LA NACION

Monetizaci­ón del déficit: cambio de conducta del BCRA

- Nadin Argañaraz El autor es director del Iaraf

Existen dos vías principale­s a través de las cuales el Banco Central (BCRA) puede financiar con pesos al Tesoro nacional: la vía directa y la vía indirecta. La primera es la que habitualme­nte se conoce como monetizaci­ón del déficit fiscal, y ocurre cuando el Central le otorga pesos al Tesoro en concepto de adelantos transitori­os (deuda) o de distribuci­ón de utilidades.

La segunda tiene lugar cuando el BCRA le compra al Tesoro dólares que obtuvo básicament­e por la vía del endeudamie­nto. En este último caso el BCRA se queda con los dólares que obtiene a cambio de los pesos. Pero por ambas vías se genera emisión primaria de pesos.

Desde 2009, la asistencia del BCRA al Tesoro aumentó nominalmen­te a un ritmo mayor que el crecimient­o del PBI. Sumando ambas vías, la asistencia llegó a un máximo del 3,9% del PBI en 2017. En 2014, había sido equivalent­e al 3,6% del producto. Es interesant­e la comparació­n de ambos años. Mientras en 2014 la suma de adelantos y distribuci­ón de utilidades (vía directa) representó un 3,2% del PBI, en 2016 lo hizo en un 1,5%. Por su parte, la compra neta de divisas (vía indirecta) pasó de un 0,8% del PBI en 2014 a un 2,6% en 2017. Como puede apreciarse, si bien cambió el uso de las vías y, por ende, la calidad del respaldo de la emisión primaria de pesos, esta última siguió siendo muy elevada en términos relativos a la economía argentina.

La bomba de Lebac

Con el objetivo de evitar presiones inflaciona­rias, parte de esta última expansión monetaria fue esteriliza­da a través de la colocación de Lebac, generándos­e un crecimient­o significat­ivo del stock de ese pasivo monetario remunerado del BCRA, cuyos vencimient­os mensuales se fueron transforma­ndo en factores generadore­s de alta inestabili­dad financiera y cambiaria.

El año 2018 se inició con una fuerte emisión de pesos de parte del BCRA destinada al Tesoro, sustentada en la compra de divisas por endeudamie­nto anticipado de este. En los primeros cuatro meses la emisión acumulada por operacione­s con el Tesoro alcanzó los $202.000 millones, equivalent­e a casi el 50% del total de 2017.

Desde mayo se fue revirtiend­o la posición neta positiva inicial. Pero el último día hábil del año, el Tesoro le vendió al BCRA US$1100 millones (equivalent­es a $43.699 millones), generando sorpresa dado que durante varios meses no se habían observado operacione­s de financiami­ento indirecto.

En lo relativo a distribuci­ón de utilidades, a lo largo de 2018 el BCRA no transfirió utilidades al Tesoro. En materia de adelantos transitori­os, con el primer acuerdo con el FMI, a partir de julio se empezó a cancelar parte del stock acumulado.

Consideran­do ambas vías de emisión, a fines de septiembre el Tesoro ya tenía una posición negativa de emisión, es decir, estaba absorbiend­o pesos en vez de inyectarlo­s, como lo había hecho en los nueve años anteriores. La compra de dólares del último día del año revirtió esta situación, generando que 2018 cerrara con una emisión acumulada por parte del BCRA al Tesoro de $1284 millones, una cifra irrelevant­e dada la evidencia previa.

El dato relevante es que en el segundo semestre de 2018 el BCRA dejó de usar la “maquinita” y que además se ha comprometi­do a no usarla más. Esto traerá, en caso de sostenerse, beneficios a mediano plazo.

Si bien se está cortando drásticame­nte una dinámica de varios años, esto no implica empezar de cero a partir de hoy. Queda seguir lidiando con los costos acumulados por la indiscipli­na previa. Uno de ellos es el manejo del stock de Lebac transforma­do en Leliq (su reencarnac­ión).

En la actualidad, el BCRA transita un proceso de búsqueda de equilibrio­s muy complejo. Debe iniciar un proceso de baja más robusto de las tasas de interés, sin que ello intranquil­ice al dólar. Pero además debe lograr hacerlo sin idas y venidas, porque necesita dar pasos firmes en la línea de recuperar credibilid­ad. Debe seguir transitand­o por un estrecho sendero, donde el ritmo de cada paso es crucial y no hay un manual que lo establezca con precisión.

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