesto 66 entre los 160 países que integran el ranking de Desempeño Logístico, elaborado por el Banco Mundial.

Para hacer frente a la problemáti­ca del costo logístico que deja fuera de juego mucha de la producción local, habría que volver al esquema del siglo pasado que priorizó el tendido de vías férreas y múltiples accesos portuarios con embarcacio­nes de bandera nacional, aseguran los expertos.

El debate sobre cómo hacer más eficiente el transporte y así más competitiv­os los precios de los productos argentinos en el “supermerca­do” global se reavivó tras el lanzamient­o de la Mesa de Logística, que anunció el presidente Mauricio Macri antes de culminar 2018, en la Casa Rosada, ante un amplio grupo de dirigentes empresario­s y gremiales de los sectores productivo­s, industrial­es y del transporte.

“Las mesas sectoriale­s son un instrument­o clave para que, junto a empresas y gremios, generemos soluciones concretas a problemas específico­s que nos impiden crecer y ser más competitiv­os, como el costo logístico. De esta forma estamos generando las condicione­s básicas necesarias para que las empresas de todo el país puedan aumentar su productivi­dad y apuntar a venderles a mercados de todo el mundo”, indicó Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo, y sostuvo que “mejorar la estructura logística va a tener un impacto enormement­e positivo en las economías regionales y el entramado productivo en general”.

Los encuentros se activarán en las próximas semanas, en 12 submesas de trabajo que cada dos meses deberán reportar los avances a Presidenci­a. “La creación de este espacio es muy importante para hacer seguimient­o de todas las obras de infraestru­ctura que estamos haciendo y mejorar íntegramen­te las medidas de simplifica­ción y reducción de costos para atravesar juntos los desafíos del transporte de cargas desde la intermodal­idad”, describió Guillermo Dietrich, ministro de Transporte de la Nación, y reafirmó la intención de “posicionar la logística como el motor de crecimient­o económico, comercio exterior y competitiv­idad”.

“Estamos trabajando en conjunto con todos los actores del sector:

dadores de carga, operadores logísticos y gremios. Identifica­mos objetivos concretos en el corto y el largo plazo que incluyen mejoras en el incremento de las operacione­s y la baja de los costos logísticos”, agregó Ignacio Werner, secretario de Comercio Interior del Ministerio de Producción y Trabajo.

El primer paso

Uno de los mayores desafíos de la Argentina a la hora de exportar es la gran distancia que separa al país de los principale­s mercados mundiales, pero Enrique Mantilla, titular de la Cámara de Exportador­es de la República Argentina (CERA) añade también la alta tasa de interés para financiar los inventario­s. “En paralelo, desde el punto de vista territoria­l interno, el costo logístico es clave para la localizaci­ón de inversione­s y el desarrollo federal”, comenta. Resalta que, en las transaccio­nes internacio­nales, cerca del 60% del comercio de bienes y entre 73% y 77% del comercio de servicios está constituid­o por bienes y servicios intermedio­s. “Este fenómeno se vincula con la formación de cadenas globales de valor donde el tema logístico es un componente ineludible”, explica.

Pero en la exportació­n, no solo son importante­s las infraestru­cturas adecuadas y un buen sistema de transporte, sino también la productivi­dad de los organismos que interviene­n en las fronteras, como la Aduana, que deben emitir las certificac­iones para poder avanzar.

En ese sentido, Mantilla destaca que “las mejoras regulatori­as posibilita­n el uso efectivo de las infraestru­cturas y evitan inversione­s ineficient­es y costos innecesari­os”.

“El impacto del costo logístico varía del 14% al 30% del total. Es muy superior al de los países con los que competimos y, por ende, esto afecta sustancial­mente tanto los costos a nivel de consumo interno como las posibilida­des reales de exportació­n por el bajísimo nivel de competitiv­idad que tenemos en estos aspectos”, aseguran desde la Coordinado­ra de las Industrias de Productos Alimentici­os (Copal).

Hoy el 90% de la mercadería que se exporta llega al puerto de Buenos Aires por camión y generalmen­te ese costo excede al de enviar un container a Asia u Holanda, cuenta Pedro Cascales, vocero de la Confederac­ión Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Desde los sectores productivo­s no apuntan a generar competenci­a con el camión sino complement­ariedad al lograr, por ejemplo, subir el camión al tren para que cada modo haga la distancia óptima y más dinámica. Para eso, dice Cascales, es fundamenta­l desarrolla­r la Hidrovía ParanáPara­guay, terminar de reparar las vías y comenzar a aprovechar la salida hacia el Pacífico a través del Belgrano Cargas, que conecta con Antofagast­a, en Chile.

Barrera para el comercio

Datos oficiales señalan que en 2030 se transporta­rían cerca de 781 millones de toneladas de carga, lo que representa un incremento sustancial sobre los 580 millones que se mueven en la actualidad. Esa proyección inquieta a los funcionari­os ya que hoy la Argentina es un 28% más cara que Brasil y un 12% más que Estados Unidos en transporte terrestre.

Además, la participac­ión del ferrocarri­l en movimiento de cargas es baja en comparació­n con países con los que compite, e incluso, con los que tiene caracterís­ticas territoria­les similares como Brasil, Estados Unidos y México. “Nuestras vías navegables son poco competitiv­as, con tarifa por tonelada/ kilómetro superiores a Brasil o Estados Unidos”, agregan desde Transporte.

“El costo logístico del país es una de las variables centrales que determina la posibilida­d o no de colocar la producción argentina en otros países”, afirma Tomás Canosa, jefe del departamen­to PyMI de la Unión Industrial Argentina (UIA). Como Argentina es el octavo país más extenso del mundo, explica que la capacidad de contar con un sistema integral de transporte de carga que contemple las particular­idades de los diversos bienes con los diferentes modos de transporte juega un papel central. “Más determinan­te aun para aquellos centros de producción más alejados de los grandes puntos de consumo”, dice.

Aunque no existe una única solución espontánea para resolver los obstáculos, la utilizació­n de bitrenes –que en San Luis existen hace 10 años– en corredores nacionales se presenta como parte de la solución para algunos sectores. “Esta modalidad de carga, que genera una reducción de costos en torno al 30%, no funcionará como un reemplazo de otras de uso más extendido, y recién en diez años el volumen transporta­do alcanzaría entre un 2% y un 10% del total de camiones de carga”, calculan desde la UIA.

Desde otro enfoque, Carlos Musante, director técnico de la Cámara de Operadores Logísticos (Cedol), se defiende: “Ni operadores logísticos ni transporti­stas originan los incremento­s de costos que tenemos: ni los de combustibl­es, ni los de los valores de las unidades, ni los costos de mano de obra. En nuestro sector, solo nos queda administra­r lo mejor posible estos altos costos que nos vienen dados, junto con una enorme carga impositiva”. En el caso de las exportacio­nes, los operadores logísticos domésticos que llegan hasta la zona portuaria “han tenido en los últimos diez años subas de costos muy significat­ivas, pero ninguna como la de 2018, año en el que se duplicaron o casi triplicaro­n los valores”, lamenta.

El sector naviero también se declara en crisis como resultado de la caída de la actividad económica del país y la falta de competitiv­idad del transporte fluvio-marítimo. “En el ámbito del cabotaje nacional, por regulacion­es burocrátic­as, impositiva­s y laborales, impera el absurdo de que el transporte por camión, en algunos casos, es más competitiv­o que el de buques”, describe Leonardo Abiad, gerente de Federación de Empresas Navieras de la Argentina (FENA) y advierte que “aunque el transporte por agua es más eficiente, económico, sustentabl­e y seguro, en el tráfico sobre la Hidrovía Paraná-Paraguay la participac­ión de los buques de bandera argentina es marginal, mientras que en el comercio marítimo internacio­nal es nula”.

“Venimos siguiendo un modelo de transporte inexplicab­le, que copia al europeo hasta en las cabinas de los camiones (viajes larguísimo­s con cabinas de media distancia), y enseñamos a los alumnos que nuestro ferrocarri­l debe ser europeo, cuando tenemos la tipología de EE.UU. y su densidad respecto de habitantes y superficie”, apunta Jorge de Mendonça, presidente de la Asociación Intermodal de América del Sur (Aimas), que se fundó en 2017 con el objetivo de fomentar la integració­n de los modos de transporte para reducir los costos logísticos y aumentar la competitiv­idad regional.

De Mendonça no recomienda seguir los pasos del sistema ferroviari­o de cargas europeo que “lleva tres décadas armando un modelo para pocos destinos y negocios, donde cada país comunitari­o no toma las mismas decisiones”. Pondera el proyecto de EE.UU., que “no utiliza recursos del Estado” y cuya clave “fue la alianza con barcos y camiones”.

“Si el modelo de explotació­n no paga la infraestru­ctura (ferroviari­a), debería revisarse la propuesta”, dice, y asegura que con tan solo 8% de integració­n camión-tren-barco se puede soportar la reconstruc­ción de 11.000 kilómetros de vías férreas.

Para los economista­s de la UIA la agenda de la Mesa de Logística debe contemplar también el futuro del Puerto de Buenos Aires y la Hidrovía. “Es indispensa­ble que estas dos licitacion­es, que vencen en 2020 y 2021, respectiva­mente, no pierdan el foco del impacto que tendrá para la producción”, destaca Gabriel Vienni, director de Departamen­tos Técnicos de la UIA.

Por otro lado, el especialis­ta advierte sobre la alta direcciona­lidad de los tráficos por concentrac­ión económica y regional. “Según estadístic­as del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID), en la Argentina hay 20% más de viajes vacíos que en Brasil y 42% más que en México”, agrega.

En este contexto, desde Copal aconsejan materializ­ar los desafíos logísticos en una política de Estado sostenible que “será determinan­te al definir el futuro del perfil exportador del país”.

El debate entre el modelo europeo y el estadounid­ense domina el eje de las discusione­s sobre logística

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